Destacada familia estadounidense se beneficia de créditos de carbono de República Democrática del Congo

Los Blattner se están enriqueciendo con las tierras que pertenecen al pueblo de Yafunga, mientras ellos sufren.
A unos 80 kilómetros (50 millas) de la ciudad de Kisangani, en la República Democrática del Congo, está el territorio de Isangi. A este lejano territorio se puede acceder en barco a través del río más profundo del mundo, el río Congo, o en moto tras un trayecto de cuatro horas por un camino polvoriento y sinuoso. Isangi es uno de los siete territorios de la provincia de Tshopo, la más grande del país en superficie. En la aldea de Yafunga, en el territorio de Isangi, viven unas 8000 personas que se dedican principalmente a la agricultura y la pesca para ganarse la vida. No hay carreteras que conduzcan a la aldea, solo hay una clínica que atiende las necesidades médicas de todos los residentes y dos escuelas. Sin embargo, Yafunga es una de las más de 30 aldeas cuyos jefes cedieron sus derechos sobre la tierra a inversionistas estadounidenses que prometieron dar escuelas, carreteras y una mejor atención de salud, entre otras cosas.
Desde 2004, los habitantes de Yafunga han sido expulsados de sus tierras, cuya propiedad ha pasado de una inversión extranjera a otra: primero, en forma de concesión maderera a través de la empresa Société Africaine de Bois (Safbois), y después, en un proyecto de compensación de carbono gestionado por la empresa Jadora. Poco a poco, la propiedad de Safbois y Jadora pasó a manos de una influyente familia estadounidense, que al parecer tenía cuantiosos activos en República Democrática del Congo.
El proyecto de compensación de carbono está registrado con el nombre de «Isangi REDD+» en la base de datos de Verra. Verra es una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos que certifica proyectos de compensación de carbono y autoriza la venta de los créditos de carbono resultantes a nivel mundial. Uno de los documentos del proyecto Isangi REDD+ muestra que Safbois tiene tres accionistas: Daniel Blattner, David Blattner y James Blattner, tres hermanos estadounidenses. Tras nueve meses de análisis de cientos de documentos, esta investigación ha descubierto al menos 40 empresas relacionadas con los hermanos Blattner, que gestionan diversas actividades en la República Democrática del Congo, desde la minería, la banca, la tala, la distribución de electricidad y la construcción hasta la propiedad de una aerolínea, y más recientemente, proyectos de compensación de carbono.
Se contactó repetidamente a los hermanos Blattner para que comentaran los hallazgos de este artículo, pero no respondieron.
Esta investigación siguió las actividades relacionadas con el proyecto Isangi REDD+ y sus financistas, y descubrió cómo la familia Blattner se benefició de un juego de la silla corporativo con los habitantes de Yafunga y al menos otras 30 aldeas del territorio de Isangi, en República Democrática del Congo, que les han dado ganancias a través de más de cinco empresas que se dedican a la compensación de carbono, todas registradas en la misma dirección en Florida, Estados Unidos, al tiempo que gestionaban proyectos de conservación y tala que abarcaban más de 565,000 hectáreas (1 .39 millones de acres), con poca compensación para las comunidades indígenas que se vieron obligadas a reubicarse.
Verra certificó a Isangi REDD+ para vender créditos de carbono en septiembre de 2014, y el proyecto vendió sus primeros créditos en mayo de 2015. El proyecto Isangi REDD+ vendió más de 1.3 millones de créditos de carbono entre 2015 y 2024. Sin embargo, en enero de 2024, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de República Democrática del Congo revisó las 82 concesiones forestales del país y rescindió ocho concesiones de conservación, incluida Isangi REDD+. El Ministerio dijo que Safbois no había seguido los procedimientos establecidos al convertir la concesión forestal inicial en una concesión de conservación y, en consecuencia, ordenó a la empresa que devolviera los terrenos del proyecto al Estado.

Mapa: Federico Acosta Rainis // Pulitzer Center Fuente: Grupo del Banco Mundial para los límites territoriales; Verra para los límites de los proyectos REDD+. Creado con Datawrapper.
El informe del Ministerio de Ambiente de enero de 2024 registra un total de 26 proyectos REDD+ en República Democrática del Congo. De los ocho proyectos REDD+ cancelados, tres pertenecen a Blattner: dos concesiones de Safbois asignadas al proyecto REDD+ de Isangi, que abarca 316.686 hectáreas (782.548 acres), y otra concesión, de 248,318 hectáreas (613,607 acres), propiedad de la empresa Renewable Solution (RESO). Según el registro mercantil del Departamento de Estado de Florida, Daniel y David Blattner son los propietarios de RESO. Sin embargo, los documentos del proyecto presentados a Verra muestran que Brandon Blattner, hijo de Daniel Blattner, es el director de la empresa RESO.
El proyecto RESO se canceló porque el ministerio no recibió los documentos necesarios para su autorización. Los tres proyectos suman 565,004 hectáreas (1.39 millones de acres) del territorio de Isangi. Esto es más del doble del tamaño de Luxemburgo.

Captura de pantalla del perfil de Facebook de Brandon Blattner que muestra que Daniel Blattner es su padre. Uso legítimo.
Los Blattner son miembros de una acaudalada familia estadounidense que ha acumulado riqueza invirtiendo en diferentes sectores de República Democrática del Congo desde la década de 1980. Algunas de sus actividades en República Democrática del Congo han dado lugar a acciones legales, como el arresto de David Blattner en 2020, uno de los directores de la empresa constructora Societe Africaine de Construction au Congo (Safricas). David fue acusado de malversar fondos públicos destinados a la construcción de pasos elevados, según el contrato firmado con el Gobierno congolés. Según un informe de L'Intreview.cd, el Tribunal de Apelación de Kinshasa-Gombe condenó a David a 20 años de trabajos forzados en febrero de 2021 y le ordenó pagar más de 800,000 dólares en concepto de indemnización. No está claro si David cumplió realmente su condena.
El presupuesto para un proyecto REDD+ en República Democrática del Congo es de unos cinco millones de dólares, según Carbon Market Watch. Muchos inversionistas locales no tienen los medios para asumir este tipo de proyectos, lo que abre la puerta a inversionistas extranjeros como la familia Blattner.
El imperio empresarial de los Blattner incluye una de las principales aerolíneas de República Democrática del Congo, la Compagnie Africaine d'Aviation (CAA), cuyos accionistas son Daniel y David. Ambos también son propietarios de World Leasing Company, en la que anuncian su flota de aviones disponibles para arrendamiento. El que quizás es el Blattner más famoso, Elwyn, apareció en un artículo de The New York Times de 1989 titulado «Cómo hacerse rico en Zaire: un estadounidense lo cuenta». Elwyn, que entonces tenía 33 años, fue comparado con el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entonces un popular hombre de negocios de Nueva York. Elwyn fue descrito como «joven, rico y aparentemente comprador de todo lo que veía. Una especie cada vez más rara en el África negra».
Según el artículo de The New York Times, el auge del imperio de la familia Blattner en República Democrática del Congo comenzó durante el régimen del famoso dictador Mobutu Sese Seko. En ese momento, la familia tenía en República Democrática del Congo unas tierras con una superficie superior a la de Grecia, con más de 15 millones de hectáreas (más de 37 millones de acres). Los Blattner han sido propietarios y han dirigido importantes negocios en República Democrática del Congo durante casi cincuenta años, lo que hace casi imposible cuantificar con precisión el tamaño de su imperio.
Esta investigación no relacionó directamente a Elwyn Blattner con los proyectos REDD+ de Isangi y Tshopo Lomami.
David, Daniel y Brandon aparecen relacionados con tres empresas en Pensilvania y doce empresas en Florida, Estados Unidos. Safricas y RESO también están entre las nueve empresas de los Blattner registradas en la misma dirección en Miami, en un lujoso apartamento con vista al océano Atlántico, valorado en unos 2,5 millones de dólares. David Blattner figura como propietario del apartamento.
Décadas de explotación
Emmanuel Litete es padre de siete hijos. Este hombre de 42 años nació y se crio en la aldea de Yafunga. Sus hijos se encuentran entre los 104 niños que estudian en la escuela construida por la Société Africaine de Bois (Safbois), gracias a los ingresos obtenidos de un proyecto de tala de árboles convertido en compensación de carbono. Un jueves por la tarde, Litete se sienta junto a una chimenea fuera de su casa de adobe. Es graduado de secundaria, y ahora pasa la mayor parte de su tiempo junto a la misma chimenea desde que dejó la agricultura hace años. Sus tierras agrícolas forman parte del proyecto Isangi REDD+ y ahora pertenecen a Daniel Blattner.

Foto de la aldea de Yafunga, en el territorio de Isangi, República Democrática del Congo. Foto de Malenga Byobe. Usada con autorización.
Según el documento del proyecto Isangi REDD+, Safbois firmó un acuerdo con Jadora en septiembre de 2009 por el que concedía a esta última el control total de la zona del proyecto dentro de su concesión maderera. Así, cedió efectivamente las tierras que inicialmente se habían destinado a la tala para conservar el bosque y vender créditos de carbono. Las actividades de tala en la zona se detuvieron en 2011, según el documento del proyecto. En consecuencia, Verra aprobó el proyecto para comenzar a vender créditos de carbono en septiembre de 2014. En mayo de 2015, el proyecto vendió sus primeros créditos de carbono. Sin embargo, recién en diciembre de 2019 las comunidades firmaron un contrato por el que consentían que sus tierras se utilizaran para el proyecto REDD+ de Isangi.
Se dijo a los lugareños que sus tierras se gestionarían de otra forma y que, para consolidarlo, debían firmar acuerdos que, en la práctica, cedían el control de sus tierras. Litete explica que se les dijo que la empresa maderera comercial dirigida por Safbois se estaba transformando en un proyecto de compensación de carbono bajo Jadora.
No podemos hacer nada con la tierra desde que llegaron. Cuando llegaron, nos dijeron que no eran exactamente una empresa, sino que solo seguían a Safbois.
Según las regulaciones de Verra, a las comunidades locales se les debe informar sobre los proyectos antes de implementarlos. Parece que Isangi REDD+ violó estas directrices, así como las leyes nacionales de República Democrática del Congo, esperó cinco años después del inicio del proyecto para informar a los lugareños. En en marzo de 2019, el promotor del proyecto creó la página de Facebook de Isangi REDD+, donde comenzó a mostrar sus iniciativas de consentimiento libre, previo e informado.

Captura de pantalla de la página de Facebook de Isangi REDD+. Uso legítimo.
Una copia del contrato de 2019, adjunto a continuación, firmado por Daniel Blattner y 39 jefes que representan a diferentes aldeas del territorio de Isangi, muestra que se prometió a las comunidades 15 «edificios escolares modernos», 10 centros de salud, «derechos tradicionales» (que los lugareños aclararon que consistían en un pago de 300 dólares estadounidenses por aldea al año), entre otras promesas (ver el artículo 9 de la página 6 del contrato a continuación). A cambio, el artículo 19 del acuerdo (página 5) establece que la comunidad se abstendría de realizar toda actividad en la tierra, incluidas agrícolas, ganaderas o madereras.
Según el informe de The Guardian de 2007, Safbois no construyó las tres escuelas y hospitales prometidos, ni construyó carreteras, ni ofreció puestos de trabajo, tal como prometió a la población de Yafunga en un acuerdo de concesión maderera firmado en septiembre de 2004. Hoy en día, los lugareños señalan la única escuela en ruinas como el único beneficio duradero que obtuvieron. Los expertos afirman que este incumplimiento de responsabilidades es frecuente, y se sabe que las empresas suelen retractarse por completo de sus compromisos con las comunidades u ofrecer muy poco, si es que ofrecen algo. Según un informe de The Guardian, una empresa maderera entregó una vez a una comunidad pastillas de jabón, paquetes de sopa, botellas de cerveza y bolsas de azúcar como pago por sus concesiones de tierras.

Edificio de siete aulas construido por Jadora en 2022. Foto de Malenga Byobe. Usada con autorización.
En enero de 2024, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de República Democrática del Congo ordenó finalizar el proyecto REDD+ de Isangi por no seguir el procedimiento para convertir una concesión maderera en una concesión de conservación. En ese momento, los Blattner habían iniciado en septiembre de 2020 un proyecto REDD+ más grande, denominado Tshopo Lomami REDD+, estratégicamente situado en la frontera de Isangi REDD+. También construyeron siete aulas más junto a las aulas en ruinas construidas anteriormente por Safbois. Esta vez con techos y suelos decentes. Detrás hay una placa que indica que fue construida por Jadora en febrero de 2022.
Además de las aulas, el único otro beneficio que los lugareños dijeron haber recibido de Safbois y Jadora entre 2004 y 2024 fue un pago anual de 300 dólares estadounidenses. Sin embargo, según el director de la escuela, Michel Bolonga, la última vez que la comunidad recibió este pago de Jadora fue hace unos siete años. Bolonga dijo:
Ya no cumplen lo que habían acordado dar a la comunidad al final de cada año.
Según el registro de Verra, Isangi REDD+ vendió más de 1,3 millones de toneladas de dióxido de carbono. Si nos basamos en el precio modal de cinco dólares por tonelada de CO₂ de República Democrática del Congo, los Blattner podrían haber ganado al menos siete millones de dólares estadounidenses con estas tierras.
Los lugareños ya han firmado un contrato para el proyecto Tshopo Lomami REDD+, que aún está pendiente de aprobación de Verra. Esta vez, se prometió a las comunidades 25 escuelas, diez centros de salud, 12 puentes y otras muchas promesas.
Con una superficie de 446,080 hectáreas (1.10 millones de acre), el nuevo proyecto Tshopo Lomami REDD+ abarca cuatro territorios: parte del territorio de Isangi, así como los territorios de Opala, Ikela y Yohuma. Tres de las cuatro empresas que financian Tshopo Lomami REDD+ están dirigidas por el hijo de Daniel, Brandon Blattner, según el documento del proyecto presentado a Verra: Renewable Solutions LTD (RESO), Green Initiatives LTD (GRIN) y Biodiversity Developments LTD. Las tres empresas están registradas en la misma dirección en Florida, y sus propietarios figuran como David Blattner y Daniel Blattner según el registro del Departamento de Estado de Florida.

Names of the companies: SAFBOIS is Société Africaine de Bois; RESO is Renewable Solutions LTD; GRIN is Green Initiatives LTD; BIODEV is Biodiversity Developments LTD.
Vittoria Moretti, activista forestal de Rainforest Foundation UK, que ha estado siguiendo los proyectos REDD+ en el mercado voluntario de carbono de República Democrática del Congo, señaló:
Hay pueblos en los que las comunidades ni siquiera pueden cortar un trozo de madera para construir puertas para sus casas porque hay un sistema policial que controla y podrían arrestarlos. Algunos ni siquiera pueden construir un ataúd para enterrar a sus muertos por este estricto control sobre sus tierras. ¿Todo esto por un par de hospitales y escuelas? ¿No hay otra forma de dar más control a las comunidades? Este es uno de los problemas que tenemos con cómo se gestionan los créditos de carbono aquí [en República Democrática del Congo]. Lo que realmente les queda a las comunidades es muy poco que decir.
Los miembros de la comunidad dicen que la esperanza que alguna vez depositaron en el desarrollo gracias a las inversiones de Safbois, Jadora y otros no ha servido de nada. Tampoco se les permite trabajar la tierra que, de otro modo, les daría sustento. Litete pregunta: «No discutimos que la tierra pertenezca al Estado, pero ¿qué pasa con las personas que han estado cuidando el bosque? ¿No tenemos derechos?».
Este artículo se ha escrito con el apoyo de la Red de Investigaciones sobre la Selva Tropical del Centro Pulitzer. Este artículo se publicó por primera vez en África Uncensored.
Traducido (al español) por Celia E. Luna.
Fuente: Global Voices