La apropiación corporativa de la biodiversidad

Crítica a la Iniciativa de Asociación Tipo II de los Países Megadiversos
Separata de la revista Biodiversidad, Sustento y Culturas, agosto de 2002

Las Iniciativas de Asociación Tipo II con que la Cumbre de la Tierra II pretende saldar las responsabilidades de conservación del medio ambiente y un desarrollo sustentable tienen un clarísimo linaje que se remonta a la primera Cumbre de la Tierra celebrada en Rio en 1992.

So pena de repetir esa historia reciente, íntimamente ligada a la poca o nula voluntad política y acción de los gobiernos para frenar la crisis ambiental y social que enfrentamos, es indispensable establecer los nexos entre las 'novedosas' propuestas de hoy y las duras polémicas de ayer.

En la presente publicación desenmascaramos la pretendida sustentabilidad y benevolencia conservacionista de la Iniciativa de Asociación Tipo II del Grupo de Países Megadiversos con Espíritus Afines, e investigamos su linaje histórico en propuestas que fueran momentáneamente derrotadas durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), pero que pronto recobraron vigor y fuerza en la palestra internacional, sobre todo a partir del impulso que tuvo el proceso de globalización neoliberal con la creación de la Organización Mundial de Comercio en 1995.

En la primera parte del trabajo se realiza un breve análisis sobre los principales antecedentes de esta iniciativa; en segundo lugar se presentan los ejes principales de la iniciativa y su análisis y crítica; posteriormente, en el tercer apartado, se desarrollan dos aspectos claves vinculados con la Iniciativa de Asociación tipo II de los países Megadiversos: la introducción de organismos genéticamente modificados en países que son centro de origen de cutivos y sobre las patentes y los derechos colectivos. Por último, se presenta la declararación de Balí contra la Iniciativa de Asociación Tipo II de los Países Megadiversos, que contiene una carta abierta a los representantes de los países Megadiversos.

1. Principales antecedentes de esta iniciativa

Río 92 y los intereses empresariales

Durante el proceso previo a la Cumbre de la Tierra del '92, un número importante de ONGs y movimientos sociales que compartían una visión desde la ecología social y política, decidieron hacerle frente a las instituciones dominantes que pretendían responsabilizar a los pobres y a los países del Sur y su "explosión demográfica" por la crisis ecológica, y asegurarse así que esta instancia mundial no cuestionara la responsabilidad y el papel por demás significativo del capital transnacional en la generación de esa crisis.

Centro para Nuestro Futuro Común: todos somos igualmente responsables

Así, el primer paso de esa táctica encubridora fue la pretensión de hacer creer al mundo que la crisis ecológica era responsabilidad de todos por igual, tanto de las empresas petroleras (que son las causantes principales del efecto invernadero) como del consumidor individual que ocasionalmente arroja al pasto el paquete vacio de una barra de chocolate.

En lugar que cuestionar modelos de desarrollo o comportamiento colectivo que asignaran responsabilidades claramente diferenciadas a distintos sectores y sujetos sociales, se trataba de imputarle la responsabilidad a las conductas individuales, ya fuese de los pobres en el Sur que se procrean demasiado o de los consumidores del Norte que aparentemente no conocerían límites a su insaciable consumismo.

Todos somos igualmente responsables, todos estamos en una misma nave y debemos trabajar juntos para encontrar soluciones, nos pregonaba el Centro para Nuestro Futuro Común que pretendía erigirse como visagra entre las organizaciones de la sociedad civil y el proceso preparatorio oficial, fuertemente dominado por los grupos de presión empresariales.

El 'desarrollo sustentable'

Ya aparecía claro que los gobiernos, bajo las órdenes de sus elites empresariales dominantes, no estaban dispuestos a cuestionar en profundidad los modelos de desarrollo basados en el crecimiento contínuo (de los que ellos y ellas eran sus principales beneficiarios), que de otra parte eran responsabilizados como causantes principales de la crisis por los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil, constituyéndose en el blanco de su crítica.

En consecuencia, se trataba entonces simplemente de maquillar de verde las políticas de desarrollo dominante, adjetivándolas ahora de sostenibles o sustentables, dando a entender que no se cuestionaba el crecimiento sostenido, pero que se le procuraba dar una dimensión atenta a la conservación de los balances ecosistémicos que son el soporte de la vida en el planeta.

El 'sector independiente'

Pero era necesario también darle una expresión política a ese 'nuevo' enfoque del desarrollo, que incorporará la visión encubridora de que todos somos igualmente responsables, y que a la vez sirviera para silenciar las voces de los inconformes que se empecinaban en señalar al modelo de desarrollo, a las empresas y las élites políticas del Norte y el Sur como las responsables del problema -o por lo menos marginarlas y estigmatizarlas como 'desadaptadas'.

Surge así entonces, otra vez desde las calderas del Centro para Nuestro Futuro Común (financiado por Schmidheyni y sus socios de la Bussiness Association for Sustainable Development), el concepto del 'sector independiente' como propuesta político-organizativa de la participación de todos los actores sociales no gubernamentales en el proceso del 'desarrollo sostenible' y la Cumbre misma.

Lamentablemente, los conceptos de 'organizaciones de la sociedad civil' o de 'organizaciones no gubernamentales' (ONGs) tampoco ayudaban en nada para definir claramente el perfil del movimiento popular que cuestionaba esa domesticación del diagnóstico y las soluciones para la crisis, al contrario, más bien alimentaban esa misma confusión encubridora.

El llamado sector independiente reunía en la misma mesa a todas las categorías formalmente aceptadas dentro de las Naciones Unidas como Grupos Mayores (Major Groups) acreditados ante el Consejo Económico y Social de la ONU. Era la hora del diálogo social, y no de la confrontación, y se suponía que Trabajadores, Pueblos Indígenas, Campesinos, Mujeres, Jovenes, Empresarios y ONGs (categoría esta en la que nos encasillaron a los ecologistas, consumidores, etc) seríamos la voz unificada de la 'sociedad civil' que serviría de contraparte válida de los gobiernos para realizar un diagnóstico y proponer soluciones a los problemas del medio ambiente y el desarrollo.

El Foro Internacional de ONGs y Movimientos Sociales

Afortunadamente, ese intento de ocultamiento no tuvo éxito, al menos durante la Cumbre misma del '92 y en el proceso que condujo a ella. Buena parte del movimiento ecologista y los movimientos sociales comprometidos en el proceso enfrentaron y denunciaron esta propuesta por entender que el sector empresarial, sobre todo las grandes corporaciones transnacionales, son responsables de generar la crisis ecológica imponiendo sistemas de producción y consumo altamente insustentables en función de su interés de generar las mayores ganancias posibles en el corto plazo y su apuesta al crecimiento económico como premisa fundamental de su existencia.

Desde un principio se entendió la necesidad de mantener una postura independiente y crítica desde los movimientos sociales y las organizaciones ecologistas. Antes que caer en la trampa de pretender llegar a acuerdos entre intereses tan contrapuestos, como aquellos del capital transnacional y de los movimientos sociales más afectados por la crisis ecológica, se apostó a la consolidación de un movimiento de ecología social y política crítico, que analizara y develara las causas de la problemática socio-ambiental que amenazaba la vida en el planeta.

El proceso previo a la Conferencia de Rio protagonizado por los movimientos sociales, sobre todo del Sur, fue tan rico y participativo y caracterizado por tal profundidad en el análisis, que logró poner en el centro del debate las verdaderas causas de la crisis ecológica y social e identificar a los principales responsables.

Agenda Ya Wananchi

El rechazo a la Iniciativa de las Américas impulsada por el Presidente Bush (padre), y a los Canjes de Deuda por Naturaleza, la denuncia de la ilegitimidad de la deuda externa y el reclamo del reconocimiento de la deuda ecológica que el Norte mantenía con el Sur, la identificación de los sistemas de producción y consumo impuestos por las empresas transnacionales como causantes de la desvastación y degradación de la naturaleza, la defensa de la seguridad alimentaria y la agricultura sustentable y de los derechos de las comunidades al acceso y control sobre los recursos, fueron los ejes centrales de un activo proceso de crítica y creación que dio origen a la Agenda Ya Wananchi y condujo a la formulación de los Tratados Alternativos, en los que por primera vez diversos movimientos sociales contestatarios y de la resistencia se unen trascendiendo sus intereses específicos para concebir la perspectiva de la sustentabilidad como horizonte del bien común.

No sería exagerado afirmar que alli se sentaron las bases de lo que hoy la prensa llama el movimiento anti-globalización, que en realidad lo es contra la globalización del capital.

Agenda 21, un acuerdo híbrido

La Conferencia de la ONU en Rio dio como resultado la Declaración de Rio, la Agenda XXI y una serie de Convenios, todos ellos productos que reunían visiones y posiciones algunas veces contradictorias entre sí, donde confluían las recetas de las empresas y propuestas contrapuestas incorporadas allí por la fuerza y presión de los ecologistas y los movimientos sociales. Pero a pesar de los esfuerzos de unos y otros, una mirada retrospectiva nos indica que a la postre se impusieron los intereses empresariales, que han sabido aprovechar al máximo las ambiguedades y ventanas que consiguieron dejar abiertas en Rio para imponer más tarde las pretendidas soluciones de mercado que aparecían ya ambiguamente esbozadas en dichos acuerdos.

La OMC y la comercialización de los acuerdos ambientales multilaterales

La imposición final de las soluciones de mercado, de las cuales las iniciativas de asociación tipo II son claros exponentes, se vio largamente facilitada por la fiebre neoliberal que se apoderó del mundo tras la caída del llamado bloque socialista y la creación de la Organización Mundial de Comercio y los acuerdos de liberalización comercial que están bajo su jurisdicción.

La doctrina de la liberalización del mercado ya se presentaba en la Cumbre de la Tierra como la única capaz de salvar el planeta. La ecoeficiencia y el aumento de la producción con menores insumos, la desmaterialización de la economía a partir del desarrollo tecnológico y la privatización de los recursos naturales y su gestión a través del mercado trataban de imponerse como las soluciones necesarias para garantizar la sustentabilidad del crecimiento económico.

La nuevas biotecnologías y en particular la ingeniería genética ya se perfilaban como la alternativa al paquete tecnológico de la primer revolución verde. Esta nueva matriz tecnológica permitiría el desarrollo de una nueva revolución en la agricultura que diera solución a las limitantes (ambientales y otras más) al aumento de la producción de alimentos a nivel mundial. Sin analizar en profundidad los nefastos impactos ecológicos, sociales y económicos de la revolución verde y su fracaso en dar solución al problema del hambre en el mundo, se intentaba imponer nuevamente una lógica productivista y concentradora que sirviera a los intereses de las corporaciones transnacionales.

Uno tras otro, los acuerdos ambientales multilaterales pronto se vieron fuertemente permeados por la fiebre neoliberal y las soluciones de mercado. Así sucedió con el Convenio de Biodiversidad (CDB), cuyas normas sobre acceso, distribución de beneficios y transferencia de tecnología constituyen la columna vertebral de la presión de esos intereses comerciales sobre el convenio para subyugarlo y someterlo, de hecho, a las normas de comercio internacional de las OMC y los acuerdos de libre comercio. Otro tanto ocurrió con el Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad, que al final terminó legitimando el movimiento transfronterizo regulado de una amplia gama de transgénicos; y con el Protocolo de Kyoto sobre el clima (quizás el ejemplo más claro del travestismo de la 'protección ambiental' a través del mercado) que creo un mercado de emisiones de anhídrido carbónico e impuso las plantaciones monoespecíficas de árboles como supuestas soluciones al cambio climático; hasta llegar al primer acuerdo ambiental del siglo XXI, el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que en definitiva rinde homenaje a las normas de la OMC sobre patentes y propiedad intelectual al permitir de hecho el patentamiento de esos recursos, excepto bajo la forma recibida de los bancos de semillas y la red internacional de centros de investigación y mejoramiento genético de cultivos.

Es justo decir que en cada uno de estos casos también se refleja una pugna aún no completamente resuelta entre los intereses de protección del medio ambiente y de los pueblos que dependen de este para su sustento, y los intereses comerciales y de lucro de las grandes empresas, que siguen llevando la delantera.

La CDS y los 'diálogos multisectoriales'

En el ámbito político-organizativo, el maltrecho 'sector independiente' de la Cumbre de Rio sobrevivió y se levantó como ave fénix en el seno de la Comisión sobre Desarrollo Sustentable (CDS) encomendada con velar por la aplicación de la Agenda XXI, a través de la figura de los 'diálogos multisectoriales', que también fueron el mecanismo elegido para llevar adelante el proceso preparatorio de la Cumbre de Johanesburgo.

Este mecanismo fue sin dudas muy adecuado para las empresas transnacionales que vieron facilitada su tarea de promocionarse como actores fundamentales para resolver la crisis ambiental y así diluir las críticas que recaen sobre ellas por sus nefastas acciones que afectan seriamente a los pueblos y al medio ambiente, sobre todo en los países del Sur.

Lamentablemente, a lo largo del proceso preparatorio de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable (CMDS), a las ONGs y los movimientos sociales comprometidos en ese proceso les ha faltado visión y determinación política para reaccionar en forma coordinada frente a la imposición de una práctica que pretendía generar consensos entre actores con intereses claramente contrapuestos.

Un mundo feliz

Las iniciativas de asociación tipo II son el corolario lógico de una estrategia cuidadosamente diseñada para encubrir a los responsables principales de la degradación ambiental y la pobreza en el mundo, y ensalzarlos como la parte más importante de la solución a esos problemas.

En efecto, esa iniciativas se perfilan como el mundo feliz resultante de los 'diálogos multisectoriales' del antiguo 'sector independiente', capaces de sustituir la acción gubernamental según la tónica de los tiempos, que llama a la reorientación del Estado hacia funciones meramente policíacas y de mantenimiento de un status quo en poder de los intereses empresariales y corporativos.

Las iniciativas de asociación

Las Iniciativas de Asociación han sido propuestas como acuerdos del Tipo II que emanarán de la Cumbre de Johanesburgo. Estos acuerdos pueden ser suscritos por los gobiernos y la sociedad civil -incluyendo a las empresas transnacionales, con el objetivo de implementar la Agenda XXI y dar seguimiento a la Declaración del Milenio. En lugar de avanzar en los débiles compromisos políticos adquiridos en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, los gobiernos se disponen a abandonar su rol una vez más, y dejar en manos privadas y del mercado la gestión de los recursos naturales y las supuestas "soluciones" a la problemática ambiental.

Este tipo de iniciativas ya han sido promovidas en distintos foros como la Cumbre Mundial de la Alimentación, la Convención de Diversidad Biológica, el Convenio de Cambio Climático, el Banco Mundial, entre otros.

En el marco de la Cumbre de Johanesburgo estas Iniciativas de Asociación se están promoviendo con bombos y platillos ya que por sus caracterísiticas las mismas servirán a los intereses imperantes del capital transnacional de muchas maneras:

• sustituirán compromisos políticos que deberían adoptar los gobiernos;
• posicionan a las empresas transnacionales como actores fundamentales del Desarrollo Sustentable;
• facilitarán la privatización de la "cooperación" internacional;
• promoverán la privatización de la naturaleza; y
• afianzarán al mercado como principal administrador de la naturaleza y sus servicios.

Desarrollamos a continuación cada uno de los aspectos señalados anteriormente.

• Muchas ONGs y Movimientos Sociales apostábamos a que cumpliéndose 10 años de la Conferencia de Río, los gobiernos se dieran cita para compromerterse en un análisis profundo de las causas de la continua degradación ambiental y del fracaso del cumplimiento de los acuerdos logrados en Río, y acordar políticas ambientales internacionales que tuvieran como eje la sustentabilidad, la equidad y la participación, con las que confrontar las políticas de la globalización neoliberal impuestas por la OMC, el BM y el FMI.

Muy por el contrario, el proceso preparatorio de Johanesburgo mostró ser una farsa, ya que la gran mayoría de los gobiernos no está dispuesta a desafiar los intereses del capital transnacional que dictaminan las políticas neoliberales que tanto daño han causado al Planeta y a los pueblos que en el habitan. Huyendo a su responsabilidad de comprometerse a diseñar y acordar políticas que provoquen cambios profundos en los sistemas de producción y consumo a nivel mundial y que reconozcan los derechos de las comunidades a gestionar su ambiente en forma sustentable y por lo tanto a oponerse a aquellas políticas y proyectos que las afecten.

En lugar de asumir de una vez por toda su responsabilidad de garantizar un marco de políticas adecuado que nos permita caminar hacia un futuro más sustentable, los gobiernos se alían una vez más con las empresas, supuestamente con el objetivo de dar solución a problemáticas como la pobreza y la falta de agua potable y promover iniciativas como el desarrollo de energías renovables, pero nada hacen para confrontar las desvastadoras acciones de las transnacionales y las políticas que las amparan y le garantizan derechos especiales para seguir contaminando, destruyendo y atentando contra la vida.

• Con estas iniciativas las empresas pretenden posicionarse como actores de la sustentabilidad, evitando las incómodas críticas que ONGs, movimientos sociales y comunidades de todo el mundo han venido realizando durante muchos años. Las principales responsables de la destrucción ambiental pasan a ser las protagonistas de proyectos tendientes a dar supuestas soluciones a las comunidades más empobrecidas, y afectadas por la crisis social y ambiental. La técnica del maquillaje verde ha alcanzado niveles altos de sofisticación y hipocresía, los cuales serán promocionados en esta nueva cumbre.

Estas iniciativas permitirán además que las empresas ganen terreno en la promoción de los acuerdos voluntarios. Siendo ellas tan concientes y mostrándose tan preocupadas por el medio ambiente, nadie puede dudar de su disponibilidad a cumplir con acuerdos voluntarios. No hace falta imponerles normas para regular su accionar, ellas solas sabrán adaptar sus sistemas de producción para que los mismos sean limpios y socialmente beneficiosos.

• Los países industrializados del Norte nunca cumplieron con sus compromisos de Río de aportar el 0,7 % de su PBI para la cooperación internacional. En lugar de cumplir con sus compromisos, que no son nada generosos si consideramos el flujo continuo de recursos del Sur hacia el Norte, los países industrializados tendrán una nueva oportunidad para hacer caso omiso a los mismos, amparándose en estas iniciativas privadas para financiar el "desarrollo" en el Tercer Mundo.Se fortalecerá así un sistema bilateral de cooperación privada, en el que los más fuertes tendrán mayores posibilidades de control sobre los más débiles.

• Estas iniciativas nos traen a la memoria las propuestas de canje de deuda por naturaleza tan promovidas antes y durante la Cumbre de Río. Una vez más se pretende legitimar la apropiación privada de la naturaleza por parte de las transnacionales. Los acuerdos privatizadores de la naturaleza impuestos en el marco de la OMC, se reforzarán con este tipo de inicitivas que posiblemente conduzcan a la privatización de recursos vitales como el agua, la biodiversidad para el sustento y de servicios como la energía.

Las empresas transnacionales tienen como motus la inversión en función de un retorno económico, su objetivo principal es la generación del máximo lucro en el menor tiempo posible, la filantropía no constituye su razón de ser. Invertir en este tipo de iniciativas sólo tiene sentido en función de un retorno económico y social en términos de legitimación.

• Siguiendo la lógica de los ajustes estructurales de reducción del presupuesto público para fines sociales y ambientales, estas iniciativas pretenden afianzar la inversión privada en este campo, para legitimar una vez más al mercado como administrador más eficiente y como asignador de recursos. Las empresas privadas asumirán el papel del Estado de brindar los servicios básicos a la población, y al mismo tiempo podrán apropiarse del patrimonio nacional.

2. Análisis y crítica a la Iniciativa de Asociación Tipo II de los Países Megadiversos

En Cancún México, en febrero de 2002 se reunieron doce países con un alto nivel de biodiversidad, para conformar el "Grupo de Países Megadiversos con Espíritus Afines" convocados por el Gobierno de México., donde se firmó la "Declaración de Cancún". Estos países son: Africa del Sur, Brasil, China, Costa Rica, Colombia, Ecuador, India, Indonesia, Kenya, México, Perú y Venezuela. Posteriormente entraron Bolivia y Malasia; y representan el 70% de la biodiversidad del Planeta, y el 45% de la diversidad cultural.

Entre los aspectos principales que contiene la Declaración de Cancún están: la distribución equitativa de los beneficios, bienes y servicios, biotecnología, conservación de la biodiversidad, y control sobre la biodiversidad. A continuación desarrollaremos y criticaremos brevemente estos temas que aparecen en la declaración, base de la Iniciativa de Asociación tipo II.

Los verdaderos objetivos de La declaración de Cancún

• Distribución equitativa de los beneficios

El grupo parte de la premisa de que la biodiversidad posee un nuevo valor económico por su uso como recurso genético, especialmente para la emergente industria de la biotecnología y se propone obtener el mejor precio por ella.

Se plantea entonces desarrollar un sistema de distribución equitativa de los beneficios por el uso de la biodiversidad, en base a términos mutuamente acordados como pre-requisito para otorgar patentes. Reconocen la importancia de la iniciativa privada en las acciones que se puedan tomar para alcanzar los principios del Convenio de Biodiversidad, y manejar el "capital natural" de los países megadiversos. Finalmente se propone convertir las innovaciones de las poblaciones indígenas y locales en proyectos comerciales, y trabajar para que los actuales sistemas de propiedad intelectual tomen en cuenta el conocimiento tradicional asociado.

Existen muchos cuestionamientos de orden ético, científico y cultural sobre el patentamiento de la vida y de la apropiación monopólica de los conocimientos y prácticas tradicionales ligados a la biodiversidad. Aunque el objetivo de la propuesta podría ser interpretado como una forma de frenar la biopiratería, es en realidad una forma de legalizarla.

• Sobre los bienes y servicios

Dentro de la iniciativa de los países megadiversos, se propone la valoración de los bienes y servicios que presta la biodiversidad.

Aquí se presenta el problema de ver como "bienes y servicios" a la protección de cuencas hidrográficas, al equilibrio climático, a la polinización, a la protección del suelo, a la biodiversidad, etc. y de darle un valor de cambio, es decir de transformarla en mercancía. Como toda mercancía en el mundo globalizado, desde esta perspectiva, la biodiversidad puede ser privatizada. De ser usuarios, pasamos a ser clientes, y tenemos que pagar por los servicios, con el fin de "obtener una mejor calidad". La privatización de las áreas naturales, o por lo menos de su administración ya es un hecho en algunos países.

Además, con las negociaciones multilaterales de comercio, como son el Acuerdo General sobre Servicios en la OMC y la inclusión de servicios en el ALCA, los ecosistemas entrarían en el paquete de bienes y servicios que pueden ser liberalizados a la libre competencia. Dejamos como pueblos de ejercer soberanía sobre nuestros recursos.

• Sobre la biotecnología

La declaración propone el desarrollo de la biotecnología, para darle mayor valor agregado a la biodiversidad. La biotecnología incluye a la ingeniería genética.

La introducción de productos de la ingeniería genética en lugares que son centros de origen de cultivos, significa poner a las variedades tradicionales y los parientes silvestres de cultivos bajo peligro de generar contaminación genética.

• Sobre la conservación de la biodiversidad

Un último objetivo es la conservación de la biodiversidad.

Diez años después de que se adoptara el Convenio sobre Diversidad Biológica, podemos evidenciar que el problema de la destrucción de la Biodiversidad no se ha frenado, y que en muchos casos la conservación ha ocupado los últimos lugares de las políticas estatales. Esta realidad se ha evidenciado también en los países megadiversos. Por ejemplo en tres países andinos en los que se registra la mayor biodiversidad por unidad de área en el mundo: Ecuador, Perú y Bolivia, se han dado licitaciones petroleras en áreas naturales protegidas. En Colombia, se lleva a cabo la erradicación de cultivos ilegales usando defoliantes, que a su paso arrasan con la biodiversidad amazónica dentro de sus fronteras nacionales, y afectando además a los países fronterizos.

En otros lugares se han dado inicio a la construcción de grandes represas o proyectos mineros, que han atentado también contra la biodiversidad.

En el campo, tenemos una nueva amenaza para la biodiversidad agrícola, y es el surgimiento de los cultivos genéticamente modificados a escala comercial. Entre ellos se destaca la contaminación a variedades tradicionales de maíz en México, centro de origen de este cultivo. Por este motivo también se ha puesto bajo amenaza también la biodiversidad silvestre, como ha sido el caso de las mariposas monarcas, etc.

Si las políticas del Estado fueran más respetuosas con las poblaciones locales, y se respetara su forma de vida tradicional; si en las áreas naturales con alta biodiversidad no se iniciaran actividades que de alguna manera alientan la colonización -como la industria minera, petrolera o la extracción intensiva de madera-, y se construyeran para servir a estas industrias, carreteras; si en otras zonas del país existieran las condiciones de vida para que la gente no tenga que migrar y colonizar las áreas boscosas, el trabajo de conservación de la biodiversidad sería mucho más sencillo y con mejores resultados.

• Control sobre la biodiversidad

En varios de los países megadiversos, se han propuestos mecanismos de control de la biodiversidad como recursos estratégicos. En estos planes se enmarcan por ejemplo el Corredor Biológico Mesoamericano y el corredor Biológico Andino.

Aunque el objetivo anunciado es la protección de la biodiversidad, el objetivo real de los corredores biológicos es tener un acceso rápido a los recursos naturales especialmente la biodiversidad. Contradictoriamente, los mismos gobiernos que están trabajando en estos corredores biológicos, proponen toda una estrategia de integración de infraestructura que sin duda atentará contra la biodiversidad. Esta estrategia incluye el desarrollo sinérgico de transporte, energía y comunicaciones, ajustando los marcos regulatorios de los países hacia la libre competencia. En la región de Mesoamérica se destaca el Plan Puebla Panamá que tiene varios componentes. El primero es un intento del capital estadounidense de controlar la cuenca del Pacífico mediante corredores interoceánicos, para tener acceso al mercado asiático. Este plan geoeconómico incluye la expulsión de millones de campesinos de sus tierras para emplearlos en las industrias que serán creadas en el paso de estos corredores, sobre todo maquiladores, donde se ensamblará mercancía estadounidense o asiática que transitará velozmente entre los centros dinámicos de la economía mundial.

Otro objetivo de los corredores biológicos es tener un acceso rápido a los recursos naturales especialmente la biodiversidad. El Corredor Biológico Mesoamericano "tiene como objetivo integrar políticas de conservación mediante el establecimiento de conectores biológicos entre las áreas naturales protegidas del sureste de México, para evitar el aislamiento biológico de éstas, y garantizar el equilibrio de los ecosistemas terrestres y marinos, bajo esquemas de desarrollo sustentable", afirma el Banco Mundial, que apoya este corredor biológico. Este corredor se asienta en una zona estratégica para la apropiación de la biodiversidad latinoamericana.

En cuanto a los recursos energéticos, en esta región, que por la parte de México comprende Campeche, Chiapas, Quintana Roa, Tabasco y Yucatán, se extrae mas del 90 por ciento de la producción petrolera mexicana, allí se encuentra también la mayor parte de la capacidad de generación eléctrica del país. Todos los países centroamericanos involucrados en este Plan tienen reservas petroleras probadas. El plan mejorará el control sobre las mismas, e incluye la construcción de una serie de gasoductos, como el gasoducto Mesoamericano.

En América del Sur, algunos ejes de integración identificados incluye:
- Eje Andino
- Eje Interoceánico Brasil-Bolivia-Perú y Chile
- Eje Multimodal Orinoco-Guayana Suriname
- Eje Multimodal Orinoco Amazonas- la Plata
- Eje Multimodal del Amazonas (Brasil, Colombia, Ecuador, Perú)
- Eje marítimo del Atlántico
- Eje marítimo del Pacífico
- Eje Bolivia, Paraguay, Brasil
- Eje Perú, Brasil (Acre-Rondonia)

Estos ejes de desarrollo comprometerán seriamente la biodiversidad, y en compensación se dejarán unas islas de biodiversidad, que serán dedicadas a la bioprospección.

3. Dos aspectos claves contra la megadiversidad: Los OGMs y las patentes

3.1 Los organismos genéticamente modificados en centros de origen de cultivos

La ingeniería genética es totalmente diferente a otras técnicas de mejoramiento genético que se han desarrollado hasta el momento, pues involucra el intercambio genético entre especies que jamás lo harían en condiciones naturales. El intercambio genético ocurre entre organismos de distinto reino, y representa distintos riesgos para la agrobiodiversidad, especialmente en países que son centro de origen de cultivos.

La ciencia ya ha reportado algunos ejemplos de contaminación genética de variedades locales y parientes silvestres luego de la introducción voluntaria o accidental de organismos modificados genéticamente. Este es el caso de la contaminación de variedades de maíz al Sur de México, la que ocurrió a pesar de la prohibición del Gobierno Mexicano de introducir semillas de maíz transgénicos por los riesgos que esto entrañaba.

Para ilustrar esto, se va a tomar el ejemplo del algodón transgénico Bt, que ha sido presentado como el caso más exitoso de cultivo transgénico, y que se desea introducir o ya ha sido introducido en varios países tropicales, algunos de ellos centros de origen de este cultivo, y que conforman parte del grupo países megadiversos. Su principal uso es como fibra, sin embargo es también utilizado como material oleaginoso y como pienso. El cultivo de algodón, debido a la forma como se lleva a cabo, presenta varios problemas de plagas, las mismas que son controladas con plaguicidas, lo que ha causado serios problemas de salud en los trabajadores algodoneros. Como alternativa se ha desarrollado el llamado algodón Bt. Este es un algodón al que se le ha introducido el gen de una bacteria, Bacillus thuringensis que produce toxinas letales a varios grupos taxonómicos de insectos.

La introducción de estas nuevas variedades, no resuelve el problema de plagas, pues estas son el resultado de malas prácticas agrícolas: monocultivos intensivos, sin rotación, sin descansos, etc.

Impactos en los parientes silvestres y variedades no cultivadas del algodón
I
Un peligro de la introducción de algodón transgénico, en países que son centro de origen y diversificación del algodón, es que se produzca contaminación genética con sus parientes silvestres y variedades tradicionales. El algodón tiene varios centros de origen paralelo. Uno de los centros de origen es la India, donde se ha usado su fibra desde hace 5000 años. De ahí se expandió su uso a la China y el centro de Asia, Sicilia, España y Africa. La especie Gossypium barbadense es originaria y domesticada en América del Sur. Gossypium hirsuitum es originario de Centroamérica. Esta especie fue introducida en América del Sur, donde es usado en los cultivos comerciales. El algodón sudamericano Gossypium barbadense, es un cultivo tradicional. En la región amazónica forma parte de sistemas productivos muy complejos, con una diversificación genética muy grande, y con aplicaciones en la medicina tradicional. En otras partes del mundo, por ejemplo en Tailandia, se conoce por lo menos 16 especies relacionadas con el algodón con propiedades medicinales y es ampliamente utilizado por los curanderos de ese país. En la zona Tropandina existen varios parientes silvestres, de los cuales algunos son endémicos. Los parientes silvestres son las especies no cultivadas y que están relacionadas muy cercanamente con un cultivo, con el que pueden reproducirse. Algunos parientes silvestres son los antepasados directos de los cultivos. Los parientes silvestres generalmente están presentes en los lugares donde se ha originado un cultivo. La presencia de variedades y parientes silvestres del algodón hace que la introducción de algodón Bt sea una actividad de alto riesgo, pues no se puede descartar la posibilidad de una contaminación genética. Un revisión hecha en 13 cultivos, entre los que se incluye el algodón, demuestran que la mayoría de ellos se cruzan espontáneamente con parientes silvestres (Ellstrand et al. 1999). La hibridación desde un cultivo a especies silvestres puede ocurrir a distancias de hasta 1 Km. y a través de un rango amplio de incompatibilidad genética (Snow et al, 1997). Se estima que la taza de hibridación en experiencias a pequeña escala puede ser de 1% (Ellstrand et al 1999) y hasta del 100% cuando se trata de plantas silvestres que están muy próximas a la variedad transgénica (Klinher et al, 1999). El flujo de genes resultantes de esta hibridación puede influir en la estructura genética de las poblaciones. En el caso de poblaciones muy pequeñas, se puede producir su extinción (Ellstrand, 1992). Por tal motivo, en Estados Unidos se ha prohibido sembrar algodón Bt al sur de Tampa, porque en el Parque Nacional de los Everglades y en Florida Keys hay poblaciones de algodón silvestre (Gossypium hirsutum). En Hawai se prohibe la comercialización de algodón Bt pues allí hay un pariente silvestre del algodón Gossypium tomentosum.

Por otro lado, con el uso de las semillas transgénicas, las variedades criollas de algodón pueden entrar en desuso, y generarse un acelerado proceso de erosión genética. El resultado final será una mayor dependencia de los campesinos a la empresa productora de las semillas.

Otros impactos en el agroecosistema

Hablar de la conservación de la agrobiodiversidad, incluye además la conservación del sistema agrícola. El algodón Bt es una planta insecticida. Las hojas, tallos y toda la planta son tóxicas para los insectos. Al igual que con los insecticidas, otros insectos pueden ser eliminados. Estos pueden ser insectos benéficos que comen plagas, o pueden ser abejas, insectos polinizadores o dispersores de semillas, así como otros insectos, importantes en el equilibrio ecológico de los ecosistemas (Hilbeck, 2002). Esto puede producir un efecto "cascada" afectando poblaciones de otros organismos que se alimentan de esos insectos. Las plagas a las que se quiere controlar, pueden desarrollar resistencia a la toxina Bt (Andow, 2002), por lo que los productores tendrán que usar insecticidas convencionales, o se necesitará desarrollar nuevas variedades de algodón Bt. Además, los residuos del algodón Bt o el exudado de las raíces, pueden generar impactos negativos en la microflora del suelo (Stotzky, 2002).

Tecnología de control de la expresión genética en plantas

Delta & Pine Land y USDA poseen una patente sobre esta tecnología (patente 5,723,765), conocida también como Tecnología Terminator. Su objetivo es alterar la segunda generación de las semillas, para prevenir su germinación o cambiar el comportamiento de la planta, si es replantada (UNEP/ CBD/ SBSTTA/ 4/9/Rev.1, 1999). Esta es una solución tecnológica que la industria ha desarrollado para proteger sus ganancias, y obligar al agricultor a comprar sus semillas, en caso de que las leyes de propiedad intelectual no se apliquen. La tecnología ha sido ensayada en algodón. Si semillas producidas con esta tecnología empiezan a comercializarse, los agricultores se harán completamente dependientes de la empresa. La aplicación global de esta semillas acelerará los procesos de erosión genética.

Conclusiones

Los países que forman parte de los llamados "países megadiversos" tienen una gran responsabilidad con respecto a la conservación de la biodiversidad. La introducción de organismos genéticamente en estos países constituye un riesgo que estos países no pueden asumir, porque una vez que los cultivos tradicionales y los parientes silvestres han sido contaminados, será muy difícil controlar esta contaminación.

Todos los cultivos transgénicos que han sido liberados a escala comercial, y varios que están a punto de ser comercializados, tienen su centro de origen o de diversificación en alguno de los países megadiversos.

Hacemos un llamado a estos países a potenciar la rica biodiversidad presente en estos países y los conocimientos tradicionales asociados. En lugar de buscar soluciones agronómicas foráneas, controladas por las empresas transnacionales, que no podemos controlar y que están sujetas a derechos de propiedad intelectual, debemos buscar soluciones en nuestros propios recursos.

3.2 Los derechos colectivos y la desobediencia a las patentes a la vida

La propiedad intelectual se ha convertido en un tema esencial en la política internacional desde que Estados Unidos promueve su protección a través de los ADPIC (Acuerdo de Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el comercio) que se adaptaron en 1994 y, que ha obligado a los países megadiversos a reformar sus legislaciones domésticas y adaptarlas a los lineamientos de este acuerdo.
Desde entonces las patentes a la vida se aplican también en los países ricos en diversidad biológica, genética y cultural. Evidentemente las corporaciones biotecnológicas basan sus ganancias en el germoplasma de los países del Sur. Plantas de uso tradicional han dado lugar a los compuestos y medicinas más importantes para la cura de enfermedades que han afectado a la humanidad. El acceso constante y no cuestionado a los recursos y conocimientos de nuestros países continúan bajo la protección y, el reconocimiento que los avances que la biotecnología ofrece para la obtención de nuevos productos y procesos en los más diversos campos tecnológicos.

Sin embargo, las patentes no tendrían ninguna utilidad sino tuvieran que ver con la propiedad y el control. La propiedad intelectual permite la concentración corporativa y sugiere el camino hacia una nueva agricultura sin agricultores, desplazamiento que se completaría con el fomento de las políticas de libre mercado. Las patentes a la vida fomentan la concentración y acumulación corporativa, inciden para que los procesos productivos sean cada vez mas tecnificados y se incremente la erosión genética, biológica y cultural. Según un estudio de Gregory Graff de la Universidad de Berkley, para fines de 1998 la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos ha otorgado 1.370 patentes en agrobiotecnología a 30 compañías. Tres cuartas partes (74%) de estas patentes en agrobiotecnología fueron obtenidas por sólo seis compañías.

Por otro lado, la propiedad intelectual debilita la soberanía de los Estados, subordinando el interés público a los intereses corporativos. Los criterios que se utilizan para proteger la propiedad intelectual son criterios externos que no reflejan las peculiaridades de los países megadiversos, ni los efectos que la aplicación de los derechos de propiedad intelectual tienen sobre las relaciones socioeconómicas y, sobre los sistemas de innovación local, que en muchos de los casos son colectivos, responden a cosmovisiones y culturas invisibilizadas dentro de las políticas multilaterales.

En lo político, la ausencia de equidad en las relaciones internacionales coloca a los países megadiversos en un permanente estado de vulnerabilidad frente a las decisiones de la OMC y, a las presiones de orden económico que apuntan a subordinar la soberanía de los estados a los intereses y directrices de la economía del libre mercado. El orden jurídico internacional ha servido para legitimar una relación desigual e injusta dentro del ordenamiento multilateral, donde la protección jurídica es funcional al mercado y al proceso de globalización.

Pero si los sistemas de protección a la propiedad intelectual contaminaron a la soberanía como poder constituido, es decir a la soberanía como un concepto absoluto y exclusivo de los estados; la propiedad intelectual no puede contaminar la fuerza constituyente de la resistencia de los Pueblos y comunidades en defensa de la vida.

Mientras las patentes a la vida pretenden endosar el control soberano de los campesinos con respecto a las semillas, a su alimentación y, a la biodiversidad. Los derechos colectivos son la herramienta para resistir, conservar y renovar la relación colectiva entre el hombre y la naturaleza.

Sin embargo, la positivización en el derecho internacional de los derechos colectivos no guarda armonía con el modelo de globalización que impone un sistema multilateral de desregulación de las relaciones comerciales y, que a su vez, promueve la mercantilización de la vida. De esta forma se continua invisibilizando la legitimidad de la fuerza de la movilización indígena y campesina en defensa de sus derechos. Mientras los foros internacionales siguen obsesivamente el debate acerca de la conservación, utilización sustentable o participación de los beneficios derivados del acceso y utilización comercial de la biodiversidad. El debate sobre el reconocimiento del derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas, continúa a un ritmo lento; estrategia que garantiza el control corporativo y, deja en indefensión jurídica a los verdaderos custodios de la biodiversidad.

Los derechos colectivos son derechos patrimoniales, los mismos que no se limitan a la propiedad, sino que abarca todo el patrimonio de los pueblos. De los derechos patrimoniales nace una relación colectiva con la tierra, donde los miembros de la Sociedad tienen un conjunto de deberes y obligaciones con la naturaleza, abarca los distintos tipos de conocimientos, el sentido de espiritualidad de ciertos lugares y, la cosmovisión indígena.

Los derechos colectivos son también generacionales y acumulativos. Los conocimientos, las innovaciones y, las prácticas tradicionales de los pueblos indígenas y comunidades locales han sido compartidos de forma generacional, esto ha permitido que el conocimiento siga enriqueciéndose y, que la base genética continúe en expansión permanente. La esencia del conocimiento colectivo es el usarlo y compartirlo colectivamente, el uso colectivo de los recursos biológicos y de los conocimientos asociados han garantizado una amplia variabilidad genética. Esta característica no conoce límites territoriales y se comparten libremente entre los distintos Pueblos. Es quizá, la características que definitivamente hace del conocimiento tradicional incompatible con el sistema de patentes. La generacionalidad del conocimiento impide la apropiación exclusiva de una persona o comunidad específica. La titularidad de los derechos colectivos no puede ser exclusiva de un pueblo, ni excluyente pues responde a un proceso histórico y acumulativo de saberes.

Los conocimientos, innovaciones y prácticas tradicionales no tienen un marco temporal provienen de una herencia histórica, de un patrimonio cultural, son acumulativos. A su vez los distintos usos, prácticas y, manejo de la biodiversidad provienen de una herencia oral, el lenguaje que ha consolidado la existencia de una amplia variabilidad genética, la adaptación de las variedades a condiciones climáticas desfavorables, o a microambientes específicos.

Los derechos colectivos son también culturales y espaciales. La relación Pueblo Indígena - Territorio - Cultura, el carácter colectivo de esta relación y la integridad del concepto de territorio indígena son inseparables. El conocimiento tradicional colectivo se encuentra en estrecha vinculación con la cultura, lo que significa que el conocimiento de los pueblos indígenas está ligado a sus formas de expresión cultural, es parte de sus rituales, de su música, de su danza. El conocimiento incorporado a la diversidad constituye parte inalienable de su identidad. A su vez, la cultura está estrechamente ligada a un espacio territorial. Lo que significa que la conservación, uso y desarrollo del conocimiento se relaciona con el espacio físico en el cual los pueblos indígenas han reafirmado su identidad y construido su historia.

Si no entendemos que la propiedad intelectual es un mecanismo de exclusión de las relaciones humanas y de perversión de las formas jurídicas, si no interiorizamos que su verdadera razón de ser es el acceso y el control, no podremos entender la necesidad de desobedecer a la propiedad intelectual desde nuestras especificidades, pues sólo en la movilidad, la resistencia y la reafirmación en nuestros propios valores, los países megadiversos encontraremos la fuerza para reivindicar, apoyar pero sobre todo creer que la relación hombre - naturaleza no puede estar mediada por las patentes.

4. Declaración de Balí contra la Iniciativa de Asociación Tipo II de los Países Megadiversos

Carta abierta a los Representantes de los países megadiversos

Bali, Junio 2002

Considerando que durante esta reunión se han presentado propuestas a los delegados de los países megadiversos para promover contrapartes relacionadas con el acceso a los recursos genéticos, los conocimientos tradicionales y la biotecnología.

Dada las implicaciones que tales medidas pueden tener sobre los Principios de Río, incluyendo el Convenio sobre Diversidad Biológica, el Protocolo de Bioseguridad, los derechos colectivos reconocidos en el Convenio 169 de la OIT, los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Las organizaciones abajo firmantes exigimos a nuestros gobiernos

El cumplimiento de los compromisos que han asumido a través de los mencionados convenios internacionales;
Que se lleve a cabo amplias consultas nacionales sobre estas propuestas, antes de que se tomen decisiones en nuestros países. Estas consultas deben estar dirigidas especialmente a los pueblos indígenas y campesinas, y deben ser descentralizadas y democráticas; y
La presentación pública de los resultados de las consultas
Organizaciones firmantes iniciales

Acción Ecológica - Ecuador
Amigransa ­ Venezuela
Brasil Sustentable y Democrático - Brasil
COECOCEIBA - Costa Rica
Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo - Ecuador
Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio- México
WALHI - Indonesia

Si usted quiere adherir a esta carta, por favor contactarse con: Biodiversidad@accionecologica.org

Ésta será distribuida durante la Cumbre Mundial de Desarrollo Sustentable a los representantes de los países miembros del grupo.

* Esta publicación es una acción conjunta de REDES-AT Uruguay (Red de Ecología Social-Amigos de la Tierra), Acción Ecológica-Ecuador, y la revista Biodiversidad, Sustento y Culturas, proyecto conjunto de REDES-AT y Grain España (Genetic Resources Action International).

Los autores

Por REDES- AT: Karin Nansen y Alberto Villareal
Por Acción Ecológica: Elizabeth Bravo y Lucia Gallardo

Editora
Carmen Améndola

Acción Ecológica
verde@acciónecológica.org
Casilla 17-15-246C. Quito, Ecuador

REDES-AT
San José 1423
11200 Montevideo, Uruguay
biodiv@redes.org.uy

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