Lo que necesitas saber acerca del 'NAMA': negociaciones en la OMC sobre acceso al mercado de productos no agrícolas, por Amigos de la Tierra Internacional

Por qué las negociaciones de la OMC sobre el acceso al mercado de productos no agrícolas son una amenaza para el medioambiente y el desarrollo

Julio 2004

Los negociadores de la OMC están de nuevo tratando de avanzar con las negociaciones del ‘Programa de Doha’ de la OMC. Si hay algún movimiento en agricultura por parte de EEUU o la UE, entonces las negociaciones podrían realmente reencaminarse. Pero, si esto sucede, otro conjunto de conversaciones que hacen parte del paquete – conocidas como “acceso al mercado de productos no agrícolas” o NAMA (por su sigla en inglés), comúnmente conocidas como las negociaciones sobre aranceles industriales—también se iniciarían y podrían comenzar a avanzar con bastante rapidez. Es importante resaltar que aunque se ha prestado poca atención a estas negociaciones sobre aranceles industriales, si siguen su curso, ellas podrían tener graves repercusiones para el medioambiente y el desarrollo de economías justas y sustentables.

En NAMA, todos los recursos naturales están de hecho en juego para una parcial o completa liberalización, con un particular interés en la actualidad por el pescado y sus derivados, piedras preciosas y minerales. Otras restricciones al comercio (que se conocen como barreras no arancelarias –o NTB, por su sigla en inglés—entre las que se encuentran las medidas diseñadas para proteger el medioambiente y fomentar el bienestar social) también corren riesgo. Por ejemplo, en relación con el medioambiente, las siguientes restricciones ya han sido incluidas para su futuro estudio por la OMC: la certificación de productos madereros, restricciones sobre el comercio de productos químicos y virus por “razones estratégicas”, el seguimiento y etiquetado de pescado y sus derivados; prohibiciones generales a las importaciones por motivos ambientales; y requisitos de empaquetado, comercialización y etiquetado.

Además, los países en desarrollo también se encontrarán ante la perspectiva de la desindustrialización y la pérdida de importantes cantidades de ingresos fiscales aduaneros, ya que los países industrializados adoptan tácticas agresivas de negociación específicamente concebidas para abrir los mercados de los países en desarrollo [1]. Los países en desarrollo también corren el riesgo de perder la posibilidad de utilizar medidas comerciales como herramientas asequibles para proteger su medioambiente y fomentar el desarrollo económico interno. Esto podría perpetuar la dependencia actual de muchos países en desarrollo en las exportaciones de productos primarios y desalentar su diversificación económica.

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