El derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria, por Isabel Lorente Alcaraz

"El derecho a la alimentación únicamente puede garantizarse, en un sistema donde la soberanía alimentaria esté garantizada. La liberalización del comercio y sus políticas económicas de ajuste estructural han globalizado el hambre y la pobreza en el mundo y están destruyendo la capacidad productiva local y las sociedades rurales"

El objeto de este trabajo es realizar una muy breve aproximación a diferentes conceptos relacionados con la alimentación de los pueblos: derecho a la alimentación, ayuda alimentaria, seguridad alimentaria y soberanía alimentaria. Cada uno de estos conceptos es susceptible en sí mismo de merecer un trabajo mucho más completo, profundo y extenso del aquí presentado. Por lo tanto este trabajo, sólo pretende ser:

1. Una aproximación teórica y una reflexión crítica sobre algunas actuaciones realizadas por diferentes actores: organismos públicos, políticas estatales, etc., asociadas a las necesidades alimentarias de la población mundial.

2. Un resumen que aglutina las posiciones actuales sobre el concepto de Soberanía Alimentaria como concepto más novedoso, que exige actuaciones políticas para la implantación de soluciones reales y, en muchos casos, complejas que permitan solucionar la situación de hambre en el mundo.

ISABEL LORENTE ALCARAZ

El derecho a la alimentación es un derecho humano fundamental y como tal debe ser reconocido, respetado, protegido y garantizado por los Estados. Este derecho precisa, a su vez, del disfrute de otros derechos como el derecho al agua o el derecho al desarrollo. En el mundo, existen suficientes alimentos para alimentar a quienes lo habitamos, de manera justa y adecuada, y se trata de establecer las medidas necesarias para una justa distribución de los recursos del planeta. Aunque hay acuerdos Internacionales que permiten y facilitan el teórico derecho a la alimentación, la falta de voluntad política por parte de los gobiernos para que los derechos económicos, sociales y culturales sean equiparados de facto a los políticos y civiles es palpable.

Debemos trabajar para que cada nación declare y asuma el derecho de acceder a los alimentos y se garantice el desarrollo del sector primario para asegurar la realización completa de este derecho fundamental. (...) Sólo es posible conquistar, defender y ejercer la Soberanía Alimentaria a través del fortalecimiento democrático de los estados y de la autoorganización, iniciativa y participación de la sociedad. Se requieren, en este sentido, políticas de Estado a largo plazo, una efectiva democratización de las políticas públicas y la construcción de un entorno social solidario.

Vencer el hambre no debe convertirse en una utopía, sino en una realidad a la cual sólo podrá llegarse si se implantan medidas adecuadas y globales tanto económicas como políticas que garanticen la Soberanía Alimentaria de los pueblos. En este sentido, debe tenerse una especial atención a la aproximación de género, ya que está demostrado que la mujer y su participación constituye un elemento clave para el éxito en el desarrollo de proyectos de soberanía y seguridad alimentaria. El sentido de la reivindicación de todos estos conceptos está basado en el convencimiento certero de que OTRO MUNDO MÁS JUSTO ES POSIBLE.

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