Carbono de sangre: cuando el ‘greenwashing’ de Netflix y Meta expulsa a un pueblo de su tierra

Idioma Español
País África
Foto: Los pastores de Kenia son nómadas y autosuficientes pero, según Survival, el proyecto de NRT hace peligrar su modo de vida. © Beckwith & Fisher

El plan es calificado por sus promotores, Northern Rangelands Trust (NRT), como “el proyecto de eliminación de carbono del suelo más grande del mundo hasta la fecha”. Se llama  Proyecto de Carbono de Pastizales del Norte de Kenia (NKRCP, por su siglas en inglés) y, en teoría, hará que se almacenen 200.000 toneladas anuales de carbono en los suelos de dos millones de hectáreas del país del este africano. Eso supone que se eliminarán “600.000 toneladas de gases de efecto invernadero equivalente a CO2 por año”, según la empresa certificadora de créditos de carbono Verra.

Basado en la creación de sumideros de carbono permanentes mediante la modificación de las prácticas de pastoreo tradicionales de las comunidades indígenas locales —actividades que, según los promotores, degradan la tierra—, el plan de NRT ha obtenido al menos 4,5 millones de créditos en los mercados de carbono internacionales. Según la ONG Survival, estos han supuesto no menos de 21 millones de dólares estadounidenses, aunque podría ser más del doble. Es un dinero que ha permitido a varias multinacionales “compensar” sus emisiones contaminantes mediante el almacenamiento de carbono en los pastos del norte de Kenia. Entre ellas se encuentran Netflix, que compró 180.000 créditos; el holding británico NatWst Group, con 120.000; Meta Platforms (propietaria de Instagram, Whatsapp y Facebook), con 90.000; o el grupo francés de artículos de lujo Kering, con 75.000.

Lola Rama: “Los pueblos indígenas, aunque representan el 6% de la población, protegen en sus territorios el 80% de la biodiversidad del planeta”

El problema es que lo que se vende como una iniciativa en beneficio de la población local, la biodiversidad del área y la salud del planeta, puede no ser tan beneficiosa. Según una investigación de Survival International, la iniciativa plantea “importantes dudas sobre la credibilidad de las afirmaciones del proyecto”, así como sobre su posible impacto en los derechos y en los medios de vida de los pueblos indígenas que habitan la región.

Derechos humanos y fraude climático

NRT gestiona 43 de las 160 conservancies —reservas de vida salvaje privadas y/o comunitarias que ocupan el 11% del país— existentes en Kenia. Son territorios donde  el Servicio Keniano de Vida Silvestre (KWS), el ente público que controla la práctica totalidad de los 23 parques nacionales y las 28 reservas nacionales del país, cede a las organizaciones privadas y comunitarias la gestión del espacio en un país cuyo 10% del PIB depende del turismo de naturaleza.

Mapa extraído del proyecto de carbono de NRT con sus diferentes ‘conservancies’.

NRT y el proyecto NKCP están fundados por Ian Craig, cuya familia —colonos a los que la Corona británica entregó grandes extensiones de tierra keniata en 1922— convirtió en los años 90, tras una crisis del sector, su hacienda ganadera de 25.000 hectáreas en su primera conservancy: la Lewa Wildlife Conservancy. Se trata de un santuario de vida salvaje explotado turísticamente que alberga ejemplares de algunas de las especies más icónicas del este africano, entre ellas leones, leopardos, rinocerontes, elefantes o búfalos. Desde entonces, las conservancies de NRT se han expandido y reciben financiación de donantes que van de la agencia para la ayuda al desarrollo de los Estados Unidos (USAID) hasta la UE o grandes ONG medioambientales como The Nature Conservancy y Space for Giants.

Un trabajo publicado en Science y realizado por un equipo de la Universidad de Cambridge sostiene que solo un 6% de los créditos concedidos está vinculado con reducciones de carbono reales

En los últimos años, sin embargo, una serie de estudios han vertido acusaciones de fraude medioambiental y violación de derechos humanos contra NRT. Un informe del Instituto Oakla nd ya alertó en 2021 que este ente, en colaboración con el KWS, “desposee de sus tierras” a las comunidades locales de pastores y “despliega unidades de seguridad armadas involucradas en graves abusos de derechos humanos”. Asimismo, el trabajo asegura que NRT también participa en la gestión de los pastos y la comercialización del ganado, lo que, según testimonios de las comunidades afectadas recogidos por la investigación, “le otorga un nivel de control que supera incluso al del gobierno de Kenia”.

Ahora, una investigación de Survival International profundiza en la documentación de las violaciones de derechos humanos contra las poblaciones que habitan ancestralmente estas tierras y duda de la capacidad de almacenaje de carbono de la que el proyecto alardea. 

Falta de fiabilidad

“El proyecto se basa sobre una idea falsa: no hay ninguna documentación que demuestre que los pastores nómadas arruinen el suelo”, señala Fiore Longo, investigadora de Survival que ha pasado temporadas con las poblaciones afectadas para recoger información para el informe. Tal como explica, las conservancies de NRT rompen los sistemas tradicionales de pastoreo de los pueblos Borana y Samburu, reemplazándolos por un sistema centralizado con más similitudes a la ganadería comercial. Es algo que, según Survival, “podría poner en peligro los medios de subsistencia y seguridad alimentaria al exigir que el ganado permanezca dentro del área del proyecto e interrumpir o prevenir las migraciones posteriores a las lluvias durante las sequías estacionales”, períodos secos que la crisis climática está acentuando.

La investigación pone en duda asimismo las cualidades de retención de carbono del proyecto, sumideros que surgirían teóricamente al modificarse las técnicas tradicionales de pastoreo, haciéndolas más funcionales y permitiendo que el pasto crezca y retenga carbono en el suelo. Bajo el epígrafe Proyecto 1468, la empresa certificadora y comercializadora de créditos de carbono Verra verifica la supuesta retención de carbono. Sin embargo, desde Survival International aseguran que “no existe evidencia empírica extraída de una evaluación directa o datos de que el supuesto pasto rotativo planificado resulte más beneficiosa para la acumulación de carbono en el suelo que el patrón tradicional de gestión de la tierra por parte de pueblos pastores”.

Con un protagonismo creciente, los mercados de créditos de carbono han ido ganando peso en los últimos encuentros climáticos

La falta de fiabilidad y el cuestionamiento en los sumideros de carbono en los que se basan los mercado de créditos de carbono internacionales —hoy voluntarios pero con grandes probabilidades de hacerse mucho más presentes en el comercio global— es una denuncia habitual. Un trabajo publicado en Science y realizado por un equipo de la Universidad de Cambridge sostiene que solo un 6% de los créditos concedidos está vinculado con reducciones de carbono reales. La poca fiabilidad de los mecanismos de validación de Verra fue una de las conclusiones del equipo investigador, que estudió 18 proyectos del Programa de las Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REED+).

“Los pastores nómadas ya están afectados por la crisis climática y ahora están también afectados por las supuestas soluciones a las crisis climática”, denuncia Fiore Longo, quien añade: “Estos créditos de carbono no valen para nada pero permiten a Meta, Netflix o Kering seguir emitiendo y poner en su sitio web ‘vamos a ser net zero [neutralmente climáticos] en 2030’”.

Mercados en el punto de mira

A pesar del apoyo de algunas grandes organizaciones medioambientales internacionales, los mercados de carbono son blanco de las críticas del movimiento ecologista. “Cada vez más países están detrás de un falso discurso en torno a las metas ‘cero neto’, que pretenden permitir un incremento de las emisiones bajo la falsa promesa de compensar mediante la especulación con los bosques o las falsas promesas de captura de carbono”, denunciaba un comunicado conjunto de Amigos de la Tierra Internacional y Ecologistas en Acción tras la COP26, una cumbre del clima en la que se autorizaron nuevos mecanismos comerciales de carbono mundial. Para estas organizaciones, los mercados de carbono se están utilizando como promesa para encubrir la inacción climática: “En lugar de reducir las emisiones, se busca seguir contaminando y compensar”, una tesis que Amigos de la Tierra desarrolló en su informe El futuro a base de combustibles fósiles está construido sobre un castillo de naipes.

Con un protagonismo creciente, los mercados de créditos de carbono han ido ganando peso en los últimos encuentros climáticos. Si en la COP27 de Egipto continuó el desarrollo del Artículo 6 del Acuerdo de París, que incluye los mecanismos para los créditos de carbono, la primera Cumbre Africana por el Clima celebrada a principios de septiembre puso estos mecanismo de compensación de emisiones en el centro del foco, en concreto con la Iniciativa Mercados de Carbono de África. La alarma social fue tal que 500 organizaciones enviaron una carta a la presidencia de la misma alertando de ser “aprovechada por gobiernos occidentales, empresas consultoras y organizaciones filantrópicas empeñadas en impulsar una agenda e intereses prooccidentales a expensas de África”. En concreto, alertaban de la especial influencia en el encuentro de la consultora estadounidense McKinsey and Company, la más grande de las llamadas Big Three, las multinacionales consultoras de gestión más importantes del mundo.

Fiore Longo: “Estos créditos de carbono no valen para nada pero permiten a Meta, Netflix o Kering seguir emitiendo y poner en su sitio web ‘vamos a ser net zero en 2030’”

“La agenda de la Cumbre pone en primer plano la posición y los intereses de Occidente, es decir, los mercados de carbono, el secuestro de carbono y los enfoques ‘climáticamente positivos’”, denunciaba el medio millar de colectivos. “Estos enfoques alentarán a las naciones ricas y a las grandes corporaciones a seguir contaminando el mundo —continuaban—, en gran detrimento de África”.

Guardianes

 La denuncia de Survival sobre el proyecto NKRCP se enmarca dentro de la campaña Descolonicemos la conservación de la naturaleza. La iniciativa que busca defender el derecho a la tierra de los pueblos indígenas y poner de relieve su papel destacado en la conservación de la biodiversidad. Como destaca Lola Rama, investigadora de Survival, “los pueblos indígenas, aunque representan el 6% de la población, protegen en sus territorios el 80% de la biodiversidad del planeta”. Es por ello que abogan por otorgar el derecho y la propiedad de la tierra a estos pueblos en sus zonas históricas: “Tenemos una solución muy clara. Estas personas, que son quienes mejor han protegido la diversidad, y continúan protegiéndola, tienen unos derechos que si los garantizásemos desde las políticas internacionales y nacionales estaríamos apoyando la preservación”, expone Rama.

Este material se comparte con autorización de  El Salto

Fuente: desInformémonos

Temas: Corporaciones, Nuevos paradigmas

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