Colombia: Uribe sólo atiende al Chocó para fumigarlo

Idioma Español
País Colombia

Declaración del senador Jorge Enrique Robledo. En solidaridad con los chocoanos y sus autoridades civiles y eclesiásticas

En la primera semana de enero, el gobierno nacional inició las fumigaciones aéreas con glifosato sobre amplias zonas del Chocó. Las aspersiones, según se sabe, fueron suspendidas temporalmente por las lluvias, pero la orden sigue en pie como una peligrosa amenaza contra los pobladores y el ambiente.

El Chocó es la región más biodiversa y ecológicamente más sensible del país. La zona de El Darién es considerada de ?manejo especial? por sus condiciones ecológicas. La alta pluviosidad de la selva húmeda del Chocó estabiliza el clima de la zona cafetera. El Chocó alberga además resguardos indígenas y es el mayor asentamiento de las comunidades afrodescendientes, ambos considerados como áreas protegidas.

Contrastan las inmensas riquezas naturales del Chocó con la extrema pobreza en que siguen sumidos los habitantes. El Chocó carece de industrias, de servicios públicos, de vía al mar a pesar de la cercanía, de puertos, de escuelas, de servicios de salud. La capital, Quibdó, padece por la crónica falta de agua potable, que llegó a ser total recientemente, lo que obligó a los habitantes a declarar un paro cívico. A ninguna de estas necesidades ha prestado atención el presidente Uribe Vélez, y el Chocó sigue siendo la región más olvidada del país. Es incuestionable que el gobierno solo la tiene en cuenta a la hora de fumigarla.

Resulta apenas obvio que una medida tan bárbara provenga de Washington, como parte de la política antinarcóticos auspiciada por el gobierno de Bush en el marco del Plan Colombia. Pues si ya es de por sí una atrocidad fumigar desde aviones los campos colombianos, lo es más aún si se hace sobre el Chocó, delicada reserva del planeta. Y aquí otra vez salta a la vista la doble moral con que proceden las autoridades del Ministerio del Ambiente. El gobierno siempre se ha opuesto a obras de infraestructura tan necesarias como la Vía al Mar, con el pretexto de que se afecta el medio ambiente. Pero deja totalmente de lado la preocupación por la naturaleza cuando les da luz verde a las fumigaciones con glifosato.

La política antinarcóticos basada en la fumigación aérea no ha cumplido sus objetivos, pues en una década de fumigaciones intensivas la destrucción de cultivos no ha logrado ni disminuir la oferta ni subir los precios de la cocaína en las calles de las principales ciudades de Estados Unidos, lo que demuestra su fracaso. Al contrario, los precios se han reducido a la mitad y la nociva droga sigue estando disponible.

Solo si forma un poderoso frente común, logrará la ciudadanía derrotar las nocivas fumigaciones de glifosato ordenadas por Estados Unidos. En consecuencia, llamo a todos los colombianos a brindar el más amplio respaldo al Comité contra las Fumigaciones del Chocó, presidido por el gobernador del departamento y por los señores obispos de Quibdó e Istmina-Tadó, e integrado por los catorce alcaldes, el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), Codechocó, el periódico Chocó 7 Días y los demás medios de comunicación, la organización indígena Orewa, varias ONG y delegados de la Procuraduría, la Contraloría y la Defensoría.

Bogotá, 8 de febrero de 2005.

Fuente: MOIR

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