Interpone Greenpeace una barrera humana entre barco con miles de toneladas de maíz transgénico y territorio nacional

Dada la incompetencia y la nula respuesta del gobierno mexicano para detener las importaciones de maíz transgénico de Estados Unidos, principal causa de la contaminación genética de las variedades nativas de maíz, cinco activistas de Greenpeace México se colocaron, formando una barrera de boyas humanas, en la entrada del puerto de Veracruz para impedir el ingreso a México del barco Sea Crown que trae 40 mil toneladas de maíz modificado del país del norte.

Al mismo tiempo, a bordo de una lancha inflable, dos ambientalistas se interpusieron en el camino de la embarcación para disuadirla de llegar hacia los muelles y de dejar su peligrosa carga en el puerto.

 

Al enterarse de esta situación, el barco Sea Crown decidió continuar su camino embistiendo a los 5 activistas --Imelda, Nashaeli, Milton, José y Miguel Ángel--, quienes lograron salir ilesos. Una vez que la embarcación rebasó a los activistas y entró propiamente a las aguas del puerto, dos lanchas inflables de Greenpeace con otro grupo de activistas intentaron nuevamente disuadir al buque de ingresar a territorio nacional su insegura carga.

 

"El maíz transgénico que transporta este barco ya contaminó genéticamente a las variedades mexicanas de maíz en 15 comunidades de Oaxaca y Puebla, lo que ha puesto en riesgo a las más de 300 variedades de este grano que se originaron en nuestro país. Las secretarías responsables de la bioseguridad saben de este hecho desde hace al menos ocho meses y no han tomado las decisiones necesarias para remediarlo, empezando por frenar las importaciones de maíz transgénico a México. Ante la negligencia de las autoridades, Greenpeace ha tenido que tomar estas drásticas medidas", afirmó Héctor Magallón, coordinador de la campaña de consumidores de Greenpeace México.

 

Cuando los integrantes de Greenpeace ya habían logrado el alto total del Sea Crown, autoridades de la capitanía del puerto de Veracruz obligaron a los activistas a salir de las aguas federales, argumentando que era ilegal la maniobra, que se trataba de un ataque contra las vías federales de comunicación y que se estaba poniendo en riesgo a las embarcaciones que se encontraban en la zona de descarga.

 

"El verdadero riesgo no está en nuestras boyas de 20 centímetros y en nuestros nadadores; está en la peligrosa carga que este barco ha traído de Estados Unidos", señalaron los activistas de Greenpeace.

 

"Si el gobierno no toma las medidas necesarias para detener la contaminación del maíz mexicano, empezando por la importación de las variedades transgénicas de este grano, las organizaciones y la sociedad tendremos que hacerlo", aseveró Magallón, explicando la razón por la que se decidió intentar detener el ingreso del contenido del Sea Crown a territorio nacional.

 

Ya en tierra, Liza Covantes, coordinadora de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace México, explicó que el 4 de septiembre pasado, durante una reunión en la cual Greenpeace México estuvo presente, el secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), Fernando Ortiz Monasterio, anuncio que tenía información sobre la presencia de genes provenientes de variedades de maíz transgénico en variedades mexicanas de este grano. En dicha reunión, Ortiz Monasterio aseguró que desde el 20 de julio había informado sobre esta contaminación a las secretarías que integran tal comisión (Agricultura, Medio Ambiente, Salud, Economía, Hacienda y Educación).

 

El 18 de ese mismo mes, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) confirmó que en 13 comunidades de Oaxaca y Puebla se encontró que entre 3 y 10% de las semillas de maíz criollo están contaminadas con genes provenientes de maíz transgénico. En cuatro comunidades los niveles de contaminación son de entre 20 y 60 por ciento. Además, Semarnat también informó en un documento interno de esa dependencia que "una muestra tomada de los almacenes de Diconsa en la localidad de Ixtlán de Juárez mostró que 37% de los granos eran transgénicos".

 

Esta información fue confirmada el 29 de noviembre pasado en un artículo científico publicado en la revista Nature, una de las revistas científicas más importantes del mundo. En dicho artículo escrito por Ignacio Chapela y David Quist se confirma la presencia de genes provenientes de maíz transgénico en variedades criollas de este grano y en el maíz distribuido por Diconsa en esas comunidades. Si bien posteriormente se ha criticado la metodología seguida en el análisis, lo que llevó a los editores de Nature a reabrir la discusión sobre la publicación del artículo (4 de abril del 2002), el resultado positivo no se cuestiona. De hecho, en el mismo número de la revista los investigadores Chapela y Quist confirman una vez más el resultado positivo, como ya lo habían hecho otras dos instituciones de investigación mexicanas: el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav-Irapuato), del Instituto Politécnico Nacional y el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

"No hay duda de que la contaminación genética del maíz mexicano es un hecho y esto es un problema para nuestro país. Es inconcebible de que al menos desde mediados del 2001 las autoridades sepan esta información y hasta ahora no hayan tomado ninguna medida para remediarla", afirmó Liza Covantes, coordinadora de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace México.

 

Diconsa importó 227 mil toneladas de maíz durante el año 2000 y 169 mil hasta julio de este año, además de que reparte 600 mil ton de maíz en 22,500 comunidades del país.

 

"Desde 1999 habíamos advertido, junto con otras organizaciones no gubernamentales (ONG) y científicos mexicanos, sobre los riesgos de permitir la entrada de maíz transgénico a México. Greenpeace puede detener este cargamento de maíz pero es el gobierno mexicano, particularmente las secretarías de Agricultura y de Economía, el que tiene la obligación y el poder para detener la fuente de a contaminación genética del maíz mexicano: la importación de maíz transgénico", afirmó Magallón.

 

El 4 de octubre, una coalición de 40 organizaciones de campesinos, civiles y ambientalistas, entre ellas Greenpeace, además de académicos e intelectuales dieron a conocer un plan emergencia para resolver la contaminación genética de variedades criollas en el que exigen al gobierno mexicano detener la entrada de maíz transgénico a México, determinar la magnitud de la contaminación, llevar a cabo un plan de remediación y control de la contaminación que incluya promover la siembra y conservación de las variedades de maíz mexicano y apoyar los sistemas agrícolas tradicionales, y fincar responsabilidades legales a los funcionarios y empresas responsables de la contaminación de las variedades criollas entre otros puntos.

 

A este llamado se suma el hecho por más de 80 científicos de todo el mundo, el 29 de noviembre pasado en el que exhortan a los gobiernos del mundo para que "utilicen todos los medios posibles para evitar la contaminación del maíz mexicano y sus variedades criollas con variedades de maíz genéticamente modificado".

 

Además, el 4 de diciembre pasado el Senado de la República aprobó un punto de acuerdo en el que se le solicita a la Sagarpa detener la entrada de maíz transgénico a México.

 

"La contaminación encontrada en Oaxaca y Puebla se descubrió porque es ahí donde se ha investigado. Es un hecho que la contaminación puede estar mucho más extendida y mientras no se detenga la entrada de maíz transgénico a México seguirá aumentando y extendiéndose. ¿Quién más aparte de la sociedad civil, la comunidad académica y el Senado de la república debe pedirle a Javier Usabiaga que haga su trabajo: proteger el maíz mexicano?", continuó Magallón.

 

"El mismo gobierno mexicano reconoce los riesgos de sembrar maíz genéticamente modificado en nuestro país, por lo que desde 1998 prohibió la siembra de este grano con fines de investigación. Sin embargo, cada año se importan 6 millones de toneladas de maíz para consumo humano y animal en las que vienen mezclados granos transgénicos y convencionales que, a pesar de lo que la Sagarpa afirmaba, se desviaron para ser sembrados por lo que se contaminaron las variedades mexicanas del grano. ¿Qué espera Javier Usabiaga para tomar medidas inmediatas para proteger el maíz mexicano? ¿Qué espera Luis Ernesto Derbez para detener las importaciones de maíz transgénico? ¿O a qué intereses pretenden servir?", añadió Magallón.

 

Finalmente, los integrantes de Greenpeace solicitaron al Senado que en este periodo de sesiones, que concluye el 30 de abril, ratifique el Protocolo de Cartagena Bioseguridad, ya que este instrumento legal dará sustento a la prohibición de importar maíz transgénico.

Fuente: EcoPortal

Comentarios