Suplemento Ojarasca N° 194

Qué despojo más brutal puede haber que el que arranca la vida de alguien y la tira a la basura. La famosa acumulación originaria era el despojo de la tierra para luego arrebatar el fruto del trabajo de la gente.

Con los siglos, las corporaciones han llegado a arrancar a la gente de sus fuentes de subsistencia, escindiendo a las comunidades de su territorio —tierra, agua, bosques, semillas—, y quitarles sus medios de subsistencia, sus estrategias y saberes mediante los cuales las comunidades lograron por siglos sustentarse, buscar y defender su vida, su historia, la justicia y su destino como comunidades y pueblos. La embestida corporativa llega hoy al punto de impedir y criminalizar justo todo aquello que ha sido el núcleo de los cuidados ancestrales que las comunidades atesoran en aras de ser independientes y autónomas.

 

 

Porque las corporaciones tienen desatada una invasión perpetua de los territorios y buscan someter a la gente con sus modelos autoritarios de producción y distribución, pretendiendo expresamente impedir el ejercicio de una producción independiente de alimentos, cuidar y aprovechar a su modo propio sus lugares de origen y su vida comunitaria.

Suplemento Mensual Número 194, Junio 2013 (leer online)

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Temas: Tierra, territorio y bienes comunes

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