Injusto, insostenible y en las sombras: Cómo las corporaciones usan las Reglas de Inversión Global para poner en riesgo nuestro futuro sostenible

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"Este informe trata de una de las armas más importantes y todavía poco entendidas, que estas corporaciones han construido para defenderse: una vasta red mundial de acuerdos de comercio e inversión internacional y un sistema de tribunales favorable a las corporaciones, diseñado para hacer valer los derechos que los acuerdos conceden a las corporaciones".

Prólogo:

Como Thomas Mc Donagh escribe en este informe, uno de los desafíos mundiales fundamentales que enfrentamos en este siglo es cómo hacer dos cosas de manera simultánea: Una es hacer posible que miles de millones de personas en todo el mundo se levanten por sí mismas de los sufrimientos de la pobreza, y la otra es evitar empujar al planeta a un precipicio que conduzca a cambios ambientales peligrosos e irreversibles. Bajo ninguna circunstancia, hacer ambas cosas sería difícil, pero también hay una serie de fuerzas poderosas que operan para hacer que lo difícil y urgente sea casi imposible. Estas fuerzas son las poderosas corporaciones internacionales que parecen programadas en piloto automático en un curso que causa estragos en nuestro medio ambiente.

Estas corporaciones -conglomerados petroleros, empresas de carbón, operadoras mineras y otras- están dirigidas por personas y respaldadas por fuentes de un capital que se mueve y cambia cada hora. Pero lo que queda de manera permanente es el conjunto de comandos programados que conducen a la toma de decisiones: maximizar las ganancias de sus accionistas y ejecutivos, incluso si ello viene a costa del daño irreversible al planeta. Sin duda, hay miles de empresas honestas en el mundo que no funcionan precisamente de esta manera; sin embargo, en el comportamiento de algunos de los más grandes, es fácil ver exactamente este tipo de programación que buscan ganancias fuera de control.

Este informe trata de una de las armas más importantes y todavía poco entendidas, que estas corporaciones han construido para defenderse: una vasta red mundial de acuerdos de comercio e inversión internacional y un sistema de tribunales favorable a las corporaciones, diseñado para hacer valer los derechos que los acuerdos conceden a las corporaciones.

Considere este escenario: al frenar ante un semáforo, dos policías en motocicletas se detienen a cada lado de usted. Un oficial le ordena avanzar en luz verde. El oficial del otro lado lo instiga para que usted siga en rojo. ¿A cuál escucha? Hoy en día muchos gobiernos están atrapados en tal posición en los debates sobre la forma de dirigir el desarrollo económico y social de su país. Desde un lado, viene la demanda de los ciudadanos, movimientos sociales y los acuerdos internacionales para adoptar un curso de “desarrollo sostenible” – un enfoque basado en la protección de la tierra para las generaciones futuras. Desde el otro lado, vienen las corporaciones globales que exigen el libre acceso a los minerales y la minería de metales, el control privado del agua, el desarrollo nuclear y otros negocios con fines de lucro.

El equilibrio de poder entre los dos, sin embargo, no puede ser más desigual. Al final, los defensores de las políticas de desarrollo sostenible no pueden hacer más que abogar, y así como los acuerdos internacionales que los respaldan, no tienen poder real. Las corporaciones internacionales, por otro lado, pueden obligar a los gobiernos, ante los tribunales internacionales de inversión, a pagar cientos de millones de dólares en compensación. En resumen, el oficial de policía de un lado no puede hacer mucho más que gritar, pero el otro puede emitir una multa muy costosa.

El resultado es un sistema que socava la democracia y constituye una muy seria amenaza para el futuro.

Durante más de dos décadas, el Centro para la Democracia ha trabajado con ciudadanos activistas de todo el mundo para ayudarles a comprender los asuntos públicos que afectan sus vidas y a influir en las decisiones públicas. Nuestro trabajo sobre las normas internacionales de inversión se inició cuando uno de los casos más significativos presentados bajo este sistema -la demanda por 50 millones de dólares de Bechtel contra los bolivianos después de la Guerra del Agua en Cochabamba- sucedió frente a nuestra puerta. El Centro para la Democracia ayudó a dirigir el esfuerzo mundial que obligó a Bechtel a abandonar el caso. Esa experiencia subrayó la forma en que algunas de las amenazas a nuestra democracia se disfrazan cuidadosamente en la complejidad y es en estos casos en que una mejor comprensión ciudadana es especialmente urgente.

El informe que está a punto de leer analiza este conflicto entre el desarrollo sostenible y las normas internacionales de inversión. En el Centro para la Democracia, creemos profundamente en el gran potencial de poder que la democracia activista siempre nos ofrece para transformar nuestro mundo. Esperamos que este informe mueva e inspire a otros a sumarse a los esfuerzos para desmantelar un sistema que está diseñado para mantener a la democracia activista fuera de algunas de las decisiones más importantes de nuestros tiempos.

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Fuente: Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero (M4)

Temas: Corporaciones

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