"Bienaventurados los pobres que no producen el cambio climático". Entrevista a Ricardo Carrere

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El cambio climático es en realidad la amenaza más grave que se cierne sobre el planeta, es la que va a generar millones de personas sufriendo por sequías extremas, inundaciones extremas... Vamos a estar enfrentados a que desaparezcan islas enteras, países enteros, la biodiversidad. Estamos enfrentados a una crisis brutal, que ya se empieza a percibir, y los gobiernos alegremente comerciando bonos de carbono

El 16 de febrero de 2005 entró en vigor el Protocolo de Kyoto, las luces de la prensa y los gobiernos se posarón sobre él apareció en escena disimulando su resaca de lobbies. Habla de mecanismos de flexibilidad, desarrollo limpio y transferencia de tecnología, sin decir que ha hecho del cambio climático un gran negocio. Tras cada palabra escupirá carbono y dirá que el calentamiento global se soluciona sometiéndonos una vez a las reglas del mercado. Anunciada la buena nueva, se amplificarán ¡aleluyas! La traición de Kyoto se habrá consumado: dinero fácil y endeudamiento a futuro.

El uruguayo Ricardo Carrere (RC), coordinador internacional del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales conoce el camino recorrido por los Estados - desde la ECO ’92 al Protocolo de Kyoto y la 10ª Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP10) - para llegar a estas ‘soluciones’. Hace 12 años que no despega la vista del nuevo Mesías, vio como en rondas de negociaciones fue delicadamente maquillado e instruido para hablar de su cruzada contra el calentamiento global mientras nos ata la soga al cuello.

- ¿Cómo se llega a esta Convención donde se aprueban los mecanismos de desarrollo limpio y se anuncian grandes cambios para no cambiar nada?

RC: Esta Convención surgió en lo que la gente recuerda como la ECO’92, la Cumbre de la Tierra, que se realizó en Río de Janeiro en 1992. Ese fue un momento muy importante en la historia del mundo moderno porque ahí los gobiernos aceptaron que nos enfrentábamos a grandes problemas y que había que hacer algo al respecto. Dentro de los tantos problemas que afectan a la humanidad, que son muchos y casi todos graves, está el cambio climático.

Ahí acuerdan una convención sobre cambio climático y todos se comprometen a tomar medidas para solucionar el problema, para que no se siga agravando el efecto invernadero y el cambio climático global. En ese sentido empiezan a negociar, porque en definitiva la mayoría de ellos no están dispuestos a tomar medidas que puedan afectar a sus economías. Entonces se puede decir que desde el año ’92 hasta el ’97 no pasa absolutamente nada. Finalmente en el ’97, en la ciudad de Kyoto, en Japón, hacen un acuerdo (Protocolo de Kyoto) por el cual se comprometen a empezar a adoptar medidas concretas para abordar el cambio climático. Estamos hablando que hace 12 años los gobiernos identificaron el problema, pero recién ahora estarían dispuestos a tomar algunas medidas.

Por varias razones nosotros tenemos una visión bastante crítica, por no decir muy crítica, del Protocolo de Kyoto. En este protocolo los países industrializados reconocen de alguna manera su responsabilidad en el cambio climático, porque han sido ellos quienes han quemado más combustibles fósiles y sus sistemas económicos implican gastos enormes - pensemos en Estados Unidos, Japón y Europa -. Son los países industrializados los que se comprometen a reducir sus emisiones, por ahora los países llamados en vías de desarrollo no tienen ningún compromiso concreto.

Ahora bien, el panel de expertos de la Convención de Cambio Climático le dijo a los gobiernos que la integran que, para empezar a resolverlo, para que las medidas sean más o menos efectivas, había que reducir las emisiones (de carbono) en un 60%. Sin embargo en el Protocolo de Kyoto los países industrializados acordaron a reducir sus emisiones un 5%, o sea, una cifra totalmente inadecuada para un problema gravísimo. Pero también vale la pena señalar que, a pesar de lo escaso que se exige, Estados Unidos se niega a firmar este protocolo. El principal emisor del mundo, el país que emite la cuarta parte del carbono que se acumula en la atmósfera, se niega a firmar aduciendo simplemente que no está dispuesto a tomar ninguna medida que afecte a su economía.

Entonces vemos que el Protocolo de Kyoto no es suficiente, que no lo firman todos los gobiernos que deberían firmarlo, pero que además contiene una cosa que muy peligrosa: el llamado mecanismo de desarrollo limpio. Cuando a la gente que no está metida en estos procesos, que en realidad son muy sencillos pero que le son presentados como muy complicados, se les dice: “El Protocolo de Kyoto tiene un mecanismo de desarrollo limpio”. ¿Cuál es la reacción normal de una persona normal?... Decir: “¡Qué bueno! ¡Por fin va a haber un mecanismo orientado a un desarrollo limpio!”. Sin embargo esto es falso, no es un mecanismo para el desarrollo limpio, es un mecanismo de muy dudosa limpieza.

En qué consiste este mecanismo: en que un país como el Reino Unido, Holanda, Francia o Alemania, que se compromete a reducir sus emisiones en un 5%, pueda reducirlas menos. ¿Qué es lo que puede hacer? Pude decir: “Bueno, en vez de un 5 reduzco un 4% - ahí me ahorro bastante plata - y en vez de reducir un 1% más, hago una gran plantación de eucaliptos o pinos en Argentina, Uruguay, Chile, Uganda o Ecuador”. Esto ya está pasando en Uganda y en Ecuador, en particular, y en Uruguay también. ¿Cuál es la idea? El carbono que emito en Holanda va a la atmósfera y yo lo atrapo después con una plantación de eucaliptos en Argentina.

¿Por qué nos parece esto totalmente hipócrita, perverso? Están igualando dos cosas que no son comparables, están comparando manzanas con zanahorias, porque están diciendo: “Yo extraigo carbono de bajo tierra - petróleo, por ejemplo -, lo quemo y con una plantación de eucaliptos lo absorbo. Por lo tanto termino neutro”. Pero eso implica decir que el carbono que está bajo tierra es igual al que está sobre la tierra. Químicamente son iguales pero no en el funcionamiento de la biosfera, de la vida en el planeta. En la vida histórica del planeta hay una cantidad estable de carbono por sobre la corteza de la tierra y esa cantidad estable sí se va a reciclar a través de los árboles, pastos o cualquier vegetal que toman el carbono y después al descomponerse lo liberan. Entonces si había 100 de carbono hace mil años, hoy habría 100 de carbono si no se hubiera extraído petróleo, carbón y gas natural de bajo tierra. (1)

Entonces están incrementando el problema porque están aumentando la cantidad de carbono sobre la corteza terrestre y además lo están acumulando en algo que es totalmente inestable. Una plantación de eucaliptos se puede prender fuego o la pueden afectar pestes, morir los árboles, descomponerse y liberar todo el carbono. Una plantación de eucaliptos normalmente se transforma en celulosa y papel, y el papel, la mayor parte, vuelve a la atmósfera porque se descompone en menos de un año. Es un mecanismo perverso que está justificando que no se tomen las medidas necesarias, es una razón económica simplemente. Y estamos hablando de un negocio, que esa es una de las peores cosas que veo en este proceso de la Convención del Cambio Climático. Cuando uno transita los pasillos ve que acá se habla de plata no de clima. El clima es una excusa para hacer plata y no como debería ser: la plata servir para resolver el problema del clima.

¿Qué es lo que está pasando? Que hay un negocio de miles y miles de millones de dólares en los llamados créditos de carbono. ¿Qué es esto? Yo empresario uruguayo decido plantar eucaliptos y vender bonos de carbono a una empresa que contamina en Alemania. A mí me pagan por ese servicio. Entre el comprador y yo hay una cantidad de intermediarios que están negociando una commodity que no existe. En una mesa de madera hay carbono acumulado pero yo no veo el carbono, en un árbol hay carbono pero yo no veo el carbono. Se está traficando algo que es virtual pero que vale miles de millones de dólares, porque permite, justifica, seguir emitiendo más carbono a un precio mucho menor que si se adoptaran las medidas que hay que adoptar. (2)

- ¿Los bonos se renuevan todos los años? ¿Se calcula que una extensión de plantaciones capta tanto, entonces pagan sobre eso por un tiempo limitado?

RC: Es un mercado en formación, y acá viene el rol que está cumpliendo el Banco Mundial, un rol muy negativo, que inventó una cosa llamada Fondo Prototipo de Carbono, a través del cual está tratando de crear este mercado. El Banco Mundial, que teóricamente debería dedicarse a eliminar la pobreza, se está dedicando a generar un mercado de carbono, de algo que no existe, del valor de miles de millones de dólares. (3)

A medida que avance el mercado, que se vaya estabilizando, puede ser que yo haga una plantación de eucaliptos y diga: “Vendo este servicio de carbono durante 10 años”. Alguien me compra durante 10 años, después de los 10 años lo corto y lo vendo para celulosa. Durante 10 años obtuve un subsidio vendiendo esos supuestos servicios, que después termina todo en la atmósfera. Es un mecanismo totalmente perverso pero sin embargo en la Convención del Cambio Climático nadie lo cuestiona salvo las ONG’s. ¿Por qué? Porque tanto los gobiernos del Norte como los del Sur quieren hacer un buen negocio. ¿Qué negocio hacen los del Norte? Hacen dos negocios: uno, no tienen que reducir sus emisiones en la medida que deberían. Para reducir las emisiones tendrían que cambiar la matriz energética, buscar otros tipos de energías que no sean petróleo, cambios en el sector industrial. Entonces ahorran todo ese costo, primera ganancia. Segunda ganancia, lo obtienen muy barato, porque como promueven esto en todo el mundo, los bonos de carbono van a valer cada vez menos. Por chirolas van a comprar el permiso a contaminar.

¿Y los países del Sur qué obtienen? Obtienen plata por, ellos piensan, no hacer nada. O sea, yo planto algo y después recibo plata durante mucho tiempo. Lo que se olvidan es que para que esto tenga sentido tiene que ser a gran escala, no estamos hablando de plantar 1 hectárea de pinos. Los científicos que creen en esto están hablando que hacen falta entre 100 y 300 millones de hectáreas de árboles con este objetivo para más o menos compensar las emisiones. Y estamos hablando de un planeta donde hay hambre, falta tierra, nos están vendiendo transgénicos - justamente diciendo que sirven para paliar el hambre -. Toda una cosa esquizofrénica. Van a cubrir enormes extensiones de tierra con ‘basureros de carbono’ sin otro objetivo que permitir que los contaminantes sigan contaminando. Cuando en realidad el tema es muy sencillo: única forma de tomar medidas para mitigar o evitar el cambio climático es evitar la deforestación, facilitar que se regeneren bosques degradados y cambiar totalmente la matriz energética, no quemar más petróleo ni gas natural ni carbón. Y cuando miramos a América Latina vemos que el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y el Banco Mundial están promoviendo el uso de gas natural en toda la región y están financiando el petróleo. (4)

Hay una situación absurda que en esta Convención no se pone sobre la mesa siquiera, porque son cosas que no se discuten. Acá uno puede ver a la industria nuclear vendiéndose como energía limpia, empresas que se dedican a fabricar grandes represas hidroeléctricas destructivas vendiéndose como energía limpia. Acá vemos un montón de negocios en ciernes, potenciales o reales; ‘currando’, como diríamos en Uruguay y Argentina, con el cambio climático. Y el cambio climático es en realidad la amenaza más grave que se cierne sobre el planeta, es la que va a generar millones de personas sufriendo por sequías extremas, inundaciones extremas... Vamos a estar enfrentados a que desaparezcan islas enteras, países enteros, la biodiversidad. Estamos enfrentados a una crisis brutal, que ya se empieza a percibir, y los gobiernos alegremente comerciando bonos de carbono.

- Ustedes también objetan las plantaciones, los monocultivos forestales.

RC: En el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales tenemos una campaña de varios años oponiéndonos a lo monocultivos forestales a gran escala. Y tengo que insistir en esto, porque hay mucha gente que dice: “Ustedes se oponen a los eucaliptos”. No, no nos oponemos ni a los pinos ni a ninguna especie en particular, hacemos campañas en contra de los monocultivos forestales a gran escala.

Hemos visitado países tan diversos como Chile, Sudáfrica, Brasil, Tailandia o la India... Los ecosistemas más diversos, con regímenes de lluvias diferentes, con culturas distintas, con densidad demográfica distinta, con suelos de características diferentes, y en todos vemos los mismos impactos de estas plantaciones. El primer gran impacto que tienen es que desplazan a las comunidades locales y se apropian de todos sus recursos, ya sea que destruyen un bosque para sustituirlo por una plantación o áreas con otro tipo de ecosistema - como puede ser pradera - o campos agrícolas que la comunidad local utilizaba para su sobrevivencia.

Entonces, el primer gran impacto es el desplazamiento, por las buenas, generalmente por las malas, de las poblaciones locales. Lo vemos en el caso de Chile, donde las comunidades mapuche en el período de Pinochet se vieron privados de sus propiedades, que les fueron entregadas a grandes empresas forestales que hoy son dueñas de más de 2,5 millones de hectáreas de plantaciones de pino y eucaliptos. Lo mismo he visto en Sudáfrica durante el período del apartheid, las empresas forestales se compraron todas las tierras y echaron a toda la gente de color que estaba viviendo allí. En todos lados vemos que hay una apropiación de la tierra que genera resistencia, a veces clara, abierta y organizada, y otras, como ocurre en situaciones de dictadura, donde la gente simplemente no puede rebelarse por las condiciones de represión.

Aparte del desplazamiento este tipo de monocultivos forestales a gran escala prácticamente no generan empleo, es más, se pierden empleos. En todos los casos que estudiamos, incluso de Uruguay o Argentina, que sustituye a la ganadería extensiva, la forestación genera menos empleo que la actividad anterior. Ni que hablar en las situaciones donde hay cultivos agrícolas, ahí la pérdida de empleo es mucho mayor. Pero en todos los casos se produce una pérdida neta de empleos y de capacidad de sobrevivencia de la población local cuando se instalan estas plantaciones.

Y acompañando los impactos sociales se producen impactos ambientales, que también resultan ser sociales. En todos lados se constata la pérdida de fuentes de agua. En cuanto empiezan a aumentar las áreas plantadas empieza a disminuir el agua disponible. Y esto además de ser un impacto ambiental, que afecta a la flora y la fauna locales, es un impacto sobre la gente que depende de esa agua.

Estas grandes plantaciones destruyen a la fauna y a la flora. Para la fauna local son grandes desiertos alimenticios, no encuentran allí nada para comer, lo único que encuentran son las producciones agrícolas circundantes. Por lo cual la gente que consigue mantener su tierra sin que sea plantada, eventualmente se tiene que ir porque las plagas que surgen en las plantaciones van y se alimentan de sus cultivos. Y lo suelos también van cambiando sus características, su estructura, su textura, sus nutrientes, cambios que en muchos casos son irreversibles.

- Si los monocultivos forestales desplazan comunidades, se pierden tierras de producción, puestos de trabajo y medios de subsistencia, es evidente que se generan impactos sociales que para los países del Sur significan mayor endeudamiento y dependencia.

RC: Acá se está pensando un tema en forma muy parcial, totalmente sesgada y equivocada. El mundo tiene una gama de problemas que están vinculados, no están separados en compartimentos estancos. Acá se está mirando el tema del cambio climático dentro de un compartimento estanco. Es evidente que si en Argentina se plantaran 500 mil hectáreas de eucaliptos como sumidero de carbono, serían 500 mil hectáreas menos de producción de alimentos y además se afectaría el agua.

Todo lo ven en términos de carbono, no ven en términos de pobreza, marginalidad, criminalidad, esos temas acá no existen. Cuando es evidente que si desplazas a medio millón de campesinos, ese medio millón de campesinos se va a convertir en un problema en algún lado. Es evidente que en el Buenos Aires de hoy el aumento de la criminalidad va de la mano del aumento de la pobreza, el aumento de la prostitución va de la mano del aumento de la pobreza. Son cosas obvias para quien quiera verlas pero esta gente no quiere verlas. Ese es el tema. Serían capaces de medir la pobreza en términos de cuánto carbono genera un pobre y cuánto genera un rico, llegarían a la conclusión que más vale tener muchos pobres y pocos ricos, porque los ricos liberan más carbono que los pobres. Es probable que llegaran a esa conclusión. El rico tiene tres autos, para empezar, el pobre tiene una bicicleta, con suerte. Pues, bienaventurados los pobres que no producen el cambio climático…

Se apaga el grabador, Carrere enciende su enésimo cigarrillo. Lo armó mecánicamente, casi sin mirar, y lo fuma en tres pitadas. “El futuro ya llegó”, según la sentencia ricotera. El planeta recorrerá su órbita como un plomo caliente, atravesando el aire, buscando un cuerpo.
Referencias:

(*) El WRM, fundado en 1986, es una organización que trabaja por la protección de los bosques tropicales y subtropicales y la promoción de derechos de las comunidades que los habitan. Su secretaría internacional funciona en Montevideo, Uruguay. yu.gro.mrw@mrw

(1) “Antes de los comienzos de la Revolución Industrial había alrededor de 580.000 millones de toneladas de carbono en la atmósfera. Hoy en día esa cifra ha trepado a más de 750.000 millones, la más alta en los últimos 200.000 años, al tiempo que años tras año aumenta en 6.000 millones. Un 90% de este incremento en las emisiones de CO2 y otros gases causantes del calentamiento global proviene de los países del Norte.” Lohmann, Larry; El mercado de Carbono: sembrando más problemas, revista Hoja x Hoja Nº3, Epuyén (Chubut, Argentina), 2000, pág.4.

(2) “El problema consiste en cómo establecer una ‘equivalencia’ significativa y confiable entre el carbono secuestrado en forma permanente en depósitos de combustible fósil, el CO2 transitorio en la atmósfera, y el carbono secuestrado temporalmente como resultado de cualquier plantación de árboles o programas nacionales de forestación. Nadie tiene idea de cómo hacerlo. Y es poco probable que algún día se pueda lograr. Es imposible predecir con la necesaria certidumbre cuánto carbono podría remover de la atmósfera un proyecto de plantaciones, y por cuánto tiempo. (…) Los proponentes de plantaciones como sumideros de carbono sufrieron un inesperado revés en octubre de 1999, cuando un informe del Panel Intergubermental sobre Cambio Climático (IPCC) llegó a la conclusión que ha medida que la Tierra comienza a calentarse y la respiración (que es el proceso por el cual los árboles liberan CO2 a la atmósfera) aumenta más rápidamente que la captura de CO2, esas plantaciones comenzarían a liberar la mayor parte del carbono a la atmósfera.” Lohmann, Larry; El mercado de Carbono: sembrando más problemas, revista Hoja x Hoja Nº3, Epuyén (Chubut), 2000, pág.6.

(3) El Banco Mundial en 1997 propuso cobrar un 5% de comisión por el comercio de carbono, mediante estas comisiones proyecta obtener una utilidad de US$ 100 millones en 2005. (Fuente: Vallette, Jim; Wysham, Daphne y Martínez, Nadia; En sentido contrario desde Río. El camino del Banco Mundial hacia la catástrofe climática, Red de Energía y Economía Sustentables/Instituto de Estudios Políticos/Instituto Transnacional, Bs.As., diciembre 2004, pág.1.)

(4) El Banco Mundial es la principal institución que emergió de la Cumbre de la Tierra para catalizar la energía sustentable en los países ‘en desarrollo’. Desde 1992 realizó inversiones por US$ 28.000 millones en proyectos de combustibles fósiles, aprobando cada 14 días proyectos de este tipo. En ese período financió 1 proyecto para el desarrollo de energías renovables o eficiencia energética cada 17 de combustibles fósiles. (Fuente: Vallette, Jim; Wysham, Daphne y Martínez, Nadia; En sentido contrario desde Río. El camino del Banco Mundial hacia la catástrofe climática, Red de Energía y Economía Sustentables/Instituto de Estudios Políticos/Instituto Transnacional, Bs.As., diciembre 2004, pág.1.)

Martes, 02 Mayo, 2006Por Hernán Scandizzo

Ricardo Carrere es coordinador internacional del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales

Fuente: La Tierra Sin Mal

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