Declaración de Food First al director general de la OMC sobre el tema de agricultura

"Le escribimos en preparación a la reunión de los Acuerdos de Agricultura de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se llevará a cabo el 18 de noviembre del 2002. Usted recibirá varias propuestas de diferentes regiones para mejorar, cambiar o parchar el existente acuerdo."

Estimado Dr. Supachai Panitchpakdi

Le escribimos en preparación a la reunión de los Acuerdos de Agricultura de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se llevará a cabo el 18 de noviembre del 2002. Usted recibirá varias propuestas de diferentes regiones para mejorar, cambiar o parchar el existente acuerdo.

Sin embargo, las voces que usted no escuchará, por elección propia, son las voces de los movimientos de campesinos y agricultores familiares de alrededor del mundo. El mensaje es muy claro: no se trata de reformar los Acuerdos de la Agriculturala única solución es el remover por completo todos los asuntos que afectan la agricultura del dominio de la OMC.

El dogma oficial usado para hablar de éstos Acuerdos es el siguiente: el abrir los mercados beneficiará a los pobres e incrementará la productividad agrícola. Sin embargo, la verdad es que la mayoría de los miembros de la OMC son países en vías de desarrollo y para ellos el desproteger sus mercados al aflojar las restricciones de sus tarifas, dentro de un clima económico como en el que vivimos, seria cometer suicidio económico. De hecho, las consecuencias que pagarían al abrir sus mercados a las importaciones de alimentos no regulados son muy predecibles. Los subsidios de agricultura de los países de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), especialmente los EEUU, la UE, Canadá y Japón, llegan a mil millones de dólares por día. Al enfrentar esta realidad, nos damos cuenta que los campesinos de los países del Sur tendrán muy poca oportunidad de competir frente a la inundación de sus mercados con productos subsidiados. Tanto la Unión Europea, como los Estados Unidos, han demostrado que no quieren entrarle a éste discurso de la inequidad que existe entre los países. Y hasta que ellos no reconozcan este problema, no tienen ningún derecho a hablar de igualdad en cuestiones de agricultura.

El ‘acceso a mercados’ es un tema central en el debate de los Acuerdos de Agricultura, pero éste es de hecho un nombre poco apto ya que la mayoría de los países exporta solo un 10% del valor total de su producción agrícola, con un 90% destinado a sus mercados nacionales. Estos mercados nacionales son en realidad el objetivo que buscan los Estados Unidos y la Unión Europea. Este acceso a los mercados del Sur, para los países del Norte, es el anzuelo que usen para distraer a los países en vías de desarrollo para que les rindan el ese 90%; los países del Sur lo hacen con la esperanza de que su 10% de importaciones crezca. Sin embargo, 90% vale mas que 10%. Por eso, mientras se vende como la solución para que los países del Sur penetren los mercados de los países desarrollados, de hecho la intención y los efectos de este famoso ‘acceso a mercados’ son los opuestosel permitir que los países como los EEUU y la UE tengan acceso a los mercados de los países del Sur y recuperen sus gastos de subsidios a través de la inundación de los mercados del Sur con sus productos agrícolas. Estos Acuerdos de Agricultura tienen muy poco que ver con“acceso a mercados” y más con el “dominio” de los mismos.

Esta posición hipócrita es la dominante en la OMC. No se han hecho grandes avances en la discusión de ‘los tratamientos diferenciales y especiales’ que se les otorga a los países desarrollados, los cuales se solicitaron para los países en vías de desarrollo en el Ministerial de Doha. Los países en vías de desarrollo le temen a las promesas de la OMC ya que en la última convención los miembros más poderosos de la OMC resultaron llenos de promesas vacías.

De igual manera la posición de la UE, en referencia al comercio de los derechos de la propiedad intelectual, es igualmente engañosa. La sugerencia con la que salió la Unión Europea de que el conocimiento indígena y el material genético del Globo Sur sería más admisible si 'los beneficios de los mismos se compartieran’, es un vil engaño. Los beneficios de los cientos de años de selección de las variedades de las plantas cultivadas, los experimentos de los propios campesinos e indígenas, y la ciencia en los países del Sur ya son parte de la herencia común de la humanidad. Los acuerdos en los ADPIC (Aspectos de los Derechos de propiedad intelectual relacionadas con el comercio, o TRIPs) busca la privatización de éste conocimiento y materia con el fin de acumularle para las corporaciones transnacionales de los países del Norte. La UE lo cambiaría muy poco, lo único que hacen diferente es el echar una moneda aquí y allá a los gobiernos de los países del Sur. La posición de Food First y de la mayoría de las organizaciones campesinas del Sur Global es la siguiente: ‘No a las Patentes sobre la Vida’.

Estos son solo unos cuantos ejemplos de los muchos que existen, que nos llevan a la conclusión de que la OMC no puede funcionar de una manera democrática cualquier movimiento hacia la democratización de la OMC significaría frenar la marcha del poderoso sobre el débil, lo cual pareciera ser inaceptable. La contrición publica y llamado para la re-evaluación de la OMC del ex Director General Michael Moore, que siguió a la derrota que se sufrió en Seattle al no poder llegar a un consenso, no ha motivado a que la OMC permita negociaciones mas abiertas. De hecho se ha regresado a la vieja práctica de presionar a los países. El Jefe de Gabinete de la OMC, Stuart Harbinson, ilegalmente se encuentra al frente de las negociaciones de los Acuerdos de Agricultura, lo que está en contra del protocolo de la misma OMC, lo que previene al los empleados del secretariado de servir como jefes de negociaciones. Mientras tanto el mini-ministerial de la OMC en Sydney está a punto de comenzar, en el cual solo 25 de los 145 miembros de la OMC han sido invitados. Además, los países pobres que no cumplen satisfactoriamente las metas de la liberalización del comercio son amenazados con retirarles la ayuda bilateral y multilateral que reciben. Esto, como podemos ver, son los métodos que la OMC usa para asegurar un “consenso.”

Para remediar esto no necesitamos la creación de otro comité impotente en la OMC, u otro de esos arreglos cosméticos donde se reorienta a los países a una economía de exportación. El sistema que se basa en las reglas de la OMC está corrupto en sí mismo; aumenta la inequidad, no solo entre los países, pero también dentro de los mismos. Por ejemplo el Reporte de Desarrollo Humano de la PNUD, del año 2000, muestra que África, el continente más pobre del mundo, es también el que más integración económica tiene. Y en África, los niveles de inequidad son siempre los más altos del mundo.

Todo esto es terrible, pero cuando hablamos de la liberalización de la agricultura, de cualquier manera que lo queramos ver es completamente insostenible. Primeramente los precios de los productos agrícolas han estado en declive por dos décadas. Además el modelo de agricultura dibujado por la OMC, en la cual los países del Sur se convierten en canastas de frutas exóticas y botadero para los excedentes del Norte, no se debe permitir que continúe.

Uno de los cientos de ejemplos a considerar es el caso de la India. In el 2002 la India era el productor mas grande del mundo de leche, frutas, nueces de la India, cocos y té; y el segundo productor de trigo, hortalizas, azúcar y pescado; así como el tercero en la producción de tabaco y arroz. Los granos básicos disponibles per capita en el país subieron de 350 gm en 1951 a 500 gm por día, a pesar del crecimiento de la población de 350 millones a 1000 millones.

La política de 2001-2002 de exportaciones e importaciones de la India da un empujón a la promoción de la exportación y productos agrícolas de la India, el cual es el tercer productor de alimentos a nivel mundial. Cerca del 65% de los productos agrícolas han sido liberalizados. Mientras tanto las exportaciones han incrementado en un 10% cada año desde 1991; han aumentados de Rs 29.7 billones en 1994 a Rs 76.7 billones en 1997.

El siguiente es el punto crucial de este caso, un caso llamado “victoria” por los economistas de la OMC. Mientras que ciertamente las exportaciones agrícolas crecieron, los precios internos también subieron, lo que ha hecho que los alimentos ahora estén fuera del alcance de la gente pobre. Con el dominio creciente de las fuerzas del mercado en el sector de alimentos, y con la eliminación de las políticas de intervención pública para garantizar la seguridad alimenticia, los precios de los alimentos han aumentado en un 63% entre 1989-90 y 1993-94, resultando en un declive en el consumo alimenticio per capita. Por ejemplo en Rajasthan, la cuota de trigo disponible por medio del sistema de distribución pública se redujo de 10 Kg. por unidad a 3 Kg. Y en Madhaya Pradesh de 12 Kg. a 3.5 Kg.

Mientras la gente se muere de hambre, el gobierno hindú se sienta en la cima de una verdadera montaña de comida. Esta situación es una vergonzosa paradoja, la que mantiene a 65 millones de toneladas de grano en bodegas, fuera del alcance de los 320 millones de Indios que sufren de hambre crónica. En el 2001, se reportaron muertes por la hambruna en 13 estados, mientras que las bodegas de La Corporación de Comida de la India (Food Corporation of India) estaban a reventar, con 80 millones de toneladas en exceso de grano, mucho del cual se estaba pudriendo o estaba infestado de ratas. Cuando no se encontraba un mercado (o sea, gente con dinero para comprarlo) para este exceso de alimentos, lo que se proponía era tirarlo en el mar para hacer espacio en las bodegas para la siguiente cosecha.

En otros países como en México, la liberalización de los productos básicos- el maíz en éste caso- ha creado condiciones como de incubadora, la que favorece desmesuradamente a la consolidación de la cadena productiva y comercial en las manos de unos grandes monopolios. El resultado ha sido predecible: precios miserables que se le pagan al campesino Mexicano, y los precios exhorbitantes pagados por los consumidores de tortillas, alimento básico del pueblo Mexicano.

La liberalización del comercio en agricultura significa lo siguiente: suben los precios al consumidor de los alimentos, hasta que estén fuera del alcance de los pobres, mientras que los ricos y los monopolios consolidad su control sobre el sistema alimentario. Por estas razones es que los campesinos y consumidores están unidos en su rechazo de la OMC, y demandan su retiro de la agricultura.

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