América del Norte

El grupo Monsanto fue declarado culpable este miércoles de negligencia por un jurado de California y condenado a pagar cerca de 81 millones de dólares a un jubilado estadounidense que sufre de un cáncer que él atribuye al Roundup, el polémico herbicida a base de glifosato.

Un jurado reunido en San Francisco, EE.UU, dio por probado que el herbicida Roundup (glifosato), contribuyó a que Edwin Hardeman contrajera el cáncer conocido como Linfoma No Hodking. La segunda parte del juicio se realizará este miércoles para determinar si Monsanto conocía los riesgos de utilizar ese veneno, si escondió información al respecto y, de ser así, qué pena le cabe. Los Monsanto Papers. Lo que dice a lavaca la abogada del caso. Las nuevas pruebas científicas y el horizonte: ya son 11.200 los juicios contra Monsanto-Bayer.

Caso Budha Ismail Jam vs. International Finance Corp, No. 17-1011

La compañía de químicos Bayer AG enfrentará desde hoy un segundo juicio ante un Tribunal Federal en San Francisco por una demanda presentada en la cual se reclama que el producto herbicida Roundup de la empresa Monsanto es cancerígeno.

La empresa gigante de agroquímicos y semillas, Monsanto Co., ha sido demandada por miles de agricultores y jefes de familia que culpan al popular herbicida Roundup de haber propiciado sus cánceres. La diferencia es que ahora la empresa alemana Bayer AG, que compró a Monsanto en 2018, se enfrenta a la acusación de que engañó a los consumidores en cuanto al efecto de Roundup sobre sus bacterias (benignas) intestinales y su salud.

Na ação coletiva, consumidores de Missouri pedem indenização pelo discurso mentiroso da Monsanto incorporado pela multinacional alemã: que o glifosato é inofensivo para humanos e animais de estimação.

“Estamos perdiendo a los apicultores comerciales como a las moscas que los matan y necesitamos a los tipos comerciales porque ellos son los que hacen la mayor parte de la polinización”.

La mayoría de los habitantes de Kivalina responden dubitativamente a la pregunta de cuánto tiempo creen que podrán seguir viviendo en sus casas. Solo Millie Hawley, directora de la oficina de recolocación de la ciudad, responde contundentemente con un: “dos años”. Esta es la realidad a la que se enfrentan los vecinos de esta pequeña localidad de Alaska, no saber hasta cuándo su hogar será un lugar seguro.