Armin Paasch

Nadie quería faltar esta vez. Sarkozy, Lula, Ahmadineyad, Ban Ki-Moon, Annan o Mugabe, todos querían estar en Roma a comienzos de junio para mostrar su indignación por la crisis alimentaria mundial. Dos años antes, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) había hecho un balance dramático de la lucha contra el hambre. Pero entonces los gobiernos enviaron representantes de segunda y tercera fila. Esta vez, en la cumbre todos los grandes estaban de parto, y por desgracia no dieron a luz más que un ratón

La cumbre del hambre