Dato mata consigna

Idioma Español

"Al igual que el ejercicio de la política ha estado secuestrado por los políticos profesionales con la investidura de congresistas, alcaldes, gobernadores o presidentes, y a contracorriente la gente común y de a pie se abroga el derecho a incidir en su destino y a construir otra política. También creo que el periodismo no es exclusivo ni de las grandes cadenas ni de los medios independientes. Pero el periodismo ciudadano, al que yo le llamaría registro espontáneo, no suple al periodismo crítico y de investigación, pues, siempre, dato mata consigna."

Por Gloria Muñoz Ramírez

¡Hoy todos somos periodistas! o ¿hoy todos somos periodistas? Los que nos mantenemos críticos a las redes sociales, a su inmediatez y falta de rigor, pero aun así las usamos para potenciar nuestro trabajo, no podemos pasar por alto su poder en la generación en tiempo real de las otras versiones, es decir, de lo que los grandes medios de comunicación ocultan. Donde la televisión anuncia saldo blanco, aparece un video tomado con un celular en el que un policía golpea salvajemente a un joven. Y no es propiamente un periodista el que lo toma y difunde, sino un ciudadano común que en ese momento asume la tarea. Cumple en ese momento con las características de un reportero: en primer lugar está en el lugar de los hechos, en segundo lugar tiene el ojo atento y enciende la cámara en el momento preciso. Lo registra y cumple con la siguiente función que es difundirlo. A partir de ahí se desmonta la versión oficial del saldo blanco difundida por sus medios cómplices y la ciudadanía tiene acceso a otra versión. Ojo, no se trata de una versión escrita que puede refutarse fácilmente, sino de una imagen, foto o video, que resulta irrefutable, aunque siempre le faltará contexto.

Sin embargo, la persona que tomó el video y lo difundió con eficacia, vuelve a su casa, a su escuela, a sus amigos, y se olvida de su espontánea misión periodística.

Los que se quedan con la tarea de investigar y de profundizar son los periodistas, ya sean de medios convencionales o libres. Ese y esa periodista no ha desparecido ni ha sido suplantado. Pero no es ahora el único sujeto, ya que, afortunadamente, las herramientas tecnológicas permiten que miles de personas registren y difundan un hecho, pero no todas realicen una investigación que lleve a una reflexión crítica.

Al igual que el ejercicio de la política ha estado secuestrado por los políticos profesionales con la investidura de congresistas, alcaldes, gobernadores o presidentes, y a contracorriente la gente común y de a pie se abroga el derecho a incidir en su destino y a construir otra política. También creo que el periodismo no es exclusivo ni de las grandes cadenas ni de los medios independientes. Pero el periodismo ciudadano, al que yo le llamaría registro espontáneo, no suple al periodismo crítico y de investigación, pues, siempre, dato mata consigna.

La inmediatez de la difusión de ese registro espontáneo hace que se difunda información sin contexto y muchas veces sin verificación. Dado que el corazón del periodismo independiente está en su legitimidad, tiene el deber de ser más profesional que ningún otro, y de investigar con rigor, a contracorriente de las versiones oficiales y de la velocidad y fragilidad del registro espontáneo.

No hay que confundirse. Los likes de una publicación no representan el número de personas que leyeron una nota. Sólo son el número de personas que le dieron un “me gusta”. El número de minutos promedio de una persona en una página informativa es de tres minutos. Nada. Si el periodismo crítico trabajara para las redes no tendría que escribir más de mil caracteres con todo y espacios. Pero no. La investigación y el rigor no deben desaparecer ni subordinarse a la prontitud de las redes. Seguiremos dando la batalla por la información, por la documentación, por la reflexión crítica. No por la imparcialidad, pues estamos de un lado. Lo que la gente tiene derecho a saber, y nosotros la obligación de decírselo, es quiénes somos y desde dónde escribimos, para que desde ahí nos lea. Es un principio ético. No engañar ni manipular simulando una neutralidad que no existe, pues ya bastante trabajo tenemos para mantenernos de un lado y cuestionar al poder donde se encuentre.

Y ya con esto planteo una última reflexión acerca del periodismo independiente. ¿Independiente de quién? Es básico plantearnos la no dependencia del poder político ni económico. Lo que se hace aún más indispensable cuando el gobierno en turno está conformado por una fórmula de “izquierda”. La crítica del periodismo independiente hacia gobiernos “progresistas” no los convierte en medios de la derecha, sino en permanentes guardianes de la democracia, o de la construcción de la misma.

En una ocasión alguien me escuchó decir esto nada menos que en Cuba (país al que nos unen muchos afectos). Y me reviró con la pregunta: “de acuerdo, sí, independiente del Estado, pero ¿también independiente del movimiento social? Ahí está uno de los grandes desafíos: periodismo crítico, independiente y sin ataduras, aunque el corazón lata siempre del lado izquierdo.

Fuente: Desinformémonos

Temas: Ciencia y conocimiento crítico

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