Bolivia: el bloqueo cocalero en Yungas es total, por Ramiro Ramírez

No hay tregua en el bloqueo de caminos. Pese a los intentos del gobierno por dividirlos, los cocaleros de los Yungas cierran filas en torno a sus organizaciones sindicales y radicalizan sus medidas de presión que se han centralizado en Santa Bárbara, a unos 96 kilómetros del camino carretero que une La Paz con el norte del país

Miles de campesinos provenientes de diferentes comunidades de Nor y Sud Yungas han instalado en este punto un radical bloqueo de caminos que tiene varados a más de cien camiones provenientes de Caranavi, Alto Beni y otras poblaciones norteñas.

Las comunidades están en pie de lucha. Diariamente, desde las diferentes comunidades de nor y sud Yungas parten buses llenos de campesinos que van hacia el punto de bloqueo de caminos. La Radio Yungas anuncia: "El grupo de relevo debe salir al punto de bloqueo. Debe concentrarse en Santa Bárbara". La radio es un el único medio que tiene la comunidad para conectarse y organizar la protesta.

En Santa Bárbara, un reguero de piedras y troncos por el camino, contingentes de comunarios reunidos en piquetes bajo la sombra de los árboles, w'ipalas plantadas entre la maleza, son parte del escenario de conflicto. Un conflicto que es ignorado por el gobierno y que se manifiesta en demandas policías como la renuncia de los ministros de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín y de Gobierno, Yerko Kucok así como del Prefecto de La Paz, Mateo Laura.

Día que pasa y ante la sordera de Sánchez de Lozada, la ira campesina se atrinchera entorno a nuevas demandas. Ya no es sólo la defensa de la coca, del gas y el rechazo Acuerdo de las Libre Comercio para las Américas (ALCA), sino que crece el pedido de renuncia del presidente de la República, en un franco desacato al actual modelo económico y político.

Pero el gobierno no sólo intenta ignorar los conflictos, sino que juega sucio. El pasado lunes 6 de octubre, intentó romper el bloqueo instalado en Santa Bárbara utilizando para ello a campesinos vinculados al oficialista Movimiento de la Izquierda Revolucionario (MIR). Uno de ellos, Miguel Mamani, dirigente de una fracción de la federación campesina de Nor Yungas, fue utilizado por el viceministro de Desarrollo Alternativo, Marco Oviedo, para intentar vincular al principal dirigente cocalero de Sud Yungas, Franz Quispe, con un supuesto pago de viáticos por parte del Ministerio de Gobierno.

La burda jugada mirista terminó por fortalecer a Quispe quien recibió el apoyo de sus bases, mientras que Mamani fue declarado traidor al movimiento cocalero de los yungas. Quispe, junto a otros dirigentes de nor y sud Yungas lidera la resistencia de Santa Bárbara.

Los campesinos cocaleros de los yungas no están solos. Aunque el Gobierno despliega una sistemática campaña para ligar las movilizaciones con supuesto financiamiento externo, en la región yungueña los municipios, independientemente de su filiación política, han organizado una red de apoyo a los bloqueadores.

Más allá de lo que podría significar una actitud oportunista de parte de algunos alcaldes vinculados al MNR y MIR, la presión social mantiene arrinconados a los Gobiernos Municipales de los Yungas que se han visto obligados a respaldar con alimentos a los comunarios en rebelión.

Fuente: Econoticiasbolivia.com

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