Luis E. Sabini Fernández

Alguna vez, un ejecutivo de la corporación sostuvo, expresando un atroz narcisismo, que “ lo que es bueno para la General Motors es bueno para EE.UU.”. Análogamente se ha dicho, transitivamente, que “ lo que es bueno para EE.UU. es bueno para el mundo”. Con lo cual se ratifica en un plano todavía más amplio, más general, aquel ombliguismo, ya no empresario sino propiamente nacional, político-social

EE.UU.: la mirada sólo para sí

Si la ACAG avanza hacia las causas de la defensa del planeta (que inevitablemente y cada vez más implica una negación del orden capitalista) será muy bien recibida y su aporte resultará memorable. Si persiste en la resistencia a un único cuco, que cómodamente aparece situado fuera de frontera, y además es chiquito, repetirá una vez más una de las leyes de Murphy, con la que hemos abierto estas consideraciones.

Pasteras y empastamientos

Hay empresas con vocación de vanguardia. Sin lugar a dudas. Ejemplos se dan entre los laboratorios de primera línea mundial. Han descubierto que el mercado de gente sana es considerablemente mayor que el de enfermos y por lo tanto, con la estrategia de adelantarse siempre “a los competidores”, ... están enfilando sus cañones propagandísticos e ideológicos para persuadir a sectores crecientes de población de que ingieran no ya medicamentos para curarse (algo que ha resultado altamente problemático, porque el mayor rubro de enfermedades hoy en día existentes son las producidas por los medicamentos, precisamente) sino medicamentos o “pre-medicamentos” para no enfermarse

Argentina: Serenísimamente poco saludables

Si paramos entonces sobre sus pies, históricamente, la cuestión de la irrupción de los envases plásticos en lugar de los anteriores, la pregunta es saber qué criterios de costo operaron para que se impusieran los de plástico. Pero en un verdadero cálculo de costos que vaya más allá del interés empresario, que ahorra materia prima pasando del vidrio al plástico o que ahorra combustible transportando envases más livianos, en un cálculo social de costos que incluya la patogenecidad, por ejemplo, las cuentas pueden diferir. Porque la novedad de los envases plásticos es que sus migraciones no son inocuas ni enaltecedoras del producto, como podría ser la migración de la vasija de roble para el vino tinto. Todo lo contrario: aquí estamos hablando de migraciones cancerígenas.

La petroquímica y su visión autoindulgente sobre el desastre planetario

Algunos temas de este número: Celulosa, transnacionales y periferia; Soja transgénica: máquna de hambre, deforestaciòn y devastación en América Latina; Cobayos humanos en EE.UU (afros e hispanos) y en Uganda; La ingeniería genética y el sueño o la pesadilla de la eugenesia

Argentina: Revista Futuros N° 9

El advenimiento de humanos genéticamente modificados introduciría un corte radical en la humanidad: entre seres nacidos con dotación genética propia, la de siempre, y aquellos nacidos programadamente. Ese corte entre dos tipos de gestaciones crea un corte óntico dentro de la especie humana con un costo psíquico, político, inconmensurable y con un agravante: su irreversibilidad. Aquel corte óntico establece, genéricamente hablando, modificadores y modificados, padres y tecnólogos modificadores y bebés que serán adultos modificados

La ingeniería genética como el salto de la humanidad hacia fuera de sí

En el río Uruguay, “enfrente” han aparecido dos proyectos, de igual tenor, dos papeleras, una española y otra finlandesa, que se proponen producir celulosa en gran escala a transferir hacia los países que precisamente han hecho las instalaciones. Las cuentas parecen claras: nos traen los chirimbolos técnicos, nos usan la materia prima, nos dejan los desechos y se llevan lo que “ellos” necesitan

Clorando papel, agua, nuestros cuerpos

Las sociedades humanas, las diversas etnias y agrupamientos sociales en general, han sido autosuficientes, sustentables, porque sencillamente era una cuestión de vida o muerte. No se conocen sociedades suicidas. Esta sustentabilidad, esta soberanía alimentaria se rompe cuando Occidente empieza a usar los ecosistemas de otras sociedades para sí. Y surge entonces otra causa de hambre que no pasa por el clima o las catástrofes naturales. Así empezó la insuficiencia, la dependencia alimentaria y su contracara, la importación de alimentos básicos o sus “obsequios”, lo que Devinder Sharma nos recuerda como el indigno sistema “del barco a la boca”

El polpotismo invertido del capital verde. La invasión alimentaria: arma ¿principal? del imperio american