En estos momentos en que las empresas mineras transnacionales, desesperadas porque no tienen la "licencia social" para operar, están yendo de puerta en puerta, haciendo ofrecimientos, endulzando los oídos, para tratar de envolvernos y hacernos caer en las redes de la corrupción. En estos momentos es cuando debemos escuchar la voz de los nuestros niños, en especial de aquellos que todavía no han nacido, de aquellos que aún no han podido conocer nuestra hermosa Amazonía, que aún no han podido bañarse en nuestros ríos, que aún no han disfrutado de este aire puro. Son ellos los que reclaman un medio ambiente sano en donde poder jugar, vivir, amar, trabajar.