Lo comunitario: una gran laguna en las leyes

Al hablar de los derechos indígenas y de los derechos de propiedad intelectual, lo primero que tenemos que reconocer es que los pueblos indígenas de México y del mundo hemos hecho un conjunto de reivindicaciones y exigencias que tienen que ver con la totalidad de la vida misma, que cuestionan la realidad entera, y un conjunto de demandas que tiene que ver con soluciones integrales. Y en este aspecto tenemos que mencionar necesariamente la cuestión de la propiedad intelectual. ¿Dónde está el sujeto, quién es el sujeto, quién es la persona que debería de ejercer eso visto desde los pueblos indígenas? Ese sujeto no existe en la legislación nacional, ni en la estatal, tampoco existe en la legislación internacional. Recordemos que uno de los últimos debates que se han dado en el contexto internacional ha sido precisamente en torno al concepto de pueblos indígenas. Si no somos reconocidos en estos órdenes y niveles, difícilmente lograremos ejercitar nuestros derechos

Un segundo problema es el consentimiento, previamente informado, de las comunidades. Me pregunto cómo va a existir, si precisamente uno de los derechos fundamentales que se niegan a los pueblos indígenas es la libre determinación y la autonomía. Hemos dicho que queremos ejercer libremente nuestras decisiones en el orden comunitario, municipal y regional. Cómo se puede concebir un mecanismo de consentimiento para que los pueblos puedan tomar una decisión, si se nos niega lo más elemental.

Lo mismo pasa en cuanto al espacio físico donde están los elementos naturales, culturales y biológicos. Cómo vamos a protegerlos, conservarlos y fortalecerlos si se nos niega el derecho al territorio. En las últimas discusiones alrededor de la reforma constitucional aprobada por el Congreso de la Unión, uno de los temas ausentes fue el del territorio, que sin embargo representa una de las reivindicaciones fundamentales de nuestros pueblos. Cómo garantizar el desarrollo, la protección, la conservación de esos recursos, que están allí, vivos en nuestros pueblos, si se nos niega algo tan elemental como el derecho al territorio. Y con esto trato de ligar los derechos indígenas con los "derechos de propiedad intelectual".

Y finalmente, un asunto que debe ser preocupación de todos: qué importancia tienen los recursos naturales en el marco de una sociedad con mentalidad colonizada (incluidos los indígenas), donde nuestra lengua no vale y nuestros valores deben permanecer ocultos. Nuestros conocimientos no son considerados conocimientos ni saberes, son brujería.

Creo que es una cuestión que debemos meditar. Cuando hablamos de propiedad intelectual nos referimos a los conocimientos, el pensamiento, la sabiduría, los valores de nuestros pueblos, y en este sentido tendríamos que revisar y reconceptualizar conceptos. Por ejemplo, el de propiedad. ¿Existe en el corazón, en la mentalidad de nuestros pueblos? ¿Es algo que existe, así, en las montañas, en nuestras prácticas cotidianas? Eso lo debemos responder los mismos indígenas. Latierra (territorio, recursos naturales), lo hemos señalado un sinnúmero de veces, es nuestra madre; ella nos amamanta, nos da vida, nos cobija cuando morimos. La tierra es vida; es como otro ser humano más. Para nosotros la tierra no es un objeto y en este sentido, ¿podemos hablar de apropiación de algo tiene vida, que es igual a nosotros, que siente?

La tierra es de todos, o sea de nadie en particular

Desde el punto de vista indígena la tierra y el territorio no son un objeto, una cosa, existe como un ente vivo. En todo caso lo que hay es una relación mediante el trabajo y nuestra religiosidad. Por eso pido muy respetuosamente que cuando hablemos de derechos indígenas y de derechos de propiedad intelectual también asumamos una posición crítica y revisemos el concepto de propiedad, si acaso puede ser aplicado a nuestros conocimientos, a nuestros valores, a nuestros recursos naturales y biológicos. ¿No existe otra palabra aplicable en este sentido? Debemos revisarlo precisamente porque arrastramos una tradición de colonización mental, no sólo en las ciudades, en los centros académicos; también en nuestras comunidades.

La base del pensamiento y la acción indígena es fundamentalmente lo que hemos llamado comunalidad, lo que se relaciona con la vida comunal, el trabajo comunal, el poder comunal, la fiesta comunal. Todo eso también deberá ser valorado y reconocido no sólo por la ley sino por las instituciones del Estado.

La primera responsabilidad en relación con nuestras tierras, nuestros territorios, recursos naturales, valores y conocimientos parte de nosotros mismos, de los propios pueblos y comunidades. Las organizaciones indígenas tendrían que estar impulsando procesos de concientización y reflexión que permitan, desde la base, discutir estas cuestiones. En todas las regiones indígenas hemos visto que en relación a nuestros saberes hay broncas: llegan antropólogos, etnobiólogos, personas ligadas a instituciones académicas, con sentido de caridad o solidaridad y nosotros proporcionamos la información, pero no sabemos a dónde llega. No sabemos qué uso tiene esa información.

Necesitamos "bajar" esta reflexión a nuestras comunidades y regiones, para hacer conciencia de que no sólo nuestros valores, no sólo nuestros conocimientos tienen vital importancia, sino también todos nuestros recursos naturales, nuestros recursos biológicos, que están allí en nuestras montañas y en nuestros ríos. La primera responsabilidad es nuestra.

Otra responsabilidad muy importante, ya entrando a terreno de lo formal, es que debemos precisar estos asuntos en nuestros estatutos comunitarios o comunales. El estatuto comunal es un instrumento jurídico, autorizado en la legislación nacional, el cual podríamos utilizar para preservar y desarrollar nuestros recursos naturales, y también para acrecentar y valorar nuestros conocimientos tradicionales.

Una tercera cuestión es el reconocimiento jurídico. En este terreno tenemos que seguir insistiendo por qué tenemos una legislación nacional e internacional ausente. En este sentido, el avance más importante es quizás lo que se ha venido discutiendo en el seno de las Naciones Unidas: el famoso proyecto de declaración de los derechos de los pueblos indígenas. Tenemos que retomar con mayor fuerza la discusión, pero a nivel federal, porque recordemos que tenemos una reforma constitucional que no está legitimada. Debemos seguir trabajando para conseguir una legislación que sea aceptable para nuestros pueblos.

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