Candela Ahumada

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Cuanto más cerca de las zonas donde se aplican pesticidas viven o trabajan las personas, mayor es su riego de padecer enfermedades asociadas a intoxicaciones crónicas. Así lo demuestra un estudio del Instituto Superior de Estudios Ambientales (ISEA) de la UNC, a partir de un trabajo de campo realizado en la localidad de Morrison, en el sureste del territorio provincial. Entre las afecciones más frecuentes se ubicaron las de tipo ocular, las cutáneas y los dolores de cabeza. También se detectó una elevada proporción de recién nacidos con bajo peso y de nacimientos antes de término.

Argentina: la peligrosa cercanía a los campos fumigados