Brasil: farmacias comunitarias y promoción del cuidado local de la salud

La región conocida como el Cerrado es el segundo bioma más extenso del Brasil, abarca casi 25 por ciento del área de este país y se caracteriza por su gran biodiversidad. Es el origen de una invalorable herencia cultural de conocimientos y prácticas tradicionales relacionados con el uso de sus recursos naturales. Las plantas medicinales de El Cerrado han sido siempre utilizadas por individuos y grupos comunitarios para tratar la salud familiar. El trabajo de estos cientos de grupos es reconocido por la eficacia de los tratamientos y por la fiabilidad de los servicios que proporcionan. Además, los grupos también se esfuerzan por garantizar que todos tengan acceso a las medicinas.

En la actualidad, el Cerrado y sus habitantes enfrentan diversas dificultadas causadas por hechos como por ejemplo el desarrollo de las plantaciones de caña de azúcar para la producción de biodiesel. En este contexto, los grupos comunitarios han decidido actuar participando en redes medioambientales, con el fin de preservar y poder trasmitir sus conocimientos tradicionales, promover buenas prácticas en el manejo y uso de plantas medicinales y crear conciencia sobre las medicinas tradicionales entre quienes deciden las políticas.

Farmacias comunitarias

Varios grupos comunales de cinco estados de Brasil que trabajan en salud y medio ambiente llegaron a saber del trabajo de otros a través de varios proyectos e intercambios celebrados en el Cerrado a inicios de 2000. La Red Pacari fue fundada en junio de 2002 y en la actualidad representa a 80 organizaciones locales. Realiza muchas actividades: investigación, capacitación, intercambios, participación en movimientos sociales y medioambientales, además de abogar a favor de ciertas políticas.

Muchos de estos grupos locales producen remedios en farmacias familiares o comunitarias. La farmacia comunitaria es por lo general una estructura simple, adaptada para la preparación de remedios a partir de plantas medicinales, que está abierta al público en general. Cuenta con equipamiento básico (una mesa, un lavatorio con agua corriente y un horno) y tiene dos habitaciones, un baño y un huerto en el que crecen las plantas medicinales. Por ejemplo, Fernado y Tantinha, habitantes de Alto Vera Cruz en la ciudad de Bello Horizonte, administran una pequeña farmacia familiar. Atienden a un promedio de 90 personas por mes y producen 48 tipos diferentes de remedios utilizando más de 80 especies de plantas medicinales. Mensualmente, la farmacia familiar puede hacerlos ganar alrededor de R$ 400 (aproximadamente US$ 200).

Auto-regulación de la medicina tradicional

Estas comunidades se preocupan mucho por el proporcionar un servicio informal de salud a la comunidad, sin estar reconocidos legalmente. Temen que las autoridades locales, encargadas de regular la salud y la seguridad, puedan cerrar las farmacias, imponer multas o inclusive dar inicio a procedimientos legales en su contra. Para superar esta inseguridad, Pacari introdujo una estrategia de auto-regulación.

El primer paso fue ofrecer cursos para los practicantes de medicina tradicional, con un promedio de 200 horas de enseñanza. Como resultado de estos cursos, los grupos formularon de manera colectiva técnicas para el control de la calidad en la preparación de los remedios en las farmacias comunitarias. La estrategia de autoregulación se basa en tres criterios básicos para garantizar la seguridad: la calidad de la planta utilizada, las buenas prácticas empleadas durante la preparación del remedio y los conocimientos tradicionales documentados sobre cuáles plantas medicinales son utilizadas en un remedio determinado.

Plantas medicinales y remedios tradicionales

Para garantizar la calidad de las plantas a ser utilizadas en la preparación de remedios se necesita prestar atención a varios aspectos. Primeramente, la especie debe ser identificada correctamente. Además, es importante conocer técnicas de cultivo agroecológico, las plantas deben ser cosechadas con técnicas que garanticen su sostenibilidad y procesadas, almacenadas y transportadas sin contaminantes.

Como los grupos utilizan plantas procedentes de diversas fuentes, están formulando indicadores para evaluar su calidad, según provengan de ambientes con vegetación silvestre, sistemas agro forestales, producción doméstica o huertos orgánicos. Con este fin, se vienen desarrollando planes para el manejo sostenible de plantas medicinales en diferentes entornos y discusiones sobre la creación de reservas de estas especies para la extracción.

Los grupos también están trabajando para garantizar la seguridad y el control de calidad durante la preparación de los remedios, a través de la investigación de todos los métodos utilizados por las farmacias comunitarias. Entre los aspectos más importantes están la estructura y las condiciones de la farmacia, lo cual incluye el equipamiento y los utensilios utilizados, así como las prácticas relacionadas a la limpieza y la esterilización. Documentar la información y los conocimientos generados en una farmacia comunitaria también es un gran reto para la autorregulación, ya que se debe recolectar información sobre diversos aspectos: el número de pacientes, las principales dolencias tratadas, el volumen de remedios dispensados, el costo promedio de cada persona tratada y la cantidad de plantas utilizadas.

La farmacopea del Cerrado

Para documentar y preservar los conocimientos tradicionales se ha creado la Farmacopea Popular del Cerrado. Este libro describe, en un lenguaje simple, la ecología, manejo y utilización de las plantas medicinales del Cerrado. La Farmacopea ha sido compilada por las Comisiones Regionales, integradas por los razeiros (personas que recolectan plantas medicinales y las coleccionan), los representantes de las farmacias comunitarias, así como por técnicos. La metodología utilizada ha sido el “diálogo de saberes”, un intercambio de información y conocimientos que otorga valor a los conocimientos tradicionales como base para la investigación, que luego es complementado con información científica y técnica. Los razeiros y los representantes de los grupos comunitarios se convirtieron en investigadores populares al observar las plantas en el campo y registrar participativamente los conocimientos obtenidos.

La Farmacopea será registrada como un “Bien Cultural de Naturaleza Inmaterial”. Este es un tipo de certificación popular otorgada a algo de valor cultural que es de uso cotidiano, como la música, los festivales o el uso de plantas tradicionales. Al registrar los conocimientos de esta manera, se garantiza su conservación para las generaciones futuras. Este pedido fue hecho al Instituto del Patrimonio Cultural y Arte Nacional, del Ministerio de Cultura, que supervisa los museos y lugares de interés histórico en Brasil.

Las farmacias comunitarias se encuentran en zonas de pobreza, que sufren privaciones y exclusión social, pero el aporte de servicios básicos para el cuidado de la salud que realizan para la población de estas zonas es significativo. Actualmente, la Red Pacari está desarrollando, junto con las comunidades, una red de información para resaltar la importancia de su trabajo. A través de actividades como la preparación de la Farmacopea, que generan el reconocimiento social, la red está contribuyendo a la creación de una política nacional de salud que integre asuntos ambientales y culturales.

Articulação Pacari, Rua Planura 33, Santa Inês, 31080-100, Bello Horizonte, MG, Brasil. Correo electrónico: jaqueline@pacari.org.br

Revista LEISA

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