“Lucrarse con el indio”. Acumulación por desposesión del capital balear en Centroamérica y el Caribe

Idioma Español

Las principales corporaciones turísticas españolas se vinculan a las islas Baleares. Su expansión internacional se ha dirigido preferentemente al Caribe y Centroamérica con el auge del neoliberalismo durante el último cuarto de siglo. Su know how corporativo incluye la extracción del máximo lucro a partir de la explotación de la naturaleza y poblaciones locales, con la connivencia de los estados.

La lógica neoliberal tiene uno de sus puntales en el turismo. [ 1] El turismo proporciona la ilusión perdida del placer inocente con el que todos ganan. El capital y las instituciones que lo promueven enarbolan sus supuestas virtudes: “pasaporte al desarrollo” generador de riqueza –especialmente en divisas– y empleo, desmaterializado sin extracción de recursos sino prestación de servicios, de enriquecimiento cultural mutuo, fruto de la bendición tecnológica del transporte, la información y la comunicación, con el aura de la hospitalidad del aloha, paréntesis de evasión al rigor de la rutina y las normas… El sector turístico utiliza estas supuestas bondades de amuleto retórico contra el análisis riguroso y la crítica. Como también se hace con el mantra del desarrollo sostenible, se enmascara con propaganda de “responsabilidad social corporativa” y “compromiso ambiental”.

Pero el turismo muestra mejor que ningún otro producto la futilidad de cómo se nos empuja a consumir para mantener estructuras de dominio y derroche. La “necesidad” de viajar nos esclaviza, haciendo del turismo “una cadena más” (del genial El Roto), y promueve la acumulación por desposesión (David Harvey) de los “elegidos” para los que se reservan paraísos de privilegio y ostentación. Sus principales beneficiarios son las corporaciones transnacionales y los estados, con el apoyo intelectual de académicos y organizaciones internacionales acríticas como la OMC que construyen su imaginario atribuyendo el desarrollo turístico únicamente a la demanda de los consumidores.

El turismo busca aquel máximo diferencial de renta que proporcione el mayor beneficio: para su promotor a partir del potencial de uso más lucrativo del suelo mediante la desposesión de las poblaciones locales (según la concepción de la gentrificación de Neil Smith); y para el consumidor que ostenta mayor poder adquisitivo privilegiado por sus ingresos en moneda bien cotizada. Esta ventaja sólo se consigue desplazando las denominadas periferias de placer hasta las semiperiferias del sistema mundo capitalista, aunque sin abandonar la ventaja posicional de las “islas de orden y miedo en un océano de entropía y pobreza” (José Manuel Naredo).

La desregulación y la competencia entre países para atraer el capital internacional han favorecido el dumping, consistente en la venta ventajosa al extranjero para captar su inversión. Los estados empobrecidos del Sur compiten para ofrecer al capital entornos institucionales menos exigentes: con medio ambiente contaminable, recursos naturales sobreexplotables, tierras, agua y ecosistemas enajenables, población subcontratable, estatalización de los gastos de infraestructura, exenciones fiscales mediante la instauración de zonas francas de exportación o accediendo a su expatriación de beneficios (leakeage). Además, sus autoridades sucumben por desgracia y con frecuencia a la corrupción.

Un epicentro en Baleares

La historia de Baleares cuenta con capitalistas “ejemplares”, como Joan March Ordinas, quien sublimó la explicación coloquial del capitalismo al autodefinirse a Nicolás Franco diciéndole : “[...] lo que nos interesa [a los hombres de negocios] no es tener dinero, sino ganarlo” (según relato de Pere Ferrer en su novela Juan March: el hombre más misterioso del mundo). Escarrer (Sol Meliá), Barceló, Riu, Fluxá (Iberostar), Hidalgo (Globalia) , Piñero y Matutes (Fiesta y Sirenis) encabezan las cadenas hoteleras que se encuentran, por este orden, entre las nueve primeras corporaciones hoteleras transnacionales españolas en número de habitaciones en el extranjero (según el censo de hoteles de Hostelmarket, octubre de 2009). 189 de los 300 establecimientos hoteleros de cadenas españolas en Centroamérica y el Caribe pertenecen o están controlados por estas cadenas baleares.

La internacionalización empresarial española adquirió plena capacidad durante la transición al nuevo marco regulatorio neoliberal en los años 80, con el apoyo de los operadores turísticos europeos y del Estado español a la “reconquista” de Latinoamérica. La incorporación de España a la Unión Europea otorgó más ventajas geopolíticas a su empresariado. La nueva superpotencia europea (siguiendo a Ramón Fernández Durán) proporcionaba respaldo institucional al dominio financiero –especialmente con el euro–, mediático y militar. Desde esta plataforma central del capitalismo, las cadenas hoteleras transnacionales han aprovechado la globalización económica para su capitalización directa en Bolsa (en el caso de Sol-Meliá, antes apoyada por los fondos soberanos kuwaitíes), vincularse a fondos de inversion (p. e. de Iberostar mediante la creación de Orizonia Corporación junto a Carlyle y Vista Capital) o mediante fusiones internacionales (p. e. de Riu y Matutes con las alemanas TUI Travel PLC y Air Berlin). La financiación también les proporciona inversores para desprenderse de la propiedad de sus complejos turísticos, reservándose sólo su gestión, franquicia o alquiler de marca como activo de credibilidad y confianza (en palabras de Alfonso Jiménez-Martínez). Al mismo tiempo se vinculan a la promoción urbanística especulativa, mediante la asociación de sus complejos turísticos a parcelaciones de oferta inmobiliaria a través de fondos de inversión, REIT. Pero no es el urbanístico el único negocio fraudulento que acompaña al turismo, en tanto que se asocia al blanqueo de dinero negro mediante su paso por paraísos fiscales. Sus enclaves también se vinculan al narcotráfico, la prostitución, el abuso infantil, las apuestas y la delincuencia internacional (véase lo escrito junto a Ivan Murray).

Las islas Baleares les sirven de guarida oligárquica, sometiendo su democracia. Así sucedió con la “batalla de la ecotasa”, cuando los mencionados hoteleros apoyaron la candidatura de Jaume Matas, ex ministro de José María Aznar, a la presidencia del gobierno autónomo. Su campaña electoral se centró en la retirada del impuesto turístico y en la desprotección de espacios naturales (léase a Ivan Murray).

Lucrarse con el indio

Centroamérica y el Caribe reciben tan sólo el 3,1por ciento del turismo internacional. Son territorios debilitados por el imperialismo, el caciquismo, las guerras y las fronteras estatales, presa fácil del poder del capital que enajena fuerza de trabajo, suelo, recursos naturales y ecosistemas para recrear paraísos reservados a las elites –mayoritariamente del Norte– en enclaves turísticos bunkerizados. Los complejos turísticos se atrincheran en la modalidad del todo incluido, con gran capacidad de alojamiento, entretenimiento y consumo; hasta el extremo de privatizar el acceso a las playas, exclusivas para los portadores de pulseras idenficativas de la clientela.

Los países de este ámbito que más hoteles españoles acogen son: México con 117, de los cuales 67 son de cadenas baleares; República Dominicana con 82, de los cuales 50; Cuba, 65 de los cuales 48; Costa Rica 11, de los cuales 6; y Jamaica 10, de los cuales 9. Las cadenas baleares más internacionalizadas en la región centroamericana y caribeña son: Sol Meliá, aliada de la dictadura castrista con quien tiene más hoteles en Cuba (24) que en ningún otro estado del mundo excepto España; Barceló líder en la República Dominicana (11), aunque seguida de cerca por el Grupo Piñero con 9 hoteles de la cadena Bahía Príncipe en este mismo país; y Riu con 15 en México, 13 de los cuales en la península de Yucatán.

“Por un puñado de euros”

El libro Exportando paraísos (Joan Buades, 2006) recoge un exhaustivo análisis de la transnacionalización turística balear. Remitiendo a su lectura, añadiremos tan sólo algunos litigios recientes protagonizados por cadenas hoteleras baleares.

Globalia es un holding turístico vertical completo: Travelplan, Viajes Halcón –de la oferta “Curro se va al Caribe” del año 1996–, Viajes Ecuador, Aireuropa, Pepeworld, Pepecar o la cadena hotelera Oasis. Su propietario Juan José Hidalgo reubicó su sede empresarial en Mallorca. El Grupo Piñero, también balear, incluye el operador turístico Soltur, las cadenas hoteleras Hoteles Piñero y Bahía Príncipe Clubs & Resorts, y una división inmobiliaria en Latinoamérica. Globalia y Piñero perseveran en ocupar los espacios más privilegiados con sus urbanizaciones. Por ejemplo, en la República Dominicana, en detrimento de sus espacios naturales en Punta Cana o en los Parques Nacionales del Este y Jaragua. La ley dominicana de áreas protegidas fue modificada en 2004 para permitir nuevas urbanizaciones de estos grupos.

Joan Buades (2009) aporta detalles sobre la apropiación del hotel Montelimar, en Nicaragua, por parte de Barceló Corporación Empresarial. La residencia del dictador Anastasio Somoza fue estatalizada por la revolución sandinista en 1979 y convertida en hotel en 1987, mediante la inversión de 29,4 millones de dólares provenientes de ayudas de cooperación internacional. Dos años después, el gobierno liberal presidido por Violeta Chamorro optó por privatizarlo. Barceló contraofertó 5 millones de dólares a la tasación de 19, para acabar pagando sólo 3. La cadena Barceló lo explota desde 1993 y recientemente el gobierno de Daniel Ortega ha renunciado a su reclamación.

La península de Nicoya, en Costa Rica, ha sido ocupada por el capital hotelero español, empezando con el amenazante complejo de Barceló en Playa Tambor (1990) que contradice la propaganda ecoturística costaricense. La cadena Riu inauguró un nuevo hotel en Matapalo de Sardinal en noviembre de 2009. Su apropiación de los recursos hídricos, el manglar y la playa para privatizarlos ha generado una intensa lucha por los derechos de la comunidad local guanacasteca.

Resistencias ciudadanas

Parafraseando a Samir Amin, debemos comprometernos en el refuerzo del internacionalismo de los pueblos frente al cosmopolitismo de las oligarquías. Colaboraciones y apoyos mutuos entre los movimientos sociales de resistencia e investigadores críticos denuncian ya los abusos del capital. Y no sólo donde más daño hacen sus corporaciones, en este caso y por lo que al turismo de sol y playa respecta en Centroamérica y el Caribe, sino sobre todo desde donde éstas se dirigen, en las islas Baleares, donde más directamente se han experimentado las trazas socioambientales de su know how.

Macià Blázquez Salom es miembro del GIST y del GOB. Este artículo ha sido publicado en el nº 41 de la Revista Pueblos, marzo de 2009.

Notas

[ 1] El notariado de la Mallorca medieval registra los negocios más lucrativos en el tráfico de personas especialmente de los territorios islámicos. Tomamos de sus textos de mediados del siglo XIII la fórmula Lucrandum contra sarracenos. Antecedente por gentileza de Maria Carme Coll i Font.

Fuente: Revista Pueblos

Temas: Pueblos indígenas

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