Elinor Ostrom in memoriam

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"Hace unos días ha muerto Elinor Ostrom, hace unos meses falleció Lyn Margulis. Ambas son unas personas esenciales para el futuro de la humanidad, si es que la humanidad va a tener algún futuro."

Hace unos días ha muerto Elinor Ostrom, hace unos meses falleció Lyn Margulis.

 

La Ostrom fue nombrada premio Nobel de economía en 2009, la primera mujer que recibía este galardón, la segunda no lo recibió pero mereció tenerlo, si es que los premios pueden resaltar algo la talla de estas dos mujeres. Ambas son unas personas esenciales para el futuro de la humanidad, si es que la humanidad va a tener algún futuro.

 

Por el camino que los grandes poderes (instituciones, empresas, fundaciones filantrocapitalistas e individuos) se están marcando en la cumbre de Río+20, no hay futuro que valga. Es un porvenir que trata de cercenar los bienes comunes siendo la ruta la de aquel biólogo, Garret Hardin, que en 1968 profetizaba que la existencia de bienes comunes conduce a su extinción, por el egoísmo y la competitividad propia de la naturaleza humana. Por tanto, concluía, todo ha de ser privatizado (o en algún caso público), y ese es el camino de la llamada “economía verde” que se trata de implantar en Río: el de la valoración monetaria de la naturaleza, su apropiación (normalmente por poderosas multinacionales) y su venta

 

Ostrom estudió a fondo el gobierno de los bienes comunes y llegó a conclusiones deslumbrantes, heterodoxas, antineoliberales. Por eso su obra cumbre, El gobierno de los bienes comunes, aparecida en México en el año 2000 no ha sido reeditada hasta 2011 en el mismo país. Y en España, con una flamante industria editorial, no se ha editado nada de ella, ni apenas sobre ella.

 

Y es que estas dos mujeres han mostrado la falacia de la antropología del capitalismo. Margulis nos demuestra que desde las bacterias hasta los animales superiores los fenómenos de simbiosis (más o menos mutualista) dominan sobre los de lucha y competencia. Por eso una economía que predica el individualismo, la competitividad y la máxima ganancia o satisfacción está anclada en las ideas el siglo XIX, como no se cansa de repetir José Luís Sampedro. Si queremos imitar a la naturaleza, que es sabia porque lleva 3.500 millones de años probando y adaptándose, es necesario organizar la búsqueda del sustento en sus dimensiones materiales e inmateriales (la economía) en base a la cooperación, al mutualismo y a la modestia.

 

Ostrom lo que ha venido a ratificar es que la existencia de bienes comunes, su uso y gobierno es perfectamente posible. En una entrevista que se publicaba con motivo del Nobel decía: “Hemos estudiado varios cientos de sistemas de irrigación en el Nepal. Y sabemos que los sistemas de irrigación gestionados por los campesinos son más eficaces en términos de aprovisionamiento de agua y presentan una mayor productividad que los fabulosos sistemas de irrigación construidos con la ayuda del Banco Mundial y la Agencia Norteamericana de Ayuda al desarrollo (USAID), etc. Así, sabemos que muchos grupos locales son muy eficaces”.

 

Pero no solo se dan estos éxitos de gestión de bienes comunes en muchas experiencias recientes, sino que lo más llamativo son las múltiples experiencias que llevan cientos de años funcionando bien. Tal es el caso de la aldea de Törbel, en la región alpina de Suiza, con 600 habitantes y que gestiona los bienes comunes desde 1225. Estos afectan al 80% del territorio y en ellos coexiste la propiedad privada con la comunal, estando esta última en régimen de autogestión. Para evitar desigualdades, readjudican los derechos de pastoreo cada 10 años.

 

El caso de Filipinas, con las comunidades de riego, también es de larga duración. Hay noticias de su existencia desde 1630; en 1979 aún quedaban 686 sistemas de estos riegos en comunidad. Los comuneros reunidos en asamblea hacen sus reglas, específicas para cada lugar, eligen sus funcionarios, cuidan sus canales y deciden las contribuciones de trabajo para la colectividad de cada uno de los comuneros. Constataba Ostrom que “aún no se ha encontrado un ejemplo de un bien común que haya sufrido un deterioro ecológico cuando todavía era común”.

 

“Las instituciones que descansan sobre el concepto de ‘propiedad común’ han jugado un papel socialmente beneficioso desde la prehistoria económica hasta nuestros días”, por ello lo que se desprende por razones históricas y sistémicas es que el “ejercicio total de la propiedad privada es en la actualidad virtualmente imposible en un contexto de ecosistemas” , como nos recuerda Aguilera Klink en la obra reseñada.

 

La clave está en la respuesta social a la pregunta que nos hace Federico Aguilera, uno de los pocos economistas patrios que ha reconocido como merece a la Ostrom, y que dice así: “¿Tendremos alguna vez la inteligencia (intelecto más afecto) para atrevernos a pensar y actuar en términos de Recursos de Propiedad Comunal Planetaria, tal como lo hacen muchas culturas “pobres y atrasadas” como muestra Ostrom desde hace tiempo?”

 

Por ahí va un futuro con “futuro”: de la mano amorosa de estas dos lumbreras:

 

Lyn Margulis y Elinor Ostrom.

 

Elinor Ostron y Lyn Margulis.

 

Que en su merecido descanso no dejen de iluminarnos.

 

Notas:

 

1- Puche, P. (2011), “Lyn Margulis” en EcoPortal

 

2- Puche.P. (20119 “El pelíkano ciego. Acerca de los bienes comunes”, El Observador, 14 de julio En Revista El Observador

 

3- Aguilera, F., coord. (1992), La economía del agua, Ministerio de Agricultura. pp.364 y 368

 

4- Aguilera, F. (2009), “Una nota sobre la Nóbel de Economía Elinor Ostrom”, en Revista de Economía Crítica, nº 8, segundo semestre, p 7

Paco Puche
moc.liamg@ocap.ehcup

Temas: Biodiversidad

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