La industria de los fósiles, lejos de bajar la producción

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Han pasado diez años desde que el Acuerdo de París fijó la hoja de ruta mundial contra la crisis climática. Diez años en los que los gobiernos han reiterado, una y otra vez, la urgencia de abandonar los combustibles fósiles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global. Pero más allá de las promesas, los datos demuestran que la realidad es otra.

Según desvela el último 'Production Gap Report', un análisis elaborado por medio centenar de expertos de todo el mundo, indica que pese a sus promesas los gobiernos se disponen a producir un 500% más carbón, un 92% más gas y un 31% más petróleo de lo necesario para esquivar un calentamiento global extremo. "Es intolerable y, sobre todo, es injusto pensar en los costes humanos y ambientales detrás de esta expansión de la industria fósil", denuncia Neil Grant, coautor de este trabajo y experto de la plataforma 'Climate Analytics'.

El análisis, publicado este lunes, se centra en el análisis de los 20 mayores productores de petróleo (entre los que figuran algunos países europeos pero no España) y actualiza los avances y retrocesos logrados en los últimos dos años. Y es que fue entonces, durante la cumbre del clima de Dubái (COP28), cuando los gobiernos reconocieron formalmente la necesidad de abandonar los combustibles fósiles para mitigar el cambio climático y hasta dejaron por escrito su compromiso de impulsar los mecanismos para lograrlo de forma efectiva y rápida. "Pero tal y como demuestra este informe, dos años después muchos países no solo siguen atados al consumo de combustibles fósiles sino que, además, planean incluso aumentar su producción respecto a lo que dijeron hace unos años atrás", señala Derik Broekhoff, quien también ha liderado este trabajo director del Programa de Política Climática en el Stockholm Environment Institute (SEI).

Grandes retrocesos, pocas brechas de esperanza

El análisis señala que al menos 17 de los 20 principales países productores de combustibles fósiles, que entre todos suman hasta un 80% de la extracción mundial, se disponen a incrementar la producción de petróleo, gas y carbón para 2030. También hay 11 que han aumentado sus planes de consumo respecto a lo anunciado hace tan solo dos años, lo que refleja una tendencia de retroceso justo cuando la ciencia insiste en la necesidad de acelerar la transición. Entre los casos más significativos figura Estados Unidos, donde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se tradujo en la revocación de las órdenes ejecutivas sobre neutralidad climática aprobadas durante la administración anterior. También sobresalen Rusia y Arabia Saudí, gigantes petroleros que apuestan decididamente por expandir su capacidad extractiva a pesar de los crecientes riesgos económicos, ambientales y geopolíticos que ello implica.

En este panorama sombrío, la única brecha de esperanza proviene de un pequeño grupo de países que empieza a alinear sus políticas con los objetivos de cero emisiones netas necesarios para limitar la expansión del caos climático. El análisis señala que son seis los gobiernos que van en esta línea, frente a los cuatro que lo hacían en 2023. China encabeza este grupo tras cumplir seis años antes de lo previsto su meta de capacidad solar y eólica para 2030, un hito que confirma su papel como potencia renovable. Colombia ha adoptado una hoja de ruta para una transición energética justa, Brasil impulsa un programa específico para acelerar su transición y Alemania ha reforzado su compromiso con el abandono del carbón. Estos avances, afirman los expertos, son señales alentadoras pero que, aún así, resultan insuficientes frente a la magnitud de la expansión fósil global.

La contradicción de los subsidios fósiles

Otra de las paradojas que señala el informe es el tema de los subsidios a los combustibles fósiles. Sobre todo teniendo en cuenta que en la cumbre de Dubái los países prometieron eliminar las ayudas "ineficientes" al petróleo, gas y carbón bajo el llamado Consenso de los Emiratos Árabes Unidos. Pero frente a esta promesa, los registros indican que las ayudas a la producción de combustibles fósiles se mantienen cerca de máximos históricos. En este sentido, el informe argumenta que cada euro destinado hoy a sostener el carbón, el petróleo o el gas es un euro que no se invierte en renovables, eficiencia energética o adaptación climática y que, por lo tanto, prolongan la dependencia a modelo dañino para el planeta y las personas. "Lo que necesitamos ahora es valor y solidaridad para avanzar a gran velocidad hacia una transición justa", reclama Christiana Figueres, exsecretaria ejecutiva de la ONU para el clima, que recuerda que la transición no ocurrirá sola sino que" requiere decisiones políticas valientes y coordinación internacional".

El informe se muestra contundente al señalar que "cada año de inacción consolida un futuro más vulnerable y desigual". En este sentido, los expertos afirman que los retrasos en la reducción de la producción fósil no solo blindan nuevas emisiones, también multiplican los impactos climáticos como es el caso de las sequías, olas de calor, inundaciones y pérdida de cosechas que ya causan estragos en todo el mundo y que, de seguir así, irán a más en los próximos años. Por eso mismo, los especialistas señalan la importancia de fijarse en los países que sí están remando en la dirección correcta y que demuestran que, pese a todo, el cambio es posible.

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Fuente: Noticias Ambientales

Temas: Crisis climática

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