México: insiste Greenpeace en su exigencia de etiquetar productos transgénicos

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País México

Revela resultados de una encuesta elaborada en Monterrey, Guadalajara y DF. La mayoría de mexicanos ignora si ha ingerido alimentos genéticamente modificados

Integrantes de la organización ecologista Greenpecae aseguraron que la mayoría de habitantes de las tres principales ciudades del país se han pronunciado en favor de que la industria de alimentos informe al consumidor si en la elaboración de sus productos utilizan algún transgénico.

En el contexto de la campaña en favor de esa práctica, que lleva el lema Transgénicos en mi mesa ¡no! -pintada en un globo aerostático que voló este domingo por el el Zócalo capitalino-, Areli Carreón informó que en una encuesta que se realizó en septiembre en las ciudades de Monterrey, Guadalajara y Distrito Federal, 98 por ciento de ciudadanos opinaron que las empresas de alimentos deben etiquetar sus productos transgénicos.

Añadió que 73 por ciento de entrevistados ignoraban qué son los alimentos transgénicos. "La falta de información y el desconocimiento persisten incluso entre quienes saben que existen los alimentos genéticamente modificados, ya que 95 por ciento de encuestados no están seguros si han comido transgénicos".

La coordinadora de la campaña contra los transgénicos de Greenpeace exigió a las autoridades federales mayor información sobre alimentos transgénicos.

En tanto, el director del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, de la Secretaría de Agricultura, Javier Trujillo, afirmó que el llamado Proyecto Maestro de Maíz -siembra de variedades del grano genéticamente modificadas en campos experimentales del Instituto Nacional contaminación.

Añadió que se llevará a cabo para obtener una conclusión satisfactoria en torno a las dudas de que la siembra de maíz transgénico tiene efectos negativos en medio ambiente, biodiversidad, estabilidad ge-nómica y comportamiento agronómico o si tiene beneficios potenciales por el grano genéticamente modificado.

"El experimento es para responder con serenidad a una serie de preguntas; no se está actuando con irresponsabilidad ni somos omisos a ningún riesgo. Hay cautela. Los experimentos comenzarán en enero de 2006, de acuerdo con la estacionalidad. Será entonces cuando la semilla entre en contacto con el suelo."

Precisó que se sembrarán siete variedades de maíz de las compañías Monsanto, Pioneer y Dow Agrosciences, que son las propietarias de los genes y los únicas que realizan investigación en maíz transgénico. En enero y febrero, dijo, "se liberarán tres especies en un ciclo de cuatro meses: entonces se conocerán las características y desarrollo del cultivo".

Reiteró que dicho proyecto consiste en ciclos secuenciales, que tendrán una duración de un año para sembrar todos los genotipos. Una vez concluido, los científicos evaluarán los resultados de campo y los harán públicos. "No hay ninguna falta legal en el experimento, porque ya existe el andamiaje correspondiente para aplicarlo", acotó.

Trujillo Arriaga aclaró que el experimento se realizará para disipar las dudas de los agricultores, quienes son los dueños del negocio", a fin de brindarles la oportunidad de acceso a los avances tecnológicos y a los mercados externos. "No podemos actuar conservadoramente porque hay costos económicos de por medio. Además, en el exterior los agricultores de diversos países están peleando por mayores oportunidades de mercado. Tampoco se ha encontrado una razón para quitar ese derecho a los productores", sostuvo.

Insistió en que es un acto "responsable" hacia el patrimonio ambiental y genético del maíz que la dependencia haya aprobado el experimento, pues prevalece una exigencia legítima de los productores para acceder a la biotecnología.

La Jornada, México, 14-11-05

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