La OMC, en todas las sopas

"Nuestra única expectativa es que se pueda descarrilar y frenar a la OMC. Nuestra demanda es que los temas de agricultura tienen que salir de la OMC. La alimentación no puede ser un tema de comercio"

"Lo local, la única salvación posible"

Peter Rosset, co-director de Food First/The Institute for Food and Development Policy (Estados Unidos)

Para acabar con la pobreza hay una sola receta: desarrollo de la economía local que genera trabajo donde la gente vive, que utiliza recursos que están a la mano de las personas y donde las ganancias circulan en la economía local y generan más trabajo. Es la única receta. La OMC, el ALCA y el TLCAN son un juego de reglas que básicamente prohibe el desarrollo económico local, que no permite que la ganancia circule en la economía local, sino que hace que la ganancia salga. Si todos los restaurantes fueran de fast food, como McDonald’s, gran parte de las ganancias se iría a Estados Unidos, y no se generaría ningún trabajo adicional en México, más que los 10 pesos por hora de los que trabajan en McDonald’s. En cambio, si todos los restaurantes fueran de gente de la misma comunidad, conforme obtienen ganancias, compran o construyen algo en la misma comunidad y generan más trabajo y desarrollo.

(En las escasas ocasiones en que) los gobiernos han hecho algo positivo, han promulgado leyes que dan prioridad a lo local sobre lo extranjero. Por ejemplo, si el dueño es local, paga menos impuestos o los extranjeros no pueden ser dueños de más de 50% de una empresa. Estas formas de favorecer a lo local están prohibidas bajo la OMC. No se puede favorecer a un agricultor local sobre una agroindustria de otro país, no se puede favorecer a una compañía local de construcción sobre una de Estados Unidos, no se puede favorecer la industria nacional de nada.

Y como (las empresas que no son locales) son más grandes, tienen más capital, van a invadir, como ya lo están haciendo y se van a llevar todo. Es como permitir el saqueo de lo local, cuando lo local es la única salvación posible.

"La diferencia entre la vida y la muerte"

Walden Bello, profesor de la Universidad de Filipinas y director ejecutivo de Focus on the Global South (Filipinas)

La OMC es un cuerpo cuyas regulaciones y reglas están arriba de las legislaciones nacionales. Una vez que un país está de acuerdo en ser parte de la OMC, debe cambiar su legislación nacional para que sea consistente con las reglas de la OMC. La política de “contenidos locales” (sobre cuya base algunos países asiáticos construyeron sus industrias –consiste en demandar que con el tiempo se incremente el número de componentes en un proceso industrial que provienen del país) y la mayoría de las demás restricciones al comercio para la industrialización ahora son ilegales bajo la OMC. Todos estos mecanismos, como los que protegían a los agricultores, ahora están prohibidos. Las regulaciones ambientales son vistas por la OMC como un impedimento al comercio y también son ilegales. Los derechos de los trabajadores que se perciban como restrictivos del libre comercio también pueden ser prohibidos o cambiados; hasta los derechos constitucionales pueden ser modificados.

La OMC puede parecer muy distante, pero es una institución muy poderosa porque (cada miembro) necesita ajustar sus leyes a las reglas de la OMC. Es una muy poderosa institución con un amplio rango de impacto en la vida de la comunidad. Una vez que eliminas las cuotas en el maíz, por ejemplo, estás creando problemas para tus agricultores. Los acuerdos de la OMC pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para los sectores agrícolas.

"Todo hay,¿qué cosa vamos a necesitar?"

Florencio Alarcón, diputado quechua, presidente del Consejo Educativo de la Nación Quechua (Bolivia)

No podemos aceptar la imposición de las transnacionales porque nos quieren romper nuestros conocimientos del comercio. Nosotros sabemos cómo comercializar. En el mundo indígena, cuando no hay plata igual se puede vivir porque los productores del trópico, de las tierras bajas, intercambian con los de las tierras altas, en nuestro idioma quiere decir “chalaco”, intercambio de producto a producto, los que producen papa van a la feria e intercambian con los que producen maní, y así. No se necesita moneda, eso está vivo en Bolivia. Es una fiesta cultural, todo es “chalaco”.

Se usa moneda en la ciudad, tiene sus espacios donde tiene que funcionar “chalaco” y espacios donde funciona moneda.

La moneda no tiene valor. El campesino, año tras año, se está volviendo más pobre porque los productos (agrícolas) son muy baratos, no hay cómo alcanzar los productos artificiales... ¿cómo le llaman?... los industrializados, cada día suben a base que sube el dólar, pero los productos agrícolas de los pequeños productores indígenas están bajando más bajo bajo bajo. Por eso han optado que la moneda es diablo, nos puede hacer enloquecer. De productor a productor no hay ningún problema, nosotros en Bolivia ten

emos sal, tenemos jabón, todo hay, ¿qué cosa vamos a necesitar? No pueden morir de hambre. Pero en la ciudad, si no trabajas, si no tienes moneda, ¿qué vas a hacer? Tienes que morir. Por eso hay violencia.

"La peor crisis desde la depresión de los treinta"

Terry Boehm, vice presidente de la National Farmers Union (Canadá)

El acuerdo comercial entre Estados Unidos y Canadá nos ató respecto a cómo escogemos conservar nuestros recursos energéticos. En vez de que las decisiones se tomen con bases éticas, políticas, todo se determina por el comercio, por la OMC definiendo qué está permitido. Y ahora vemos a la OMC hablar de comercio y servicios. Así, cosas como la educación, los servicios de salud, que siempre fueron determinados a nivel local, ahora son productos; hasta la naturaleza es un producto... La situación del ciudadano promedio se deteriora a pesar de la promesa de que la OMC beneficiaría a la economía de todos. Está pasando lo opuesto: la gente está perdiendo sus granjas, perdiendo sus empleos, trabajando más duro para ganar lo mismo, cada vez hay más trabajadores pobres en Canadá que acuden a los bancos de alimentos.

Necesitamos despertarnos y preguntarnos, ¿es nuestro gobierno democráticamente electo el que determina cómo funcionan nuestra economía local y nuestras instituciones sociales o somos controlados por una OMC que pone el control de casi todos nuestros recursos en manos de las multinacionales?

En el acuerdo Canadá–Estados Unidos, el Canadian Wheat Board –comercializa y exporta granos y ha sido benéfico para los agricultores– ha estado bajo el ataque de Estados Unidos, que ha interpuesto disputas comerciales en 10 ocasiones. Y ahora Estados Unidos apela a la OMC para que elimine este llamado “organismo estatal de comercio” –no es un organismo estatal de comercio, es un colectivo de granjeros que tiene la capacidad de imponer precios para los granjeros canadienses.

Los granjeros dicen, entramos (en el tratado Canadá-Estados Unidos) pensando que nos podríamos beneficiar, hemos triplicado nuestras exportaciones y, sin embargo, nuestros ingresos netos agrícolas han bajado hasta ser casi ser negativos. Así que uno duda de toda la filosofía del comercio: se nos inculca que creamos que nos beneficiamos si exportamos y vendemos más, pero la realidad es que no nos beneficiamos. Las multinacionales introdujeron enormes cantidades de granos para deprimir los mercados domésticos, así le hace Cargill con la canola. Hay muchos granos que están en su más bajo nivel de precios en la historia. Estamos presenciando la peor crisis de ingreso granjero desde la depresión de los treinta. Estamos perdiendo granjeros a un paso acelerado. Canadá tiene una de las extensiones más grandes de tierra en el mundo, y sólo 300 mil granjeros. Los jóvenes ya no se dedican a la granja. La edad promedio de los granjeros está arriba de los sesenta años.

"Control a través de los transgénicos"

Carlos A. Vicente, responsable de información y redes para América Latina de Acción Internacional por los Recursos Genéticos (GRAIN)

Para nuestros países en el cono sur, sobre todo Brasil y Argentina, la liberalización del comercio está muy centrada en la liberalización de la agricultura, controlar el campo para producir aquello que estratégicamente les convenga a Estados Unidos y sus empresas. En el cono sur, principalmente intentan controlar a través de los trangénicos, de los derechos de propiedad promovidos fuertemente por la OMC. La OMC es el espacio donde Estados Unidos establece la lucha por la introducción de los transgénicos, impidiendo que cualquier país ponga barreras.

A través de los TRIPS (derechos de propiedad intelectual ligados al comercio) se quiere imponer reglas de propiedad intelectual en todo el mundo y hacer que la agricultura quede controlada por las grandes multinacionales.

El discurso de la Unión Europea y Estados Unidos es de libre comercio y quitar subsidios, pero los países que más subsidian a sus agricultores son Estados Unidos y la Unión Europea. Argentina, como Brasil, juega un rol importante en pedir que quiten sus subsidios para poder comercializar libremente. Esta discusión, que tiene estancados los avances en la OMC, no es significativa para nuestros pueblos porque para Argentina, que Estados Unidos baje aranceles y subsidios significaría poder entrar en un mercado que favorecería solamente a quienes están produciendo soya y otros granos para exportación, pero para nada beneficiaría al resto de los argentinos. Al contrario, cuanto más se desarrolla el mercado agroexportador, más deterioro para las economías regionales, los pequeños agricultores y la soberanía alimentaria. Nuestra única expectativa es que se pueda descarrilar y frenar a la OMC. Nuestra demanda es que los temas de agricultura tienen que salir de la OMC. La alimentación no puede ser un tema de comercio.

La felicidad más grande: cosechar

Francisca Rodríguez, Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, (Chile)

La OMC no es un organismo que cautele los intereses de los pueblos. La OMC es un espacio de los grandes del capital, que lo que está cautelando es cómo el capital cada vez obtiene mayor ganancia. Pero en el caso de la agricultura, hay algo que no pueden eludir: hay una inmensa reserva en manos de los campesinos indígenas que es lo que nos permite resistir. Hay un mundo que lucha por no dejar de ser campesinos, es un oficio que arranca de nosotros, que no está sujeto a las grandes empresas. No hay felicidad más grande para uno que cuando saca la cosecha. Ni siquiera piensa uno si va a tener buen precio o no, lo primero es sacar una buena cosecha. Después pensamos en lo que hay que recuperar y nosotros no pedimos ni más ni menos que lo que corresponde a nuestro trabajo.

No es posible que cumplamos con esa enorme función de producir los alimentos de la población de nuestros países sin que los gobiernos aporten y devuelvan, porque hay que devolver al campo los sacrificios que hace. Si un país realmente va a ser soberano, tiene que defender sus recursos naturales, su agricultura y la cultura.

Las grandes decisiones se toman en otra parte

Lorenzo Muelas, ex senador guambiano (Colombia)

A nosotros, como agricultores, esto de la apertura, de la globalización nos afecta mucho. Con la globalización, con los productos subsidiados de los países desarrollados, el costo de producción es muy alto porque nosotros no tenemos ningún subsidio. El gobierno no nos da ningún incentivo, no podemos competir con productos que tienen alto grado de apoyo, como en el caso de Canadá, Estados Unidos, países desarrollados que tienen subsidios y tecnología muy alta frente a nosotros que a veces sembramos con técnicas muy rudimentarias.

Las grandes determinaciones que nos afectan no se toman ni siquiera en el gobierno de Colombia, ni en el Congreso en Colombia, sino en Estados Unidos. Desde allí ordenan y en nuestro Congreso simplemente ratifican la orden del BM, FMI, la OMC.

¿Qué mundo queremos?

Starhawk y Lisa Fithian, Root Activist Network of Trainers (Estados Unidos)

¿Queremos un mundo donde podamos tener algo de injerencia en lo que nos pasa, donde nuestras comunidades tengan algo de control sobre sus recursos; donde apoyemos a los granjeros familiares y las culturas tradicionales y donde la gente coma la comida que creció en la región donde vive? O ¿queremos vivir en un mundo donde absolutamente todo es terreno para las ganancias corporativas y toda regla y toda institución está torcida para servir las ganancias de una muy pequeña elite que cada vez se hace más pequeña?

Patentar la vida

Aldo González, Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (México)

El acuerdo que tiene que ver con la propiedad intelectual relacionada con el comercio, TRIPS, es un mecanismo que la OMC ha impuesto a los países menos desarrollados para que puedan establecer contratos con las grandes compañías transnacionales de manera directa y de esa manera hacer que la biodiversidad que se encuentra en las comunidades indígenas pueda ser patentada, utilizada de manera exclusiva por empresas que tienen que ver con la producción de medicamentos y alimentos. Los TRIPS son un mecanismo para facilitar la transferencia de recursos que existen en las comunidades indígenas hacia las transnacionales.

"Derecho a no migrar"

Alberto Gómez, Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (México)

Tenemos derecho a seguir siendo campesinos, derecho a no migrar, derecho a la alimentación, derecho a la soberanía ambiental.

Los pequeños productores hemos resistido los impactos del libre comercio a nivel mundial y del TLCAN. Se está tentando contra nuestro derecho a producir, a existir.

Un puñado de grandes empresas transnacionales son las que están controlando la circulación de alimentos, las que están diseñando un modelo de agricultura industrializada en el mundo. Son la punta de lanza de un orden internacional que no incluye a los pequeños agricultores.

"Los alimentos no son mercancías"

Rafael Alegría, secretario operativo internacional de Vía Campesina (Honduras)

La soberanía alimentaria implica no sólo el derecho a comer sino el derecho a producir nuestros propios alimentos, el derecho al respeto a nuestras propias políticas agrícolas, el respeto a nuestra diversidad cultural y de consumo. “Fuera la OMC de la agricultura y los alimentos” es nuestro lema porque los alimentos no son mercancías, son vida, y la vida no puede patentarse ni ser regulada por la Bolsa de Valores.

Fuente: La Jornada, México

Comentarios