Piense que Usted es el dueño de Cargill, la mayor empresa privada norteamericana que controla –más o menos- la mitad de la comercialización de granos del mundo, y llega el fin del mes. -¡Que lata, otra vez a reunirme con los contables –pensará- para que me cuenten cifras y datos que apenas entenderé, en lugar de estar montando a caballo en el Club. Enciende el puro, se sienta en su despacho y manda llamar al Jefe de Cuentas.