Zonas Económicas Especiales y la Zona de Libre Comercio Continental Africana

bilaterals.org podcast: Zonas Económicas Especiales y la Zona de Libre Comercio Continental Africana

Transcripción (editada por bilaterals.org)

Traducción: Ramón Vera-Herrera

Nicolas Roux (bilaterals.org): Bienvenidas, bienvenidos a un nuevo podcast de bilaterals.org en asociación con Public Services International. Esta edición explora la controvertida conexión entre las Zonas Económicas Especiales y la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA por sus siglas en inglés).

Daniel Oberko (PSI): Las Zonas Económicas Especiales, también conocidas como Zonas de Procesamiento de Exportaciones o ZPE, están creciendo con rapidez en África. Se han vuelto populares con gobiernos y corporaciones como un modo de atraer inversión extranjera ofreciendo regulaciones laborales y ambientales más laxas, un modo de responder a las crisis del empleo y la industrialización y potenciar las exportaciones.

Las Zonas de Procesamiento de Exportaciones otro nombre de las Zonas Económicas Especiales están situadas en el corazón de liberalización económica de África y son un ejemplo de cómo ponen el foco en un crecimiento impulsado por las exportaciones en vez de promover la inversión y la industrialización domésticas.

La primera ola de su implementación fue el sector textilero y de prendas de vestir, pero ahora se esparcen por toda la economía. Son casi únicamente compañías extranjeras las que operan en varios sectores como el procesamiento de productos agrícolas, los biocombustibles, el café, el cacao, los servicios, los recursos naturales y mucho más.

Sin embargo, Las ZPE han sido muy controvertidas porque han conducido a una pérdida de dividendos, a una caída en los sectores domésticos, entre ellas la agricultura y la calidad del empleo. También han conducido a una mayor liberalización financiera.

La Zona de Libre Comercio Continental Africana es un acuerdo de libre comercio que abarca todo el continente y que está firmado por cada uno de los integrantes de la Unión Africana. Promueve la utilización de ZPE para liberalizar más la economía, algo que podría acarrear consecuencias drásticas para la población africana.

Para discutir estos asuntos, recurrimos a nuestro invitado, Gyekye Tandoh, quien es activista e investigador independiente.

Gyekye Tandoh: Primero que nada, gracias por discutir estas cuestiones. Pienso que es muy importante y pertinente. Las Zonas Económicas Especiales se han vuelto un rasgo importante de la política económica africana, como dices, para atraer inversión extranjera y para compensar la crisis de industrialización y del empleo. Su intento es impulsar las exportaciones también. De hecho, este último factor, el crecimiento impulsado por las exportaciones, es la razón decisiva por la que muchos países han hecho el viraje hacia este modelo de actividad económica.

N.R: ¿Cuáles son las actividades más comunes en las Zonas Económicas Especiales?

G.T Originalmente estaban destinadas a estimular las exportaciones manufactureras. Éste es el modelo que muchos países han asumido. En China, por ejemplo, ése era el modelo. Pero no ha funcionado. De hecho, de las exportaciones totales, la tajada de exportaciones manufactureras africanas (si sacamos el procesamiento de productos agrícolas de materias primas), ha tenido una caída muy abrupta y ha caído a una tasa acelerada desde que se adoptaron las Zonas de Procesamiento de Exportaciones. Así que no han resuelto el problema de la manufactura. Y lo que uno se encuentra más y más es que el procesado toma la forma de ensamblaje. Y el ensamblaje es un sector bajo, de baja productividad, sectores de bajo valor agregado. Y cada vez más no se van para exportación. Las exportaciones están siendo reemplazadas por el ensamblaje para el mercado interno.

Pongamos un ejemplo. Uno encuentra que en países como Ghana tienes muchas compañías de procesamiento de exportaciones, compañías que en la línea de las ZPE procesan materias primas importadas, digamos para un puré de tomate. Así que tenemos el concentrado del tomate, todo tipo de químicos que trajeron que mezclan, que empacan y que venden en el mercado local, que va al mercado regional porque algo de lo producido derrama al mercado regional para países como Burkina Faso y así. Le llaman procesamiento de exportaciones pero en realidad no es un procesamiento de exportaciones. Las consecuencias directas para el tomate, para los sectores agrícolas y sectores industriales potenciales que se basan en la manufactura de productos de tomate en Ghana es que sufren mucho. Y también afecta la salud pública porque traen muchos aditivos de todo tipo que no están regulados, los estándares son muy bajos con tal de atraer el intercambio con el extranjero y así va rodando la bola. Hay toda clase de consecuencias. Entonces el objetivo original de impulsar más a los fabricantes de alto valor, empezando por “artículos de gama baja” tales como textiles y prendas de vestir, no ha sucedido. No ocurre porque todo el mundo está yendo por el mismo proceso, lo que intensifica la competencia, intensifica la carrera hacia el fondo.

N.R.: Qué interesante. Y antes mencionabas la falta de regulación. Es algo que se destapa con mucha frecuencia. También hay mucha confusión entre la gente acerca de cómo se gobierna estas zonas en realidad. ¿Las controla el gobierno o los gobiernos locales? ¿Las gobiernan las compañías?

G.T: La confusión proviene del hecho de que lo primero y lo más importante es que son un instrumento competitivo para atraer inversión extranjera en los mejores términos posibles. Así que si donde te asientas tienes una zona de procesamiento de exportaciones, tienes que ofrecer mejores términos a las multinacionales que están ahí, lo que implica menos regulación ambiental, derechos sindicales más endebles y así con todo; menos paga, cero condiciones para la transferencia de tecnología, una ausencia de consideraciones acerca de la salud ambiental. Y así va. Eso es lo que quiero decir. Los gobiernos han tratado de regular para que la mayoría de los países tengan sus propias autoridades en las zonas de procesamiento de exportaciones, ya sea adjuntas al ministerio de comercio o como organismos paraestatales aislados con supervisión regulatoria.

Pero al mismo tiempo tenemos que reconocer que no es una política de nivel nacional ni hay marcos regulatorios que hayan definido la emergencia y la evolución de las ZPE. Tienen que ver más con una condición económica global. Así que cuando e un país disminuye sus barreras de comercio o de inversión lo más posible, pero sigue sin atraer lo que piensa que debería ser la inversión extranjera requerida, entonces se confía a las asociaciones o tratados bilaterales de comercio. Entonces la mayor parte de compañías de ZPE no entraron mediante las regulaciones generales de estas zonas, sino mediante los acuerdos de libre comercio bilaterales o multilaterales —así es como entran.

Tú mencionabas el AfCFTA, podemos hablar de eso. Cuando descubres que los países que han tenido acuerdos especiales de comercio con Estados Unidos, digamos en concordancia con la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África, entonces, con ese paraguas, los países se posicionan mejor por tener más cercanía o amistad con Estados Unidos. Entonces atraen inversiones.

Cada país va tan lejos como puede para liberalizarse y no logra los resultados esperados. Entonces de entrada tienes un desastre sin resultados y luego además tienes que ir más allá, profundizar esos arreglos para lograr condiciones especiales según los países y según las compañías. Tal vez usando el marco de la ley de Crecimiento y Oportunidades que he mencionado para atraer (y sólo así) a algunos países. Sólo algunos sectores obtendrán temporalmente alguna ventaja transitoria. Pese a que todo el mundo ha bajado sus estándares no hay ningún beneficio. Es decir, no tenemos un modelo regulatorio estándar. Cambia y da virajes según el impulso competitivo que es un impulso por seguir abriendo, por dar un extra, añadir condiciones beneficiosas, constantemente, a las multinacionales extranjeras.

N.R: De hecho, tú mencionaste la Zona de Libre Comercio Continental Africana. Es claro que su texto alienta la utilización de Zonas Económicas Especiales. ¿Cuáles piensas que son los principales riesgos de establecer Zonas Económicas Especiales en relación con el AfCFTA? Y también, para ser un poco más precisos, ¿piensas que las compañías extranjeras podrían utilizar las Zonas Económicas Especiales para obtener un acceso mayor al mercado africano a través del AfCFTA y también competir con las compañías locales que están en un nivel diferente de desarrollo?

G.T. Ésa es una cuestión muy importante porque pienso que todo lo que he dicho implica dos cosas. Para resumir, la primera son esas pérdidas masivas, abarcadoras para las economías africanas, en términos del colapso de sectores, pérdida de entradas monetarias, aunque sean exportaciones, y uno conoce el desarrollo de los sectores domésticos.

Lo otro que intentado implicar es que este proceso es desigual. Ha habido ganancias limitadas en sectores limitados por periodos limitados, para un número limitado de países. Así que hay quienes siguen creyendo en el proceso, y en todo podrías encontrar evidencias que alimentan a quienes piensan que es el camino a seguir. Y como he dicho, la mayoría de los países o los sectores o las compañías individuales que han ganado de la inversión en la entrada de las ZPE, no se ha debido tanto al marco regulatorio general de las ZPE sino a los acuerdos de comercio. La Ley de Crecimiento y Oportunidades de África es uno de los factores en todo esto. Si tomas el acuerdo de pesquerías, por ejemplo, entre la Unión Europea y partes de África, entiendes la razón de que haya sectores pesqueros en las Seychelles, o sectores pesqueros en Senegal, que ganan a partir de algún tipo de inversiones, algunas veces, o Mauritania y otros que obtienen algo de algunas inversiones.

Por esta razón, muchos planificadores africanos tienen la idea de que se puede utilizar un acuerdo de libre comercio mayor como la Zona del Libre Comercio Continental Africana, para crecer la escala de cualesquiera que hayan sido los beneficios obtenidos en el pasado. Piensan entonces que ésta es una extensión lógica. También se han comprado la idea de que no hay nada malo con las ZPE en sí mismas, sino que el problema es que la infraestructura africana no es buena, que los mercados nacionales son chicos y así.

Así que si tienes un proyecto regional donde existe una inversión especial en alguna estructura transnacional por ejemplo, una multinacional extranjera puede controlar un número de puertos y por tanto puede garantizar cierto estándar en las instalaciones portuarias y eso que le llaman facilitación del comercio. Puede ser una compañía de Francia o una participación público-privada o PPP la que traiga ferrocarriles que crucen el Sahel, y más, y tal vez haya alguna ganancia. Y la gente hace sus cálculos.

Pero el punto más importante es que lo que se les ofrece como un destino atractivo a los africanos es la idea de la escala.

Se utiliza el AfCFTA para hacer esto sin considerar que intensificará la importancia de las ZPE como instrumento competitivo dentro de África misma, por lo que diferentes países africanos, en lugar de actuar juntos, entrarán en una competencia intensificada entre ellos debido a que el AFCFTA depende del modelo de Zonas de Procesamiento de Exportación y se relaciona con cada uno individualmente. Al mismo tiempo, el AfCFTA tratará a estas multinacionales extranjeras que ya están presentes cual si fueran compañías domésticas, nacionales o regionales, y les otorgará margen para crecer, para catalizar, para monopolizar de un modo más abierto y más libre de lo que hubiera sido antes.

N.R. Parecería que África como un todo tiene mucho que perder con el AfCFTA, así que mi siguiente pregunta tiene dos partes. ¿Cuáles podrían ser los impactos concretos del modelo AfCFTA/ZPE? Y ¿quién en África ganará algo? Porque muchos negocios africanos, el gobierno e incluso organizaciones de la sociedad civil pujan en su favor.

G.T: Las ZPE no están limitadas a la manufactura. Se han vuelto un modelo amplio de economía para las asociaciones con extranjeros. Así que en este periodo vamos a ver una intensificación, una rebatinga por los recursos naturales de África, en peores términos que los que hayan existido antes. Sea que tenga que ver con cambio climático, con energía renovable, aquí es donde entran los acaparamientos de tierra, las concesiones, la exclusión de comunidades, el desplome de las condiciones laborales y los salarios, la mano de obra precarizada y más. Todo esto es un coctel, porque nos llega todo junto. Y pienso que el enfoque que está asumiendo el AfCFTA es propenso a intensificar más que a mitigar algunas de las amenazas y las dinámicas que ya vienen en camino.

Las amenazas para África son importantes, pero en tanto haya algunas personas que ganen (y habrá algunas ganancias, tanto en términos de ganancias equivalentes entre países, entre sectores incluso a nivel de clase), la clase patronal que en África le está apostando al modelo de ZPE seguirá con todo lo que conlleva. Con las inversiones especiales, con los vehículos de inversión especial, con las operaciones bancarias encubiertas. Esta clase tiene importantes ganancias como clase dominante en África. También ganan con la mano de obra barata, ganan del debilitamiento de los derechos de los sindicatos, ganan de la disposición de las comunidades, de la instalación de derechos de propiedad privada sobre la tierra. Hay en verdad una serie de asociaciones que están en marcha pero esto significa conflictos y amenazas para la gente africana trabajadora y para el medioambiente africano. Eso es lo que veremos.

Por desgracia, no pienso que los movimientos laborales, que los movimientos sociales, estén lo suficientemente sintonizados con las fragmentaciones y divisiones que ya crecen de un modo muy profundo en África, justo por esta carrera al fondo, algo que se expandirá por todo el continente justo por este tipo de acuerdos de libre comercio. Y pienso que ésta es una de las cuestiones que ustedes en PSI y sus afiliados saben que toman en cuenta. Aquí es donde requerimos más investigación e intervención urgentes.

Corte musical: Aziza Brahim, “Marhaba”.

N.R: Si tuviera que conjuntar todo lo que has dicho, parece que el AfCFTA impulsará la competencia entre los países africanos y por tanto le dará impulso a esta carrera al fondo que mencionas. Esto traerá regulaciones más laxas, inequidades crecientes. ¿Cómo podemos frenar esto? Porque si tomamos por ejemplo el caso de Honduras, que es reciente, ahí tenían Zonas Económicas Especiales que la gente realmente rechazó por todas las razones que ya mencionaste. Y ahí la gente, la población, se fue enojando más y más contra estas zonas. ¿Hay casos semejantes en África? ¿Hay gente que protesta contra estas zonas o qué están haciendo los movimientos sociales al respecto?

G.T.: Yo pienso que siempre habrá protestas. Los seres humanos son seres humanos. Si los engañas, si los explotas, si los empujas contra el muro, algunos lucharán siempre. Hay numerosos casos, en realidad innumerables, incontables casos. Pero como son pequeños, localizados, específicos de un sector, o luchas específicas ante una compañía, no se han generalizado, ni se ha integrado un movimiento social amplio, unificado. Pienso que, hasta cierto grado, podemos decir lo mismo de Honduras, aunque las condiciones sean diferentes. Sí. Honduras es un país en desarrollo, pobre, como casi toda África. Sabemos que mucho de Latinoamérica está igual, sabemos que en particular las mujeres están sumergidas en las maquilas en todo el continente, como en el sudeste asiático. Es la “feminización” de las mujeres, que las sometió a la mano de obra barata, sin sindicatos. Sometieron a gente de las áreas rurales para bajar aún más los estándares. Eso es cierto, en todas partes.

Pero recordemos que Honduras es parte de una región donde el proceso de industrialización está un poco más avanzado que en África. Y hay un poco más de propiedad local que en África. Las luchas en torno a la mano de obra y el capital han aguantado por más años. Hay países que lograron su independencia en el siglo XIX. En los treinta, los cuarenta, países como Brasil, Argentina y México acompañaron la industrialización con enormes movimientos populares, con coaliciones nacionales de desarrollo. Sí. El neoliberalismo ha hecho trizas todas estas cuestiones pero aquellas tradiciones nunca mueren.

Así que en Honduras ha sido importante que en especial las iniciativas de proyectos con mujeres, tengan un liderazgo que proviene de ellas y se esparce. Pero al mismo tiempo tenemos que decir que los sindicatos más tradicionales en Honduras no han encarado la cuestión ni adecuada ni consistentemente. No han podido integrar el movimiento de mujeres y sus demandas, a plenitud. Lo que ha ocurrido en Honduras ha sido muy positivo, pero necesita ir más allá. Necesita comenzar a abarcar asuntos como los impuestos, la inversión interna, el control de las fugas de capital, el tema de los derechos agrarios o los derechos al agua. Todo esto junto configura una nueva plataforma democrática, una nueva Constitución, una agenda de Constitución popular que pueda reunir a más y más gente y fuerce a las clases dominantes en Honduras, o en otras partes de Latinoamérica, a percatarse de los costos de no ser más incluyentes, más equitativos. A emprender un nuevo desarrollo nacional que sea sustentable, es decir equitativo y más. Así que es muy importante lo ocurrido en Honduras, pero hay que ir más allá.

N.R: ¿Piensas entonces que la experiencia de Honduras puede ser útil para las luchas africanas contra las ZPE?

G.T: Desde el mismo punto de vista uno tiene que decir que en el caso de África también se tiene que ir más allá. Siempre que ha habido logros en África en torno a las condiciones de las ZPE, como digo, han sido casos muy muy locales. Y se topa uno con que las comunidades mismas no son homogéneas. Una comunidad incluye a un jefe, y puede incluir a un MP, puede incluir a algún gran sacerdote del pueblo, o a algún millonario. Cuando decimos comunidad no hemos resuelto el problema aún.
Además, las luchas rurales no están vinculadas con las luchas urbanas aunque en términos demográficos reales lo urbano y lo rural estén más imbricados que nunca. Si hablamos de precariedad e informalización, y del movimiento fluido entre diferentes ocupaciones, no hay familia en el medio rural que no tenga algún pariente que trabaje en el poblado, en la ciudad, o que intente migrar fuera del país, o que labore en el sector informal. Así que de hecho hay un potencial para la unidad que es mucho mayor que nunca antes. No obstante, las condicionantes que posibilitan esa unidad son más débiles que nunca. Así que para ir más allá, debemos aprender de las luchas, como aquellas que ocurren en Honduras en este momento. Pero debemos llegar desde un entendimiento de dos cuestiones en particular: que el primer requisito para que una lucha avance es una agenda unificadora, porque confrontamos una crisis real de ausencia de liderazgo, de ausencia de sentido político, y por política quiero decir la capacidad de vincular diferentes puntos para conformar una agenda social, un movimiento social. Lo segundo es que tenemos divisiones reales donde cada sección quiere ganar para sí misma, aun a expensas de los otros.

No hablamos de la clase patronal, quienes emplean a otros, no hablamos de las transnacionales, no hablamos de los capitalistas. Pero si soy un obrero urbano y trabajo en la ZPE en Senegal, he llegado empleado para laborar ahí. Lo común es que emplearán gente fuera de las cercanías inmediatas, fuera de la localidad inmediata, en tanto la tierra de la gente local les es arrebatada. Entonces hay un conflicto automático entre ese trabajador y la comunidad. No digo con la comunidad en su totalidad, pero pienso en el campesinado, en el extremo más bajo de la comunidad que ha sido despojado.

Eso es lo opuesto a lo que debería estar ocurriendo. Porque es básico que si traes una nueva fábrica a un país, a una área, haya en verdad una unidad de intereses. Hay una base objetiva mejor si existe una unidad de intereses entre el campesinado y la comunidad campesina, o con los obreros del área, aquella gente conectada a los muelles, a los ferrocarriles, al transporte portuario, a quienes trabajan en la salud y en puestos de educación. Estoy diciendo que eso podría ser la base sobre la cual se podría crecer.

Pero a menos que uno piense políticamente, si se piensa como en las relaciones industriales tradicionales, yo defiendo mi salario, yo defiendo... nunca llega uno muy lejos. Necesitamos una transformación real, una transformación política, y de nuevo eso sólo puede provenir de la gente trabajadora. Y mientras más compartamos ejemplos e ideas de todo el mundo, más aprendemos unos de otros. Mientras más integremos nuestras luchas locales para ofrecer narrativas que prueben que la gente es relevante se puede desarrollar un modelo, interconectarnos con otros, y hay entonces mejores oportunidades de voltear la ola.

N.R: Una última pregunta. Algo que ha sido muy controvertido a lo largo de los últimos años es que muchos acuerdos de inversión y de libre comercio proporcionan protecciones a la inversión de los extranjeros, lo que implica que una y otra vez muchos inversionistas utilizan los tratados comerciales para llevar a juicio a los gobiernos que intentan implantar leyes más estrictas (digamos en materia laboral y ambiental). Hablando de Honduras, cuando el gobierno de Honduras abolió una Zona Económica Especial hubo arbitraje entre la compañía estadunidense y el gobierno de Honduras apelando al acuerdo comercial entre Honduras y EUA.

Todavía no es claro si la Zona de Libre Comercio Continental Africana incluirá tales protecciones, pero parece que sí. Como el texto no se ha finalizado aún, el proceso es muy opaco y no sabemos para dónde va, pero está mencionado en el texto. Esto implica que potencialmente los gobiernos se verán amarrados, impedidos de regular, si estas regulaciones impactan negativamente a las corporaciones, sobre todo si son extranjeras. Esto significa que tal vez, potencialmente, es un escenario de apocalipsis. Y estas Zonas de Procesamiento de Exportaciones o Zonas Económicas Especiales podrían dejar de estar reguladas en el futuro. ¿Piensas que la gente está consciente de eso y de lo problemático de esta amenaza?

G.T.: Ahí pienso que puedo decir dos cosas. Lo primero y más importante es que no pienso que sea especulación que incluyan un mecanismo de disputa inversionistas/Estados o los derechos de los inversionistas en el AfCFTA. No es especulación. Es un hecho. El propósito central del AfCFTA no era reparar el daño de la OMC o de los acuerdos de libre comercio sino construir a partir de ellos. Era levantar algo más grande, un régimen amigable con los inversionistas, así que en automático les digo que así será. Ésa es una cuestión. La segunda cuestión es que si todo esto está encadenado al AFCFTA, técnicamente todas las cosas serán más difíciles.

Utilizo el término “técnicamente” porque los tecnicismos no son política. Primero que nada, la realidad es que las zonas de procesamiento económico, como modelo, han fracasado en África. La industrialización impulsada por las exportaciones en África ha fracasado abismalmente. Así que hay un límite. Pueden decir lo que quieran a nivel retórico y colocar acuerdos uno tras otro pero la realidad es que es un modelo fallido. Así que su legitimidad, aunque le adosen una ley o un tratado, es una legitimidad más y más débil conforme avanzamos.

El hecho también es que los sindicatos no aprovechan esto, eso es un problema. Que los trabajadores no aprovechen esto, que debería estar en la conciencia de la gente, es un fracaso colosal. Uno no espera que los gobiernos lo hagan. No esperas que el secretariado del AfCFTA lo haga. O que las compañías transnacionales lo hagan. Sólo la gente trabajadora, las comunidades de gente que labora lo pueden hacer y no lo están haciendo. Así que lo que quiero decir es que cualquier cosa que prometa una transformación a la escala del AfCFTA es también una cuestión que debemos resistir. Hay que ofrecer narrativas alternas, batallas ideológicas, organización real, y mucho más. No importa lo que pase con los tecnicismos. También está el nivel de la política. Y digo también que no favorece nada a los promotores del AfCFTA que tengan un historial tan desastroso en las ZPE. Es un desastre. Eso es lo primero que tengo que decir.

La importancia del internacionalismo ahora es también crucial porque sabemos que para 2050 la mitad de las nuevas adiciones a la clase obrera mundial serán personas de África. Esto es un hecho demográfico. Para finales del siglo XXI, todas las adiciones netas a la clase obrera mundial vendrán de África. Puede ser una cuestión de migración o un racismo creciente, o el surgimiento de la extrema derecha, el recorte de los salarios globales para los más pobres y quienes padecen más de falta de educación. Casi todas las clases obreras no calificadas están creciendo en números. Es en interés de todo mundo, de toda persona que labora, el entender que las cuestiones de fragmentación y división de las que hablo respecto de África están en todas partes. Las vemos en Francia, lo vemos en todas las razas étnicas, en todas las clasificaciones sexuales, en las llamadas políticas de identidad. Sus puntos muy fuertes.

Y toda la cuestión de África, ahora que lo pienso, es una cuestión global. No es simplemente una cuestión ética, moral, global, es una cuestión existencial desde el punto de vista del cambio climático, de la unidad de los trabajadores, de mantener una tajada mayor de trabajo que de capital. Éstas son cuestiones que, aunque nosotros que estamos en primera línea habremos de convertir en nuestra prioridad número uno, no debería estar muy lejos como prioridad para ustedes también.

Si pensamos de ese modo y comenzamos a actuar en consecuencia, dada la crisis del sistema y la confusión que hay en la cúpula, podemos obtener mayores logros restringiendo su modelo y comenzando a revertirlo, creando espacios para alternativas mejores que las que nuestra confianza y nuestra esperanza nos permiten en este momento.

Music break: Fela Kuti “Zombie” (Barclay)

Fuente: bilaterals.org

Temas: TLC y Tratados de inversión

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