Suplemento Ojarasca N° 188
“Hemos decidido tomar en nuestras manos el rumbo de nuestro destino y defender nuestras vidas y la de nuestros hijos para poner orden y solución a los múltiples problemas sociales que impiden el desarrollo de nuestras comunidades, que durante mucho tiempo han sido violentadas en su dignidad, cultura y tradiciones”.
La ola de comunidades indígenas decididas a organizar su autodefensa contra la delincuencia organizada, crece a lo largo y ancho del territorio nacional. Luego de un levantamiento ocurrido en el municipio de Olinalá, en el que el poblado expuso su hartazgo por los secuestros, robos, extorsiones y asesinatos que tienen lugar en su región sin que las autoridades hagan nada por detener a los culpables, se dio a conocer el nacimiento de una nueva Policía Ciudadana y Popular (PCP), que se suma a los esfuerzos autónomos de la Policía Comunitaria de Guerrero, así como a las experiencias que se registran en las comunidades de Cherán, Urapicho y otras de la meseta purhépecha de Michoacán, en las que los pueblos indios están asumiendo la defensa de su territorio y población.
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