Debates Urgentes #13: Aprendizajes e historia de la lucha contra el TPP y el Tratado Chile - Unión Europea
"Las políticas comerciales vigentes debido a los tratados operan como el sustento legal para el extractivismo, orientado a la acumulación de capital de las corporaciones trasnacionales y sus aliados en Chile, perpetuando nuestra condición de exportadores de bienes comunes naturales".
Los Tratados de Libre Comercio y los Tratados Bilaterales de Inversión han regido en las últimas décadas las dinámicas comerciales en América Latina y fuera de este continente, con apenas alguna trasgresión reciente. Su antecedente original fue un intento frustrado iniciado en 1994 por Estados Unidos: la creación del ALCA, el Área de Libre Comercio de las Américas. La iniciativa llevada adelante por el gobierno republicano de George Bush liberaba de aranceles a Canadá, México y toda América Latina y debía culminar en 2005 pero encontró un rotundo rechazo en la región, fundada en las asimetrías del proyecto, la política de subsidios agrarios en Estados Unidos, entre otras múltiples razones vinculadas a la pérdida de soberanía, como la implementación de un sistema con tribunales arbitrales internacionales como garantía de las inversiones extranjeras.
La campaña continental No al Alca unió a organizaciones sindicales, políticas, sociales, de mujeres y de todo tipo que se movilizaron en cada país. En Santiago de Chile lo hicieron como Cumbre de los Pueblos en paralelo a la Cumbre de las Américas realizada en 1998 y que tuvo en las protestas callejeras contra Bush a miles de personas. La campaña No al Alca, que expresaba la resistencia a los impacto de la globalización neoliberal contó luego con el apoyo de los gobiernos de Brasil (Lula da Silva), Venezuela (Hugo Chávez) y Argentina (Néstor Kirchner) y culminó con un hito, esta vez en Mar del Plata, Argentina, en 2005: la Cumbre de los Pueblos de cara a la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA). Allí Estados Unidos no logró incorporar el apoyo al ALCA a la declaración oficial de esa reunión y el proyecto fue frenado definitivamente. Pero el imperio estadounidense y las corporaciones internacionales se jugaron en adelante por el impulso de acuerdos bilaterales de libre comercio e inversión con países de América Latina y el Caribe que permitieron progresivamente el logro de objetivos similares respecto del tema de la pérdida de soberanía. Fundamentalmente los países del norte global y los inversores buscaron asegurar la acumulación de capital en un escenario donde habían ido avanzando las luchas de los pueblos en defensa de sus derechos.
En Chile, hasta el inicio de la campaña contra el TPP en 2005 y la creación de la plataforma Chile Mejor sin TPP en 2015, no existieron a nivel significativo voces críticas respecto del impacto de la globalización asociada a este tipo de tratados y sobre su relación con el modelo económico imperante, heredado y asumido por los gobiernos de la Concertación desde el inicio de la postdictadura en 1989. La rebaja de aranceles se había iniciado en los años de dictadura, por tanto el escenario de la llamada “liberalización del Comercio” y sus consecuencias inmediatas, como la destrucción de la producción nacional ya estaba en curso, a lo que se agregaba la privatización de los servicios básicos y la extranjerización de la economía en alianza con los gremios empresariales exportadores de los sectores mineros, forestales y el agronegocio entre otros. Chile es el país del mundo que tiene más Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados y actualmente vigentes. En tiempos del TPP 11 alcanzaban a más de 26 acuerdos con 64 países. Chile mantiene vigentes 19 Tratados Acuerdos de Libre Comercio (TLC o ALC); 4 Acuerdos de Asociación Económica (AAE); 5 Acuerdos de Complementación Económica (ACE); y un Acuerdo de Alcance Parcial con India, alcanzando 29 acuerdos, que implican variaciones en las rebajas de tarifas arancelarias y otras materias.
Resulta necesario destacar una paradoja: hay críticos del modelo actual e investigadores que omiten señalar la profunda vinculación existente entre los impactos del neoliberalismo en la calidad de vida de los pueblos y el lamentable récord de Chile ya mencionado, a lo que se suman en el último tiempo nuevos acuerdos, entre otros con los Emiratos Árabes. Por ello cobra mayor sentido la existencia de nuestra organización que ha permitido dejar en evidencia el rol que juegan las cláusulas que forman parte de los tratados, y su relación con la mantención de un modelo de “desarrollo” ya agotado.
Eso queda claro ante las evidencias de precarización de la vida en cuanto a la satisfacción de necesidades básicas, y se manifiesta como un problema estructural frente a la crisis climática, el desempleo y la proliferación de zonas de sacrificio. Ante el carácter regional de estos problemas, Chile Mejor sin TLC estuvo en el grupo fundador e impulsor de la plataforma América Latina y el Caribe Mejor sin TLC, en noviembre de 2018.
Apuntamos entonces a que las políticas comerciales vigentes debido a los tratados operan como el sustento legal para el extractivismo, orientado a la acumulación de capital de las corporaciones trasnacionales y sus aliados en Chile, perpetuando nuestra condición de exportadores de bienes comunes naturales.
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Fuente: Plataforma Chile Mejor sin TLC

