Experimentos genéticos en Puerto Rico

Puerto Rico es escenario de experimentos secretos con plantas genéticamente alteradas no aptas para consumo humano, según un informe hecho por una coalición de organizaciones ecologistas y de defensa del consumidor de Estados Unidos.

Las plantas en cuestión, que incluyen maíz, soya, arroz y tabaco, producen químicos industriales y farmacéuticos en sus tejidos, y por lo tanto no son comestibles. Estos químicos incluyen vacunas, hormonas de crecimiento, agentes coagulantes, enzimas industriales, anticuerpos humanos, anticonceptivos y drogas para inducir el aborto.

El informe, titulado "Manufacturing Drugs and Chemicals in Crops", señala a Puerto Rico como uno de los cuatro lugares donde más experimentos de esta índole se han realizado. Los otros tres son los estados de Nebraska, Wisconsin y Hawaii. Estos experimentos, de los cuales se han efectuado unos 300 desde 1991, se han realizado en secreto y sin ningún debate público. El gobierno federal clasifica la información específica sobre estos cultivos como confidencial ("confidential business information"), según un reportaje del Environmental News Service (ENS).

Biopharming

El uso de plantas genéticamente alteradas, también llamadas transgénicas, para producir químicos se conoce en inglés como "pharming" o "biopharming". Los términos son un juego de palabras, combinando la palabra "farm" (finca) y el prefijo "pharm" (fármaco). A estas plantas se les llaman biofarmacéuticas. Es necesario aclarar que no todos los cultivos transgénicos son biofarmacéuticos, y que la gran mayoría de los experimentos con cultivos transgénicos en Puerto Rico son con granos destinados a uso como alimento para humanos (Ver RECUADRO al final).

ProdiGene, la compañía que más experimentos e investigación realiza con biofarmacéuticos, pronostica que dentro de ocho años un diez por ciento de la cosecha de maíz en Estados Unidos será biofarmacéutica. El mercado de drogas y químicos biofarmacéuticos podría llegar a los $200 mil millones en los próximos diez años, según el científico Guy Cardineau, de Dow AgroSciences.

El informe de la coalición advierte que estos cultivos traen peligros inimaginables a la ecología, la agricultura y la salud humana. La interrogante básica que presentan es: ¿Se podrán aislar y segregar estas plantas y sus frutos y granos, de modo que se pueda evitar una especie de Chernobyl biológico que resulte en una tragedia ecológica y de salud pública?

De esta interrogante se derivan otras dos preguntas más específicas: ¿Qué garantía hay de que estos productos no acabarán accidentalmente en el supermercado? ¿Cómo se evitará que el polen de estas plantas no fertilice a otras fuera del cultivo y así comiencen éstas a reproducirse fuera de control?

"Un solo error de una compañía de biotecnología y estaremos comiendo los medicamentos de prescripción de otra persona en nuestro cereal de desayuno", advierte Larry Bohlen, portavoz del grupo internacional ecologista Amigos de la Tierra, que forma parte de la coalición que redactó el informe sobre biofarmacéuticos.

"¿Qué pasa si el polen de una planta transgénica que contiene alguna droga fertiliza algún cultivo comestible que se encuentre cercano?", pregunta el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC) en un informe publicado en 2000.

"¿Cómo afectarán a los microorganismos de la tierra o a los insectos benéficos los cultivos que están diseñados genéticamente para producir químicos industriales o fármacos? ¿Qué pasa si los cultivos biofarmacéuticos terminan siendo comidos por animales? ¿Se alterarán las proteínas biofarmacéuticas en diversas formas durante el crecimiento de la planta, su cosecha y almacenamiento? ¿Podrían causar alergias?"

Las autoridades del gobierno de Estados Unidos aseguran que no hay de qué preocuparse. James White, oficial del Departamento de Agricultura de Estados Unidos a cargo de evaluaciones de biotecnología, declaró a la revista "New Scientist" que las posibilidades de contaminación genética por polen de cultivos biofarmacéuticos son "prácticamente cero".

Pero los activistas no son los únicos escépticos. Tras la publicación del informe de la coalición, un portavoz de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, que no quiso ser identificado, dijo a ENS que los biofarmacéuticos podrían aparearse con otras plantas "con el resultado no anticipado de químicos noveles en el alimento humano".

Los editores de la revista científica "Nature Biotechnology" y el empresario William Haseltine, jefe de Human Genome Sciences, también han expresado dudas acerca de lo seguros que puedan ser los biofarmacéuticos. Por su parte, el profesor Philip Regal, de la Universidad de Minnesota, sostiene que es posible que no exista ni vaya a existir una manera efectiva de contener los genes de cultivos transgénicos.

El caso Starlink

La contaminación genética no es ningún escenario futurista sino una alarmante realidad, como informamos en nuestras ediciones del 1 y 8 de marzo del año corriente.

En septiembre de 2000 salió a luz que las tortillas de Taco Bell estaban contaminadas con trazas de un maíz transgénico no aprobado para consumo humano. El maíz en cuestión, llamado Starlink, fue plantado en sólo 0.04% de toda el área dedicada al cultivo de ese grano en Estados Unidos, y sin embargo fue eventualmente detectado en sobre 300 productos de supermercado.

Por lo menos 143 millones de toneladas de maíz estadounidense acabaron contaminadas con Starlink, lo que causó que procesadores y distribuidores de grano gastaran mil millones de dólares en un período de seis meses en sus esfuerzos por deshacerse de este maíz.

Tras este fiasco, la industria de la biotecnología asegura que Starlink es inofensivo y que nadie se hizo daño. Sin embargo, los Centros para el Control de Enfermedades en Atlanta recibieron decenas de informes de consumidores que dicen haber tenido reacciones alérgicas tras consumir maíz alegadamente contaminado con Starlink.

Ayuda transgénica

Nadie ha muerto por consumir Starlink ni ningún otro alimento transgénico- que se sepa. Los alimentos transgénicos se producen comercialmente desde 1996, y consisten mayormente de soya y maiz. Hoy día decenas de millones de hectáreas son dedicadas a cultivos transgénicos, mayormente en Estados Unidos, Canadá y Argentina. Estos alimentos se introdujeron en los supermercados sin ninguna notificación al consumidor y no están etiquetados, lo cual hace prácticamente imposible determinar qué efectos podrían estar teniendo sobre la salud humana. Cualquier producto que contenga maíz, soya o canola (colza) es potencialmente transgénico.

Activistas que critican y fiscalizan las compañías de biotecnología sostienen que el desastre Starlink demuestra que no es posible aislar productos transgénicos, que habrá más accidentes similares, y que podrán darse con productos realmente peligrosos, como los biofarmacéuticos.

¿A dónde fue a parar todo ese maíz decomisado? Aparentemente lo están enviando a países pobres como ayuda". Amigos de la Tierra y otras organizaciones denuncian que la ayuda alimentaria que Estados Unidos está enviando a Latinoamérica y Africa contiene grano transgénico.

¿Cómo llegó Starlink a los supermercados? ¿Por error humano en alguno de los más de 300 molinos que procesaron ese maíz? ¿O fue por polinización? Nadie sabe. Y hasta ahora no tenemos constancia de que las autoridades estadounidenses se hayan molestado en investigar.

Contaminación en México

La contaminación genética por polinización ya está ocurriendo en México. Desde el año pasado se ha observado la proliferación agresiva de maíz transgénico en ese país. El pasado mes de febrero, 144 organizaciones de agricultores y de sociedad civil de sobre 40 países presentaron una carta abierta sobre la contaminación del maíz mexicano, en la que le exigen cuentas a las Naciones Unidas, a la industria privada, y a las instituciones académicas.

Este flujo genético "es contaminante y degrada uno de los mayores tesoros de México. Que a diferencia de la dispersión y flujo genético entre maíces criollos y variedades híbridas convencionales, no transfiere genes de maíz solamente, sino además fragmentos de genes de bacterias y virus, que nada tienen que ver con el maíz, cuyos efectos ambientales y en la salud no han sido seriamente evaluados", según Silvia Ribeiro, del Grupo ETC.

Setenta por ciento de los cultivos biofarmacéuticos son de maíz, grano de primerísima importancia para la alimentación mundial. ¿Qué consecuencias puede tener para la alimentación mundial la proliferación descontrolada de polen de maíz biofarmacéutico?

¿Cuán lejos viaja el polen? Sabemos que las abejas viajan hasta a cinco kilómetros de su colmena. Pero además, también polinizan las mariposas, moscas, abejorros, escarabajos y áfidos. El viento, por su parte, puede transportar polen a grandes distancias. En las islas escocesas Shetland se ha encontrado polen de árboles; pero ahí no crece un solo árbol y el más cercano está a 250 kilómetros de ese archipiélago, según el reciente libro ¿Redesigning Life? The Worldwide Challenge to Genetic Engineering", editado por el profesor y biólogo Brian Tokar. Se ha documentado también la presencia de polen de la cordillera Himalaya en el desierto de Rajastán, que queda a 600 kilómetros de distancia.

En Puerto Rico se han realizado sobre dos mil experimentos a campo abierto con cultivos transgénicos, más por milla cuadrada que en cualquier otro lugar bajo la jurisdicción estadounidense, excepto Hawaii. Según el informe "Raising Risk: Field Testing of Genetically Engineered Crops in the U.S.", producido por las organizaciones Public Interest Research Group y Genetically Engineered Food Alert, para enero del año pasado aquí se habían realizado un total de 2,296 experimentos de este tipo, aprobados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).

Estos experimentos no son realizados en laboratorios ni en invernaderos, sino al aire libre, de modo que el polen transgénico puede viajar grandes distancias y polinizar plantas en lugares inesperados. En los años setenta, los Institutos Nacionales de Salud declararon que la liberación de organismos transgénicos al medio ambiente era demasiado peligrosa y que no se debería permitir. Sin embargo, el criterio comercial se impuso, y hoy día tenemos decenas de millones de hectáreas de cultivos transgénicos comerciales, mayormente soya, maíz y algodón.

Según el informe "Raising Risk", los únicos lugares donde el USDA dio luz verde a más experimentos genéticos que en Puerto Rico fueron Hawaii (3,275), Illinois (2,832) e Iowa (2,820). Estos últimos dos estados tienen una extensión territorial muchísimo mayor que nuestro país, por lo cual tenemos más de estos experimentos por milla cuadrada. A Puerto Rico le sigue California, con 1.435 experimentos. De nuevo, debido a la gran diferencia en tamaño, la pasamos a California en experimentos por milla cuadrada. A esto debemos añadir el agravante de que Puerto Rico tiene una densidad poblacional mucho mayor que la de cualquier estado de Estados Unidos.

Para más información:

GE Pharmaceuticals in Your Grocery Basket? http://www.organicconsumers.org/gefood
New Alarming Report on Hazards of Biopharming http://www.OrganicConsumers.org/
Genetically Engineered Food Alert http://www.gefoodalert.org
Secret U.S. Biopharms Growing Experimental Drugs http://ens-news.com/
Granjas secretas y drogas transgénicas http://www.jornada.unam.mx/
GE Pharming Generating Controversy http://www.organicconsumers.org/
Prodigene http://www.prodigene.com/

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