12 de agosto – Día Internacional de la Juventud

La Juventud Trabajadora de las Américas somos una fuerza transformadora en el movimiento sindical y social, con un papel central en la defensa de la democracia, la paz, los derechos humanos, la justicia social, la igualdad de género y la justicia ambiental.
Exigimos mayor participación de juventudes, mujeres y diversidades en los espacios de toma de decisiones de nuestras organizaciones. Demandamos nuevas estrategias de comunicación que nos permitan construir narrativas propias desde nuestros territorios y fortalecer nuestras redes solidarias. Asimismo, reafirmamos nuestro compromiso en defensa de la democracia y demandamos una participación plena en los procesos de diálogo y toma de decisiones en nuestros países. Nuestra posición es clara: “¡Nada sobre nosotros/as, sin nosotros/as!”.
Defendemos la educación pública, gratuita, inclusiva, laica, feminista, democrática y de calidad, la cual representa un pilar fundamental para la igualdad.
Respondemos con un rotundo “¡Nunca Más!” a la violencia estructural contra las juventudes, a la violencia institucional, antisindical y de género, y reivindicamos un enfoque interseccional que aborde las desigualdades que excluyen a las juventudes por razones de género, etnia, religión, entre otras.
Rechazamos el modelo neoliberal que ha precarizado nuestras vidas, el cual es incompatible con una vida digna basada en el trabajo decente y la justicia social. Enfrentamos niveles de desempleo juvenil que triplican los de los adultos, precarización laboral, informalidad, déficits en la protección social, y crecientes brechas de género, situación que se profundiza con reformas laborales regresivas.
Demandamos plenas garantías para ejercer nuestra libertad sindical, negociación colectiva y derecho a huelga frente a las sistemáticas represalias y obstáculos. Persisten las falsas soluciones como el «emprendedurismo» o “la flexibilidad laboral”, que niegan los derechos laborales e intentan imponer nuevas formas de desprotección, atacando nuestra identidad como clase trabajadora.
Exigimos políticas públicas de salud mental y una cultura preventiva, reconociendo el creciente impacto de problemas en la salud mental de las juventudes, exacerbados por las extenuantes jornadas laborales y la presión social. Es imperativo conquistar la soberanía de nuestro tiempo, logrando un equilibrio entre el trabajo, el cuidado, el estudio y el ocio, para construir una sociedad que permita el desarrollo integral y la felicidad.
Proponemos una Transición Justa frente a la crisis climática y ambiental derivada del insostenible modelo de producción capitalista. Una transición hacia un desarrollo sustentable con eje en el trabajo decente y los derechos fundamentales, exigiendo medidas urgentes que frenen la destrucción de la vida y que busquen alternativas que prioricen el bienestar humano sobre las lógicas de mercado.
Por todo esto, luchamos por un Nuevo Contrato Social que eleve la calidad del empleo, proteja los derechos de las personas trabajadoras y garantice una protección social universal e integral a lo largo de la vida. En el contexto de la digitalización y la inteligencia artificial, con sus amenazas y desafíos, exigimos que los avances tecnológicos sirvan para mejorar nuestras condiciones laborales y no para aumentar la explotación y la precarización.
En unidad con los movimientos feministas, estudiantiles, antirracistas, ambientalistas y pueblos originarios, estamos articulando nuestras luchas para construir un futuro que garantice dignidad y equidad para todas y todos.
¡La Juventud Trabajadora de las Américas ESTAMOS EN MOVIMIENTO!

Fuente: Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA)