Día Mundial de los Derechos de los Consumidores: ¡No a los transgénicos!

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En todo el mundo los consumidores exigirán derecho a la información

Más de 250 organizaciones de consumidores de todo el mundo decidieron dedicar este 15 de marzo, Día Mundial de los Derechos de los Consumidores, a reivindicar el derecho a la información rechazando los alimentos transgénicos mientras carezcan de evaluaciones independientes y completas antes de su lanzamiento al mercado.

Desde Rusia a Perú, desde Malasia a Francia, desde Estados Unidos a Zimbabwe, organizaciones de consumidores de unos 115 países realizarán foros, exposiciones, lobby y diversas actividades para expresar este rechazo.

Consumers International, la única federación mundial de organizaciones de consumidores dedicada a la protección y la promoción de los intereses de los consumidores en todo el mundo cuenta actualmente con 250 organizaciones miembros en 115 países.

La campaña que ha lanzado CI apunta a detener la expansión de los cultivos transgénicos hasta que se implementen estrictas regulaciones acordadas internacionalmente y se demuestren claramente sus beneficios para consumidores, agricultores y medio ambiente. Según CI, los consumidores tienen el derecho básico a saber qué compran y qué comen.

Los alimentos transgénicos difieren de los convencionales debido a que se les ha agregado material genético, algo que no ocurre en la producción normal. Un ejemplo de ello es el maíz que contiene material genético adicionado en laboratorio proveniente de virus y bacterias y que le confiere la capacidad de sintetizar un pesticida bacteriano en toda la planta y que presenta diferencias fundamentales con respecto al maíz convencional.

En la actualidad alrededor de un tercio de la población mundial vive en países con regímenes de etiquetado obligatorio para los alimentos transgénicos, incluyendo a Brasil, China, Japón, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Tailandia y Australia.

Consumers International busca:

* Asegurar que los alimentos transgénicos sean efectivamente etiquetados bajo normas tanto o más rigurosas que la regulación del 0,9% de la Unión Europea.

* Promover leyes nacionales para proteger la biodiversidad. Esto es importante para los intereses de los consumidores, porque esas leyes implementarían el Protocolo sobre Seguridad de la Biotecnología (o Protocolo de Cartagena), que incluye cláusulas para el "etiquetado" de alimentos importados, además de un completo régimen sobre responsabilidades y compensaciones.

* Promover leyes nacionales sobre patentes para proteger el derecho de agricultores a reutilizar semillas.

* Ampliar la resistencia de los consumidores a la introducción de variedades existentes de alimentos transgénicos en países donde no se habían cultivado anteriormente, y a nuevas variedades de alimentos transgénicos, como el arroz, trigo, café y frutas como la papaya y la sandía.

* Información y educación, incluyendo campañas públicas en torno al "derecho a conocer" la tecnología y sus implicancias, ya que el etiquetado pierde todo sentido si hay poca conciencia pública, y se requiere información para elegir.

Respecto de los alimentos transgénicos ya existentes, la campaña pretende asegurar que sean sometidos a rigurosas pruebas independientes sobre su inocuidad y que cuenten con un etiquetado adecuado, que se pueda rastrear su origen, y que los productores se hagan responsables de cualquier daño que pudieran causar a la salud o al ambiente.

Fuente: BolPress

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