Declaración de La Vía Campesina: “¡solo el pueblo salva al pueblo!”

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Declaración Final de La Vía Campesina sobre la Cumbre de los Pueblos y las Negociaciones Climáticas de la ONU en Belém.

Del 10 al 21 de noviembre, en Belém do Pará, miles de trabajadores del campo de La Vía Campesina se unieron a militantes de base de todo el mundo para participar en la  Cumbre de los Pueblos hacia la COP30, un proceso de convergencia organizado por movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil para fortalecer la movilización popular por un cambio de sistema, autónoma del proceso de la Organización de Naciones Unidas, ONU.

Venimos de Brasil, Canadá, Cataluña, Chile, República Democrática del Congo, Dinamarca, República Dominicana, El Salvador, Haití, Marruecos, Nepal, Indonesia, Níger, Perú, Puerto Rico, Sri Lanka, Corea del Sur, Tailandia, Túnez, Reino Unido, Estados Unidos, Uruguay y Zimbabue.

También nos movilizamos con aliadxs en las negociaciones climáticas de la ONU en la COP30 para resistir el colonialismo verde y el capitalismo fósil. Mientras las corporaciones transnacionales y los gobiernos del Norte global utilizaron la #COP30 para expandir los mercados de carbono y otras falsas soluciones, los movimientos sociales nos unimos para construir poder popular en defensa de la humanidad y de la Madre Tierra.

La Cumbre de los Pueblos hacia la COP30

Durante la Cumbre de los Pueblos debatimos, intercambiamos, cantamos y construimos convergencia. Marchamos por las calles de Belém con más de 70.000 personas. En las diversas plenarias, debates, espacios de aprendizaje e intercambios culturales, nos reconocimos en los ríos, bosques, suelos y océanos que conectan nuestras luchas a través de las fronteras. Junto a Pueblos Indígenas, pescadorxs, trabajadorxs, mujeres, juventudes, personas de géneros diversos y muchxs aliadxs, desarrollamos un análisis común, plasmado en la  Declaración de la Cumbre de los Pueblos hacia la COP30que el sistema capitalista, patriarcal, colonial e imperialista está en la raíz de la crisis climática, y que solo la solidaridad internacionalista entre los pueblos del mundo puede salvarnos.

Esta solidaridad y el poder del pueblo fueron expresados de forma más elocuente por las organizaciones miembro de La Vía Campesina y sus aliadxs en Brasil. Demostrando el poder y el potencial de los movimientos sociales organizados para alimentar al mundo, y guiados por la brillantez y la creatividad del trabajo vital de las mujeres, nuestras compañerxs brasileñxs prepararon ¡21.000 comidas cada día durante cinco días! Llevaron 86 toneladas de alimentos agroecológicos a la Cumbre y los procesaron a través del Programa de Adquisición de Alimentos (PAA), creado especialmente para la Cumbre de los Pueblos. El Programa unió a pueblos y comunidades tradicionales, agricultorxs familiares y campesinxs de 11 asociaciones y cooperativas. Las 18 toneladas restantes fueron donadas a 9 cocinas solidarias en Pará. La economía solidaria, viva y creciente en Brasil, fue fortalecida por la Cumbre de los Pueblos y se ha convertido en una base para una mayor convergencia en este proceso autónomo de contra-COP.

Resistiendo el colonialismo verde y el capitalismo fósil en la COP30

Sabiendo que la crisis climática no puede resolverse con la lógica capitalista que la creó, optamos por resistir las negociaciones oficiales de la COP dentro de la “Zona Azul” y presentar una lógica diferente. Con nuestro  Manifiesto para la COP30 y la Declaración de la Cumbre de los Pueblos en mano, nos unimos a acciones, eventos paralelos y reuniones estratégicas para frenar el sistema agroalimentario neoliberal, responsable de más del 44% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y de incontables injusticias más. Afirmamos que la agroecología campesina y los sistemas alimentarios indígenas no solo reducen emisiones, sino que liberan nuestros territorios al poner fin a la dependencia de agrotóxicos y combustibles fósiles, detener la producción industrial abusiva de carne, localizar las cadenas de valor y construir la Soberanía Alimentaria.

En general, los resultados de las negociaciones de la COP30 fueron nuevamente increíblemente decepcionantes para los movimientos sociales y las organizaciones progresistas de la sociedad civil. Si bien vimos avances importantes para incluir un “ mecanismo de transición justa” para abandonar los combustibles fósiles, una demanda histórica de la sociedad civil y los movimientos sociales, el enfoque siguió siendo el financiamiento climático movilizado a través de bancos y del sector privado, así como la implementación de falsas soluciones como los mercados de carbono y las remociones basadas en la naturaleza, que amenazan los derechos humanos y no abordan las causas profundas de la crisis climática. La COP30 reveló de manera abrumadora que los gobiernos están negociando un acuerdo comercial, no un acuerdo climático, intercambiando bosques, océanos y tierras del Sur global por licencias para que los gobiernos y corporaciones del Norte global continúen contaminando y lucrándose con la crisis climática.

El Balance Global (Global Stocktake – GST)   se suma a la lista de fracasos, ya que los objetivos nacionales están configurados para reducir las emisiones colectivamente solo en un 12% para 2035. La COP30 no dio ninguna indicación clara sobre cómo o qué se hará para cambiar de rumbo rápidamente y mantener los combustibles fósiles en el suelo y dentro del límite seguro de 1,5°C de aumento de temperatura. En cuanto a las negociaciones sobre agricultura, aspectos específicos relacionados con soluciones basadas en la naturaleza bajo los mercados de carbono y cómo implementar la transición justa se aplazaron para ser discutidos en la próxima ronda de negociaciones climáticas en 2026. La voz de lxs agricultorxs no estuvo unida en la COP30, ya que las organizaciones alineadas con el agronegocio, con más recursos y capacidad que campesinxs y trabajadorxs agrícolas, lograron influir más en las narrativas y los resultados.

A pesar de estas desigualdades sistémicas, La Vía Campesina hizo oír su voz en la COP30. Nos pronunciamos contra la financiación climática, una herramienta de dominación imperialista que, pese a la retórica, no tiene nada que ver con llevar recursos a las comunidades que más los necesitan. Exigimos reparaciones en forma de subvenciones incondicionales, no préstamos. Mientras los bancos y el sector privado ven la COP como una oportunidad para lucrar con supuestas “inversiones” en “soluciones” climáticas, y los gobiernos del Norte buscan cualquier excusa para evitar pagar directamente las reparaciones al Sur global, luchamos por la justicia climática y por una transición justa respaldada por fondos para la agroecología que estén en manos de y al servicio de campesinxs, trabajadorxs y nuestras comunidades.

Denunciamos el  Mecanismo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés) y otros instrumentos financieros diseñados para proteger las ganancias de inversionistas por encima de los bosques y los pueblos. Afirmamos que la manera más efectiva de detener la deforestación es la demarcación y defensa de los territorios indígenas y la defensa de los derechos campesinos.

Alertamos sobre el  Compromiso Belém 4X para Biocombustibles Sostenibles, una falsa solución basada en monocultivos que no solo destruirá ecosistemas enteros, sino que podría desencadenar nuevamente una crisis alimentaria y más acaparamientos de tierras, como ocurrió con las inversiones en biocombustibles en 2007-08. Rechazamos la idea de que los biocombustibles sean una forma de energía “renovable”. Son una amenaza peligrosa para la soberanía alimentaria y la biodiversidad, y una receta para el hambre y las violaciones de los derechos campesinos e indígenas.

Denunciamos industrias que destruyen territorios y cuerpos de agua en nombre de la llamada energía verde. La intensificación de la minería para extraer litio y otros minerales usados para producir baterías y paneles solares crea zonas de sacrificio para agroecosistemas y comunidades. Denunciamos proyectos industriales de energía solar, eólica y otras energías que desplazan tierras destinadas a la producción de alimentos y generan problemas para los suelos vivos y los acuíferos.

Nos pronunciamos contra los mercados de carbono. Aunque todavía en fase de implementación, las “remociones” basadas en tierra continúan siendo promovidas mediante el Artículo 6 del Acuerdo de París como soluciones basadas en la naturaleza y remociones ingenierizadas. Estos esfuerzos de mitigación climática basados en el mercado, como la agricultura de carbono, la geoingeniería y la Bioenergía con Captura y Almacenamiento de Carbono (BECCS), son falsas soluciones que ya están impulsando  el acaparamiento de tierras y bosques, expulsando a campesinxs y Pueblos Indígenas de sus territorios e intensificando la pobreza, el hambre y la muerte prematura.

Señalamos el rol del agronegocio y de empresas alimentarias como BASF, Bayer, Nestlé y Syngenta, que ocuparon espacios formales e informales de la sociedad civil, incluso estableciendo la “ Agrizone” cerca de la COP. Más de  300 lobistas del agronegocio acudieron a la COP30 para promover falsas soluciones como la agricultura “climáticamente inteligente” y “resiliente” para lavar de verde su destrucción y acaparamiento de tierras, desplazando a las verdaderas soluciones agroecológicas. Tanto dentro como fuera de la COP30, La Vía Campesina fue clara: la crisis climática fue creada por las élites ricas del Norte global, y el Norte global tiene una deuda climática y debe reparaciones.

Expusimos la colonización y la militarización como motores clave de la crisis climática. Desde la desaparición y criminalización de defensorxs campesinxs e indígenas hasta la ocupación y destrucción de la agricultura y la soberanía palestina, insistimos en que la crisis climática solo puede abordarse de manera significativa resistiendo y construyendo solidaridad internacionalista y poniendo fin a todas las guerras y al gasto militar ahora.

Unidad y solidaridad entre los pueblos del mundo

En la Cumbre de los Pueblos y en la COP30 fortalecimos nuestros mensajes: exigimos tierra mediante la reforma agraria popular y la agroecología campesina que nos permitirá seguir alimentando a los pueblos y enfriar el planeta. Exigimos la implementación plena de la  Declaración de la ONU sobre Derechos Campesinos, UNDROP, en la gobernanza climática global y nacional, lo que nos permitirá alcanzar nuestros objetivos. Nuestras soluciones son populares y comprobadas, puestas a prueba durante generaciones y respaldadas por la voluntad del pueblo, no por campañas de marketing ni por las carteras de inversión de multimillonarios.

Nuestra fuerza proviene de la solidaridad que construimos a través de los territorios, como dice el lema de la Cumbre de los Pueblos, “¡Pueblos del Mundo: Uníos!”. La Cumbre de los Pueblos y el activismo de la contra-COP mostraron que está emergiendo un nuevo ciclo de resistencia global. Nuestra tarea ahora es conectar nuestras luchas locales en una red global de resistencia y de alternativas capaz de confrontar el sistema de acumulación que devasta la Tierra. Esta es la transición transformadora, soberana y justa que hemos defendido y fortalecido en muchos procesos de convergencia, incluyendo la Cumbre de los Pueblos y el Foro Nyéléni.

El mundo está en llamas, y solo el pueblo puede apagar el fuego.
 
Dejamos Belém con una determinación renovada. No permitiremos que el futuro del mundo se escriba en las salas corporativas incendiadas por falsas soluciones. Nos volvemos a comprometer a fortalecer nuestra lucha internacionalista para garantizar que la agenda climática sea definida por los pueblos que alimentan al mundo.

¡Reforma Agraria Popular Integral ya!
¡UNDROP en la gobernanza climática!
¡Tierra y derechos para quienes enfrían el planeta!
¡La agroecología campesina es la respuesta!
¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!

Fuente: La Vía Campesina

Temas: Crisis climática, Movimientos campesinos

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