Por una América Latina Libre de Transgénicos

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El día 21 de junio fue nombrado como el “Día por una América Latina Libre de Transgénicos”. Es un día que recoge un anhelo de todos: que nuestro amado continente sea un lugar libre de OGM. Con seguridad cada uno de nosotros tenemos pequeñas victorias que compartir en relación a esta dura tarea que nos hemos propuesto

Lamentablemente, y a pesar de la lucha de miles de campesinos en todo el continente, si hacemos un análisis de lo que ha ocurrido en este año, las noticias no son alentadoras.

Por un lado tenemos los casos de Brasil y México, donde se han aprobado leyes de bioseguridad que han sido diseñadas para que las empresas instalen sus negocios en esos países, pasando por alto, principios tan importantes como el fortalecimiento de las economías campesinas y la soberanía alimentaria. Esto es especialmente delicado si tomamos en cuenta que Brasil es el segundo productor mundial de soya, y que otros países como Bolivia y Paraguay dependen del mercado brasileño de soya.

Tal como avizoraron las empresas, el Cono Sur se ha transformado en la República Unida de la Soya, y de soya transgénica por añadidura. Algunas organizaciones han querido matizar esa tendencia a través de iniciativas tales como “la soya sustentable” o similares, que no abordan de raíz la problemática de la soberanía alimentaria y miran esta tendencias con la la soya en el Cono Sur como un problema técnico y no político.

Peor aun, hemos tenido noticias recientes de que en Chile y Puerto Rico se estarían sembrado cultivos farmacéuticos, cultivos que han sido altamente cuestionados incluso por algunos productores de maíz transgénico a gran escala.

Por otro lado, los proyectos UNEP GEF pretenden uniformizar las normas de bioseguridad en todos los países donde operan (que son más de 120 países), de tal manera que las empresas puedan funcionar con una norma homóloga en todo el mundo y encontrar menos restricciones legales y burocráticas para inundar el mundo con transgénicos.

En las últimas negociaciones del Protocolo de Cartagena, los países de América Latina jugaron un papel muy subordinado a los intereses de las empresas, siendo el ejemplo más lamentable el de Brasil.

Pero no todas las noticias son negativas. Hay Municipios que se han declarado libres de transgénicos, como es el caso de “El Paraíso” en Costa Rica. En Brasil, a pesar de todas las presiones, el Estado de Paraná ha endurecido su prohibición para transportar transgénicos desde su puerto en Paranagua, aun cuando existe una decisión contraria de la Corte Suprema.

Con seguridad cada uno de nosotros tenemos pequeñas victorias que compartir en relación a esta dura tarea que nos hemos propuesto.

Esta carta no es para desalentarnos, sino para que tomemos conciencia de que tenemos mucho trabajo por delante. Lo importante es no desanimarnos.

Un feliz Inti Raimi para tod@s

Elizabeth Bravo
COORDINADORA
RALLT

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