Zoológico para semillas del mundo

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Cuando la gente empieza a pensar en el día del juicio final, conviene prepararse para lo peor. No sea que la invocación sea escuchada. Ojalá el proyecto de la Bóveda Global de Semillas en Svalbard no sea un mal presagio.

Ayer fue inaugurado para almacenar hasta 4.5 millones de muestras de semillas en depósitos subterráneos construidos en la isla de Svalbard, a mil kilómetros del Polo Norte. Las semillas estarán almacenadas a temperaturas de menos 18 grados centígrados y podrían permanecer viables miles de años. Las muestras de semillas provendrán de cultivos y ecosistemas de todo el mundo, desde los suelos de Madagascar hasta los valles interandinos de Perú y Ecuador, pasando por las mesetas de Etiopía y el altiplano mexicano.

El proyecto busca preservar muestras de variedades de los cultivos más importantes del mundo. Estarán presentes desde muestras de plátanos y maíz, hasta sorgo, garbanzo, trigo, pasando por docenas de otros cultivos. El objetivo central del proyecto es mantener esta reserva de semillas para el caso de que una catástrofe global amenace la seguridad alimentaria de la humanidad.

La Bóveda Global de Semillas en Svalbard está a 70 metros de profundidad en una montaña de roca sólida y se accede a las tres naves del depósito por un túnel subterráneo de 100 metros de largo. A decir de sus constructores, la bóveda puede soportar una catástrofe por guerra nuclear, el impacto de un avión o los terremotos que pueden presentarse en esa apartada región. La bóveda se encuentra en una montaña cerca de Longyearbyen (2 mil 500 habitantes), a 130 metros sobre el nivel del mar. Es decir, a salvo del aumento en el nivel del océano en caso de que se descongelen las capas de hielo del Ártico, de Groenlandia y de la Antártida por el calentamiento global. Aun en caso de que la fuente de energía experimentara una falla, la capa de suelo permanentemente congelado (permagelisol) mantendría la temperatura en alrededor de -4 grados centígrados.

El punto de partida del proyecto es que la diversidad genética puede peligrar “por guerras, desastres naturales, falta de financiamiento adecuado o mal manejo de las semillas”. Aunque el gobierno noruego ha soportado la mayor parte del costo de construcción, la bóveda depende del Fideicomiso Global de Diversidad de Cultivos, y su director Cary Fowler afirma que este instrumento permitiría reconstituir la agricultura mundial en caso de una catástrofe. ¿Se referirá a la dramática situación por la que atraviesa la agricultura en el mundo?

El proyecto ha sido inaugurado precisamente cuando la agricultura sustentable atraviesa su peor crisis. Las corporaciones trasnacionales, los gobiernos de muchos países y los organismos internacionales responsables para el sector agropecuario han declarado una guerra sin cuartel a los millones de campesinos de subsistencia y a los agricultores que utilizan los principios de la agroecología como base de sus estrategias de producción. No sorprende que el proyecto esté apoyado por las fundaciones Rockefeller, Bill y Melinda Gates, el Banco Mundial y empresas como DuPont (Pioneer) y Syngenta. Estos socios del gobierno noruego no tienen buena reputación en el tema de la agricultura sustentable.

En lugar de apoyar a los productores agrícolas del planeta que mantienen viva la diversidad genética de los principales cultivos, la bóveda de Svalbard les envía dos mensajes. Primero: abandonen el control de sus estrategias de producción y sométanse a los dictados de la agricultura por contrato de las trasnacionales. Segundo: no se preocupen, nosotros cuidaremos el germoplasma que ha sido desarrollado en los últimos 10 mil años y lo guardaremos en lugar seguro. Es más, ya estamos reconstituyendo la agricultura del mundo a imagen y semejanza de las necesidades del capital: la rentabilidad es primero.

Lo cierto es que la distorsión del sistema de patentes, el retiro de apoyos oficiales y la promoción de los cultivos transgénicos y el alto uso de insumos químicos son apenas algunas de las armas más poderosas utilizadas todos los días en contra de los productores de subsistencia, orgánicos y agroecológicos. Éstos son los productores que utilizan, desarrollan y cuidan la variabilidad genética que es la base de toda la agricultura. Ahora pueden dormir tranquilos porque el germoplasma de sus cultivos estará, por fin, a salvo de cualquier catástrofe.

Una de las razones por las que se escogió Svalbard es su aislamiento. Presumiblemente el difícil acceso a la isla aumenta la seguridad. Hasta los hambrientos osos polares que habitan la isla han sido mencionados como una barrera más de seguridad. Lástima que estén amenazados por el calentamiento global y que un estudio del Instituto Polar Noruego haya encontrado osos hermafroditas debido a la presencia de bifeniles policlorinados (PCB) y otras toxinas en las aguas del Océano Ártico. Al igual que las semillas, habría que colocar a los osos polares en una bóveda subterránea. Pero cuando una especie comienza a pensar en zoológicos para preservar el mundo, puede ser que sus días estén contados.

Por Alejandro Nadal

27-2-08

Fuente: La Jornada

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