La Vía Campesina expresa su solidaridad con la Flotilla Global Sumud que navega hacia Gaza
Nosotrxs, La Vía Campesina – el movimiento campesino internacional que representa a más de 200 millones de campesinxs y trabajadorxs rurales en todo el mundo – afirmamos que la Flotilla Global Sumud, la Flotilla Freedom y la Flotilla Thousand Madeleine son actos históricos de conciencia global. Encarnan el derecho de los pueblos a la vida y la dignidad y, representan un desafío colectivo a la lógica del hambre y el asedio.
Hoy, la flotilla está compuesta por 48 embarcaciones civiles, y se espera que el número aumente a 59 a medida que se sumen más barcos internacionales. A bordo hay más de 500 activistas de 45 países, incluyendo médicxs, periodistas, campesinxs, trabajadorxs, artistas, defensorxs de derechos humanos y parlamentarixs. Partiendo desde varios países del Mediterráneo, la flotilla navega entre 700 y 800 kilómetros hacia Gaza, con una llegada proyectada entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre de 2025, si las condiciones meteorológicas lo permiten. Lleva suministros humanitarios urgentes, leche de fórmula para bebés, medicinas, alimentos secos y materiales escolares.
La Vía Campesina está orgullosamente representada a bordo de la flotilla por delegadxs de Europa a través de la Confederation Paysanne, así como por la Región Árabe y del Norte de África (ArNA), incluyendo a nuestra organización miembro, Millón de Mujeres Rurales y lxs Sin Tierra. Nuestra presencia simboliza la solidaridad profunda de los movimientos campesinos en todo el mundo y representa a todas nuestras organizaciones miembro a nivel global, apoyando al pueblo palestino que continúa enfrentando un genocidio, asedio y hambre implacables. Al participar en esta histórica misión, reafirmamos nuestro compromiso con la justicia, la dignidad humana y los derechos fundamentales de lxs palestinxs que viven bajo ocupación.
Consideramos plenamente responsable a la ocupación israelí por los repetidos ataques con drones lanzados contra varias embarcaciones los días 23 y 24 de septiembre, incluyendo el uso de agentes químicos irritantes que inutilizaron equipos y obligaron a detener temporalmente la navegación. Estas acciones constituyen graves violaciones del derecho internacional humanitario, con el objetivo de intimidar a lxs activistas y obstaculizar la entrega segura de ayuda vital. También consideramos serias y condenables las amenazas directas recientes de Israel contra algunxs miembrxs de la Flotilla Magreb Sumud. Cualquier ataque contra esta flotilla constituiría un crimen deliberado contra la humanidad bajo el derecho internacional. Todos los países tienen responsabilidades legales y morales de garantizar la protección de todos lxs miembrxs de la flotilla, prevenir cualquier ataque israelí a esta misión humanitaria pacífica y asegurar un paso seguro.
Saludamos los pasos sin precedentes tomados por Italia y España al enviar buques navales como escolta humanitaria, y reconocemos el rol protector de Grecia durante el paso de la flotilla por sus aguas. Además, damos la bienvenida a la declaración conjunta de 16 estados que pidieron explícitamente el respeto al derecho internacional y advirtieron que cualquier agresión contra la flotilla desencadenaría responsabilidad internacional. La creciente presencia de monitoreo internacional, marítimo y aéreo, señala un cambio cualitativo, una erosión gradual del monopolio de violencia de la ocupación en el mar y una expansión de garantías colectivas en torno a misiones de solidaridad civil. Llamamos a todos los estados a reforzar este marco de protección y garantizar el establecimiento de corredores marítimos humanitarios permanentes hacia Gaza, más allá de convoyes puntuales.
Reconocemos con cauteloso optimismo la reciente ola de reconocimientos del Estado de Palestina por importantes capitales occidentales, incluyendo Reino Unido, Canadá, Australia, Portugal, y posteriormente Francia y otros. Sin embargo, enfatizamos que estos reconocimientos siguen siendo simbólicos e insuficientes legalmente si no se traducen de inmediato en medidas concretas, que pongan fin al genocidio, levanten el bloqueo, prohíban transferencias de armas usadas en crímenes de guerra e impongan sanciones económicas y legales sobre la maquinaria de asentamientos y anexión. Un “estado” en papel, mientras la tierra palestina continúa fragmentada y anexada, no es más que un sello diplomático sobre una realidad de apartheid en desarrollo.
Apoyamos plenamente el llamado a la aplicación de la resolución Uniting for Peace para responder al hambre y genocidio en Gaza. Esta resolución proporcionará protección a la población palestina frente a más violencia, genocidio, hambre y desplazamiento; garantizará el acceso a alimentos y suministros médicos; establecerá un corredor humanitario de emergencia; romperá el asedio de Gaza; y permitirá la reconstrucción de la Franja de Gaza. Ofrece un mecanismo legalmente reconocido para salvaguardar al pueblo palestino que sufre condiciones inhumanas y para poner fin a su sufrimiento, permitiendo que la comunidad internacional actúe con decisión ante las amenazas a la paz y la seguridad.
En contraste, vemos con profunda preocupación la iniciativa París-Riad para revivir la “solución de dos estados”. Tales marcos, probados durante décadas, solo han producido más muros, puntos de control, asentamientos y confiscaciones de tierras. Sin un calendario exigible para desmantelar la infraestructura de ocupación y poner fin a la anexión, estas conferencias siguen siendo ejercicios vacíos diseñados para gestionar, no resolver, la crisis.
Lo más peligroso, el plan anunciado por Trump busca reconfigurar la cuestión palestina en un expediente humanitario tecnocrático gestionado por un “consejo de paz” internacional con figuras como Tony Blair. Más allá de despojar a lxs palestinxs de agencia política, este esquema corre el riesgo de consolidar la separación de Gaza de Cisjordania y reproducir los fracasos de Oslo en una forma aún más dura: autoridad sin soberanía y gobernanza sin rendición de cuentas. Debe entenderse como un intento de romper el creciente aislamiento de la ocupación israelí y rescatarla en sus últimos momentos de legitimidad.
En este contexto, la Flotilla Global Sumud , la Flotilla Freedom y la Flotilla Thousand Madeleine se convierten en una ruptura práctica con la política del bloqueo, una declaración viva de que los pueblos del mundo no permitirán que Gaza sea sometida por hambre. Sus barcos llevan alimentos, medicinas y libros, pero, sobre todo, llevan la voluntad compartida de la humanidad de enfrentar el genocidio con solidaridad.
Por lo tanto, hacemos un llamado al Secretario General de las Naciones Unidas, a los 16 estados que emitieron la declaración conjunta de protección y a todos los gobiernos comprometidos con el estado de derecho para que tomen acción inmediata: desplegar una misión de monitoreo marítimo, abrir puertos cercanos para reabastecimiento y apoyo médico, establecer mecanismos rápidos de rendición de cuentas ante cualquier ataque y prohibir la exportación de tecnología usada en ataques con drones contra embarcaciones civiles.
Asimismo, llamamos a sindicatos, movimientos sociales y organizaciones campesinas de todo el mundo a transformar la solidaridad en acción directa: ocupaciones de puertos, presión sobre las cadenas de suministro que alimentan la guerra y recaudación urgente de fondos para sostener la flotilla hasta que llegue a Gaza.
La Flotilla Global Sumud, la Flotilla Freedom y la Flotilla Thousand Madeleine no son un sustituto de una solución política justa, pero son la prueba de que la dignidad puede defenderse aquí y ahora. Afirman que cuando las manos de los pueblos se unen, son más fuertes que cualquier muro de asedio. Instamos al mundo a ponerse del lado de estos barcos como la apertura de un nuevo capítulo de solidaridad internacional que rompa el bloqueo y devuelva al pueblo palestino sus derechos plenos e inalienables: a su tierra, su retorno y su soberanía.
Fuente: La Vía Campesina