En Latinoamérica sí hay agricultura eficiente: es orgánica y no extensiva

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Casos de pequeños productores de distintos países demuestran que es posible cultivar alimentos más nutritivos con menos recursos.

Con la curiosidad de analizar la eficiencia de la pequeña agricultura orgánica y/o agroecológica, me di a la grata tarea de visitar más de 50 sistemas productivos en diez países latinoamericanos: México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Cuba, Ecuador y Perú. Encontré que el problema del hambre y la inadecuada alimentación del que tanto se habla en Latinoamérica parece estar más asociado a la distribución, las políticas agrarias y la infraestructura que con la oferta. 

Al conversar con los agricultores, conocer sus prácticas, acompañar sus jornadas de siembra y cosecha, pude comprobar la veracidad de la teoría agroecológica de Altieri: en sistemas productivos diversos y adecuadamente cuidados, los suelos tienden a ofrecer más alimentos en el largo plazo con menos recursos de agua, tierra y mano de obra. Es decir, son más eficientes.

Así como cuando a usted se le acaba la quincena antes de que se acabe el mes y hace rendir la plata más que de costumbre, algo parecido sucede con la pequeña agricultura: con muy pocos recursos, estos agricultores alimentan a sus familias y, de paso, al resto del mundo. 

LOS AGRICULTORES ORGÁNICOS Y AGROECÓLOGOS: LOS ESTRATEGAS DEL CAMPO 

La pequeña agricultura alimenta al 70% de la población mundial con el 25% de los recursos disponibles, mientras, que la agroindustria alimenta al 30% restante ocupando el 75% de los recursos (IPDRS, 2017). Por su parte, la agricultura orgánica y agroecológica, alimenta al mundo de manera eficiente y diversa. Eficiencia, reciclar, cuidar suelos, generar interacciones y sinergias y la diversidad son los cinco principios de la agroecología (Altieri, 2011). Los agricultores orgánicos y agroecólogos de América Latina demuestran que la agricultura sustentable no es una cuestión de hippies come flores, sino que se trata de estrategas al servicio de otros para alimentarse y alimentarnos.

En Cuba, visité la Finca del Medio, ubicada en la provincia de Sancti Spiritus. En menos de 10 hectáreas la familia Casimiro, genera investigaciones e innovaciones que están transformando la manera de hacer agricultura en Latinoamérica.

Con su estudio sobre la resiliencia socioecológica de fincas familiares en Cuba, la Doctora en Agroecología de la U. de Antioquia, Leidy Casimiro demuestra que la finca familiar agroecológica cumple cuatro principios que la hacen eficiente:

Soberanía en el uso de la tecnología:

"El porcentaje de insumos externos usados para la producción representa menos del 20%. A través del manejo agroecológico, la innovación y adopción de tecnologías apropiadas para el uso de las FRE (fuentes renovables de energía, el sistema se abastece de energía en más de un 75%"
(Casimiro, 2016, p. 183).

Soberanía en alimentación:

"Producción agropecuaria suficiente para alimentar a más de siete y 10 personas por hectárea al año en proteína y en energía respectivamente"
(Casimiro, 2016, p. 183).

Soberana en el uso de energía:

"Máxima eficiencia energética con el aprovechamiento de las FRE y un uso de energía externa menor a un 30%" 
(Casimiro, 2016, p. 183)

Con alta eficiencia económica:

Bajos costos de producción y una inversión en insumos externos que represente menos del 20% de la inversión total.

A Franck Tondeur, el trabajo realizado en familia en su huerta ubicada en Condega, Nicaragua, durante los últimos veinte años lo ha convencido de que la pequeña agricultura agroecológica es la mejor manera de alimentar al mundo. Franck y su familia utilizan el método intensivo, un tipo de agricultura que recientemente ha tomado fuerza en Estados Unidos, México, Nicaragua y Costa Rica. Con este método, en su huerto que no supera la hectárea, Fanck es capaz de alimentar a 80 personas al año, con una dieta diversa que consta de más de 36 variedades distintas de frutas y hortalizas, y aporta 2200 calorías diarias, 52 gramos de proteínas y todos los minerales necesarios para llevar una vida saludable.
Además, Franck tiene en su finca un museo vivo, cultiva 217 variedades de alimentos, de las cuáles 43 variedades son frutales, con los que abastece su restaurante Gualca, través de una sana, delicia y tradicional oferta gastronómica Franck le da valor agregado a su producción y genera ingresos.

ELLOS ESTÁN ALIMENTANDO LA REGIÓN CON ESPERANZA 

En todas las latitudes de Latinoamérica existen personas que se dedican a la agricultura de manera sustentable. Estas son algunas de las historias inspiradoras que encontré en mi camino:

AgroMandala
(Fredonia, Colombia)

En el suroeste antioqueño, Isabel Cadavid le apuesta a la defensa de la biodiversidad en su bosque circular con forma de mandala. AgroMandala nació en 2014, pero ya se estaba cocinando desde mediados de 2013. Desde Agromandala se promueven formas más cercanas y conscientes de relacionamiento con la naturaleza.

Este proyecto es hogar de una apreciable diversidad de frutales, plantas medicinales, hortalizas y variedades no comerciales a manera de conservación como diferentes tipos de ñame, ajíes, tomates, aromáticas y árboles en formación.

Argelia Alta 
(Quito, Ecuador)

En la periferia de la capital ecuatoriana, un grupo de mujeres provenientes de la Sierra se pusieron en la tarea de recuperar un espacio público, lleno de escombros, para desarrollar un modelo de agricultura urbana y comunitaria capaz de generar ingresos y crear vínculos de solidaridad. Estas mujeres se reúnen cuatro horas a la semana para sembrar y cosechar, en menos de una hectárea, medicinales y hortalizas que luego venden en uno de los tantos mercados agreocológicos de la capital.  

Josefina Acosta
(Xalapa, México)

Quien se hubiera imaginado que Xalapa, la capital del Estado de Veracruz, es además la capital mexicana de la agricultura urbana. La tierra del Son Jarocho tiene un envidiable modelo colaborativo entre Estado, universidades, movimientos sociales, mercados agroecológicos y sociedad civil, articulados en la Red de Agricultura Urbana y Periurbana de Xalapa, que la convierten en una ciudad sustentable.

En el corazón de Xalapa vive Josefina Acosta, una antropóloga que cultiva todos sus alimentos en su jardín, que no supera el tamaño de media cancha de baloncesto. Josefina cultiva plantas medicinales, frutales y hortalizas. Lo único en su dieta que no cultiva es el café y el maíz. Además, tiene su propio banco de semillas y un espacio especial para plántulas.

Tierra de sueños
(Zarcero, Costa Rica) 

En dos fincas de 4 y 2 hectáreas, con un trabajador por hectárea, JJ Panigua factura medio millón de dólares al año. Trabajando la agricultura orgánica en familia, este tico tiene su propio centro de investigación de bio preparados, laboratorio, semillero y huerto, es decir nada de monocultivos. En su finca orgánica, Tierra de Sueños, habitan variedades de las que nunca había siquiera escuchado: zanahoria blanca, amarilla y morada, solo por mencionar algunas. Con 6 hectáreas los Paniagua abastecen mercados orgánicos en San José y Zarcero, restaurantes, hogares y a "Coopzarcero", la cooperativa a la que pertenecen.

¿QUÉ TAN ESTRATÉGICOS SON LOS MONOCULTIVOS Y LA GANADERÍA
 EXTENSIVA PARA ALIMENTAR AL MUNDO? 

La mayor cantidad de agua en el mundo se utiliza para la agricultura. Siete de cada diez litros, para ser exactos. De aquella cantidad, la tercera parte corresponde a la ganadería, es decir, son para el consumo de vacas, cerdos y pollos.

A su vez, gran parte del recurso hídrico se destina al forraje, la hierba que constituye el alimento del ganado (Heinrich Boll Stiftung, 2014).

La ganadería extensiva desaprovecha el espacio: se requieren 15,500 litros, equivalentes a 6.2 piscinas olímpicas, para producir un kilogramo de carne bovina. Además, esta práctica lesiona la biodiversidad debido a la deforestación y erosión de suelos que genera.

Algo similar sucede con los monocultivos que desgastan los suelos y exterminan la biodiversidad de los territorios. En este sentido, la reconocida activista Hindú, Vandana Shiva afirma que si persiste la producción orientada hacia la uniformidad y la homogeneización, se continuará desplazando a la biodiversidad. Según Shiva, la productividad y sostenibilidad es mayor en sistemas de agricultura y forestería mixtos, porque los rendimientos parciales de los monocultivos no se traducen en un rendimiento total alto del sistema productivo.

EN EL ORIGEN DE NUESTROS ALIMENTOS TODOS TENEMOS QUE VER 

Existen retos para que la pequeña agricultura, orgánica y agroecológica siga alimentando a la región. La migración de la mano de obra joven, la pésima infraestructura vial y de telecomunicaciones, políticas agrarias poco pertinentes, la ausencia de transformadores e intermediarios responsables y los altos costos de distribución, son algunos de estos retos. No obstante, podemos ser agentes de cambio realizando un consumo consciente, cuestionando el origen de nuestros alimentos.

Cuando consumimos orgánica y local nos hacemos un favor. Además, si equilibramos la balanza aumentando la demanda, incentivamos la oferta y contribuimos a que los precios bajen y sean más accesibles. No podemos perder de vista que consumir orgánico es una inversión de largo plazo, pensando en que nuestro alimento sea nuestra medicina y no al revés.

Fuente: Semana Rural

Temas: Agroecología

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