Suplemento Ojarasca N° 159

Idioma Español
País México

Cruzar o no cruzar es el dilema de miles y miles hasta sumar millones de mexicanos pisando como advenedizos no deseados la tierra prometida. Hoy estamos enfrentados muy crudamente con la realidad, y más en la frontera norte, una de las regiones más peligrosas de este peligroso planeta. Allí no queda ni rastro de aquello que llamábamos inocencia.

Militarizada en ambos lados, es también el reino de la criminalidad organizada, si no militar, paramilitarmente. Feminicidios en Juárez y anexas, migrantes secuestrados por sus propios polleros, asaltos mortales, redes de tráfico y adicción, la prostitución como parte de los usos y costumbres, la explotación inmisericorde en maquiladoras y comercio informal, la extorsión, la ausencia de servicios.

 

Es lo que ofrece el lado de acá, y eso si eres mexicano. Porque si te tocó ser guatemalteco, salvadoreño, hondureño o nica, tu infierno empieza en el Suchiate. Uno de los oficios más riesgosos del mundo es ser indocumentado centroamericano en México. Peor que el peor de los videojuegos. Policías y ladrones te pisarán los talones, te asaltarán en trenes y albergues, te quitarán todo, incluso la vida. Así que los que llegan al norte ya van de gane.

 

Del lado de allá esperan policías ávidos de patear y dar toques hasta la muerte a los que “obviamente no están cooperando” en California o Texas. A la vanguardia, Arizona va en camino de convertir la inmigración en delito grave que se persiga de oficio; sus policías adquieren atribuciones que dejan en mera anécdota los derechos humanos. Su presidente Obama puede hacer berrinches en Washington contra la ley SB 1070, pero quienes se la rifan en la raya con intención verdadera de parar ese engendro son los propios migrantes y los mexicanos de todo Estados Unidos. Los gobiernos regionales de San Francisco y Los Ángeles. Notables figuras y grupos chicanos. Y ahora los pueblos originales de la árida zona que ni la corona española, ni la república mexicana, ni la unión americana supieron nunca dónde poner y hoy pertenece a los bárbaros de la ultraderecha.

 

 

Suplemento mensual *número 159*, julio 2010

Temas: Pueblos indígenas

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