Amigos de la Tierra denuncia que Monsanto quiere controlar la producción de maíz europea en 4 años

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Un informe de la organización ecologista vincula la rápida introducción de los cultivos transgénicos en un número limitado de países entre 1996 y 2005 a las estrategias agresivas de la industria biotecnológica

“Monsanto -la mayor empresa de cultivos transgénicos del mundo- tiene la intención de controlar toda la producción de maíz europea en 4 años con sus semillas transgénicas”. Ésta es la denuncia que contiene un informe publicado por la ONG Amigos de la Tierra Internacional.

La organización se basa, para demostrar este hecho, en la rápida introducción de cultivos transgénicos en los últimos diez años, la trayectoria de Monsanto –“ que se ha dedicado a debilitar las leyes europeas de protección del medio ambiente”- y en las propias declaraciones de la multinacional.

Monsanto anunció, en noviembre de 2005, a sus accionistas que consideraba Europa como la “siguiente oportunidad”, destacando que de aquí a 2010 se abría un mercado potencial para introducir 59 millones de hectáreas de su maíz Roundup Ready y 32 millones de hectáreas de su maíz resistente a insectos.

Sin embargo, Amigos de la Tierra recuerda que, desde 1998, no se han aprobado nuevos transgénicos para su cultivo en la UE. “El cultivo comercial en toda la UE se limita a España, donde sólo un tipo de maíz modificado genéticamente se puede sembrar, la superficie sembrada se ha reducido en el último año y la resistencia de la sociedad es cada vez más visible”, señala el informe.

Pero la organización advierte del poder de esta multinacional, que podría influir en la política agrícola de la UE. Así, recuerda que “las semillas transgénicas de Monsanto se comercializaban en Paraguay o Brasil, aun siendo prohibidas, y en Indonesia, Monsanto ha sido acusado de sobornar a miembros del gobierno.

Los OGM no han contribuido a reducir el hambre en África

Un estudio elaborado por el Centro Africano por la Biosfera y por la sección nigeriana de Amigos de la Tierra revela que la introducción de organismos genéticamente modificados (OGM) en la agricultura no ha contribuido en los últimos diez años a reducir el hambre ni a aumentar la calidad de los alimentos en África.

El informe cita el ejemplo de las patatas genéticamente modificadas cultivadas en Kenia y cuya introducción ha costado más de diez millones de dólares.

Los datos recogidos, correspondientes a enero de 2004, revelan que la cosecha de patatas naturales fue signitificativamente mayor que la de patatas genéticamente modificadas.

Canal Solidario, Internet, 14-1-06

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