Uruguay, lejos de Ecuador y la Soberanía Alimentaria: vence moratoria para transgénicos, se viene la "coexistencia"

Idioma Español
País Uruguay

En el mes de julio de 2008 seguramente culminará la moratoria de año y medio que había instalado el gobierno de Uruguay para la habilitación de nuevas variedades agrícolas transgénicas además de las ya existentes como el caso de la soja, cuyos efectos ya se han mostrado devastadores en materia de empobrecimiento del suelo y desplazamiento de la producción tradicional familiar en ese país. La medida se dará a conocer pocos días después de conocer la resolución de la Asamblea Constituyente de Ecuador con respecto a la prohibición de los organismos genéticamente modificados en la nueva carta magna del país andino.

En mayo pasado Radio Mundo Real adelantaba la intención de las autoridades de gobierno uruguayas respecto a acceder a un régimen de “coexistencia” entre agricultura tradicional y transgénica. Al aproximarse el plazo en que expira la moratoria de dieciocho meses sin que se aprobaran nuevos eventos, los pronósticos se confirman, aunque a nivel oficial aún reina el hermetismo.

No obstante, el diario montevideano “Últimas Noticias” publicó el pasado 23, citando fuentes oficiales anónimas, la versión de que el gobierno ya tendría resuelto el estudio “caso a caso” de las solicitudes de autorización de nuevos eventos genéticamente modificados, una vez que caduque la moratoria. Desde el Ministerio de Ganadería y Agricultura uruguayo se entiende que la grifa "Uruguay Natural" debe ser preservada y se reconoce que en la actualidad muchos mercados en los que el país podría colocar sus excedentes de exportación están cerrados a los transgénicos, como es el caso del arroz en la Unión Europea y Estados Unidos. Según señala dicho medio “las nuevas variedades de transgénicos de origen vegetal que sean presentadas serán estudiadas en profundidad para autorizarlas o rechazarlas. La tramitación y el posterior análisis y los ensayos de rigor demandarán de dos a tres años, por lo que la presencia de nuevos eventos transgénicos en los cultivos nacionales podría surgir a partir de 2011”.

Así y todo, desde el movimiento ambientalista se apuntala la falta de una discusión amplia y profunda de este tema, remarcando que “la única vía para el Uruguay es ir por el camino de los no-transgénicos”, al tiempo que se señala que en el mundo gran cantidad de países han cerrado sus puertas a estas variedades de semilla.

En efecto, para la integrante de REDES - Amigos de la Tierra Uruguay, Karin Nansen, avalar la “coexistencia” equivale a aprobar los eventos transgénicos ya que las denominadas medidas de bioseguridad que eventualmente se adoptarían “no aseguran la no contaminación de las variedades tradicionales con las transgénicas”.

Los transgénicos están muy poco difundidos a nivel mundial a diferencia de lo que propugna la industria biotecnológica, como el caso del norteamericano Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAA), dijo Nansen ante la consulta de Radio Mundo Real. En el más reciente informe de este instituto, se habla de catorce países “mega-biotecnológicos” entre los que se encuentra Uruguay, donde existen 550 mil hectáreas de cultivos transgénicos. “En realidad esto muestra que se está cultivando muy poca superficie a nivel mundial con transgénicos y que existe un rechazo internacional a este tipo de cultivos”, reflexionó Nansen.

REDES junto a otras organizaciones de productores orgánicos como la Asociación de Productores Orgánicos del Uruguay (APODU) y la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina (RAP-AL), entre otras, decidieron abandonar el Comité Nacional de Coordinación (CNC), órgano de seguimiento del “Proyecto Desarrollo del Marco Nacional de Bioseguridad”, en funcionamiento desde mediados de 2005 y que tuvo como objetivo determinar la legislación a aplicarse sobre transgénicos.

Nansen recordó que en esa instancia se entabló un fuerte debate con las autoridades. Las organizaciones plantearon la realización de una evaluación exhaustiva de cuál ha sido el impacto de los eventos genéticamente modificados ya cultivados en el país y rápidamente plantear una moratoria para que no se siguieran aprobando nuevas especies o variedades abriéndose el espacio para un gran debate al respecto. “Lo único que realmente se cumplió fue la moratoria”, dijo Nansen, aunque sin la contraparte del debate y la propuesta, fue tiempo perdido.

En la actualidad, son tres las variedades de semillas modificadas genéticamente disponibles en Uruguay: la soja RR, el maíz Mon 810 y el maíz Bt 11. La soja RR es una variedad modificada genéticamente con el propósito de hacerla resistente al herbicida genérico glifosato. Es producida por la transnacional de origen estadounidense Monsanto, la mayor productora de semillas transgénicas del mundo, y fue introducida oficialmente a Uruguay en 1999. El maíz Mon 810 tiene una modificación genética que lo torna resistente a los ataques de insectos y también es producido por Monsanto y fue habilitado en Uruguay en 2003. Por su parte, el Bt 11 es resistente también a algunos insectos plaga, está permitido en nuestro país desde 2004 y la empresa que lo produce es la suiza Syngenta.

El uso del maíz transgénico se ha generalizado en varias ramas de la producción agropecuaria nacional. Por ejemplo, según pudo saber Radio Mundo Real, muchas de las reservas de semilla de maíz para el cultivo de verano con destino a los tambos que remiten su producción a la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole) son transgénicas. Esta empresa láctea es la principal exportadora uruguaya y tiene fuertes ambiciones de ampliar sus mercados en Europa y en el NAFTA. Ahora bien, ¿aceptarán dichos mercados que sus vacas lecheras consuman maíz cuyas consecuencias finales aún se desconocen?

Como contracara de esta situación, Karin Nansen recordó que Redes - Amigos de la Tierra viene trabajando mancomunadamente con la Cooperativa de Trabajadores Molino Santa Rosa. Se trata de una industria autogestionada y recuperada ubicada en el interior de Uruguay y que, además, es la única planta molinera que no procesa maíz transgénico.

Para Nansen si se logra mejorar la relación entre los productores familiares, la industria y los consumidores finales “estaremos encontrando un camino viable para la agricultura y la producción de alimentos en nuestro país” a través de “circuitos alimentarios locales”.

Fuente: Radio Mundo Real

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