Los nuevos confinamientos: dos estudios de caso en tiempo real

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En el breve plazo de una semana, durante febrero de 2005, los nuevos cercamientos fueron confrontados simultáneamente: la tecnología Terminator se impugnó en Bangkok, y las patentes Terminator fueron severamente cuestionadas en Berna. Las corporaciones están diversificando sus estrategias monopólicas más allá de las fusiones y el sistema de patentes

Todo esto comenzó con el seminario de la Fundación Heinrich Böll en la Ciudad de México en octubre del 2004.

LOS NUEVOS CERCAMIENTOS

En 1999 el Grupo ETC (Grupo de acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración) asumió la tarea de revisar periódicamente los avances sobre concentración corporativa y propiedad intelectual. Nuestro compromiso parte de la creciente certeza de que las corporaciones están diversificando sus estrategias monopólicas más allá de las fusiones y el sistema de patentes. El sistema de patentes comenzó a ser cada vez más problemático para las grandes empresas, cuyo poder económico en los tribunales resultó insuficiente para contrarrestar (o proteger) la amplitud de las patentes. Las empresas también perdieron la capacidad de controlar las patentes “submarinas” que pueden aparecer en cualquier momento y afectar sus intereses comerciales. Por otro lado, la estrategia corporativa convencional de adquirir compañías nuevas dueñas de valiosas patentes está en peligro. Primero, porque las pequeñas compañías desaparecieron rápidamente en los noventas, durante la frenética etapa de fusiones y adquisiciones, y segundo, porque las comisiones nacionales antimonopólicas se alarmaron (aunque con mucha calma) por el alcance de las gigantescas fusiones que velozmente estaban creando oligopolios en todos los sectores de la industria de la vida.

Por su conocimiento del entorno comercial, el grupo ETC advirtió que las compañías no podrían resistirse a los beneficios de la tecnología Terminator, una forma de patente biológica. Además de aumentar las ganancias obligando a los campesinos del mundo a comprar semillas nuevas en cada ciclo agrícola, la tecnología Terminator, con su semillas suicidas, lleva hasta el nivel del productor y el consumidor un mecanismo libre de litigio para fortalecer las patentes y los contratos, que prácticamente no le cuesta nada a las empresas. Por estos antecedentes auguramos que la industria seguiría ejerciendo presión para que Terminator se desarrollara y comercializara, aunque la Convención sobre la Diversidad Biológica hubiera adoptado una moratoria de facto en 1999 en contra de esta tecnología.2

Esto no implica que se haya abandonado el sistema de patentes. El grupo ETC concluyó que la inversión en el mapeo de los genes de las especies (de los humanos al arroz) llevaría a nuevos intentos por monopolizar valiosos recursos genéticos a través de solicitudes de patentes de ADN colocadas en bases de datos en Internet. De hecho, los nuevos avances tecnológicos volvieron más sencillo el proceso por el cual las corporaciones podrían “navegar” en las bases de datos de ADN y obtener secuencias con una potencialidad de uso inimaginable para la industria agrícola y farmacéutica: invenciones de “un solo clic” para los que revisan y otorgan las patentes.

CIUDAD DE MÉXICO

En esta ciudad, la Fundación Heinrich Böll organizó un encuentro sobre biopolítica a fines de octubre del 2004 con la intención de analizar los procesos de privatización de la vida y del conocimiento mediante la propiedad intelectual y la biopiratería.3 Tanto para Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC, como para mí, este evento fue una muy buena oportunidad de actualizar información sobre los nuevos cercamientos, analizar las estrategias y tendencias de las corporaciones, además de tener la oportunidad de escuchar al renombrado investigador, Dr. Paul Oldham, de la Universidad de Lancaster. Fue el Dr. Oldham el primero que investigó las patentes de arroz de Syngenta y denunció las intenciones de la empresa, que al parecer estaba buscando obtener una patente megagenómica, no solamente sobre el arroz, sino también sobre otras 40 variedades vegetales. Durante el encuentro en México, el Grupo ETC, junto con investigadores de más de 15 países, pudimos analizar y prever las estrategias de reversión de la moratoria impuesta por el CBD a Terminator en 1999, estrategias que tratarían de utilizar los gigantes genéticos en la 10ª reunión del comité de asesoramiento científico del CDB (SBSSTA por sus siglas en inglés) que se llevaría a cabo en febrero del 2005 en Bangkok, Tailandia.4

Lo que nunca esperamos al estar reunidos todos en la Ciudad de México, fue que en los dos foros programados sobre semillas Terminator (uno biológico en Bangkok, y otro legislativo en Berna) se libraran batallas paralelas.

UNA SEMANA EN FEBRERO

Durante la 10a reunión del Comité Científico del Convenio de Diversidad Biológica en Bangkok, los gigantes genéticos montaron una emboscada contra la moratoria de facto impuesta a Terminator. Al mismo tiempo, Syngenta casi logró una aceptación parcial de su patente megagenómica (que apodamos “daisy-cutter”, pues cubre las secuencias de floración de al menos 40 especies vegetales). Después de un mes de intensa campaña por parte de ETC y varias organizaciones civiles y sociales en contra de la patente, la empresa confirmó que abandonaría la lucha legal en la Oficina Europea de Patentes, en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos y en otras partes del mundo por la obtención de la misma.6

LA EMBOSCADA

El mundo entero, incluyendo la mayoría de los gobiernos participantes en la reunión de Tailandia, creía que la tecnología Terminator estaba muerta y que la moratoria de facto de 1999 había cerrado el tema sobre la esterilidad de semillas transgénicas. Sin embargo, a esta reunión también acudieron en tropel los cabilderos de la industria: no solo Monsanto y Delta & Pine Land representando a la industria internacional de semillas, sino también CropLife International por las compañías de plaguicidas y PHARMA por las gigantescas compañías farmacéuticas, quienes tienen enormes inversiones en plaguicidas y semillas, y tienen un muy especial interés en que Terminator abra el camino a los farmacultivos, plantas diseñadas genéticamente para producir drogas y otros compuestos químicos. Lo mejor de todo fue que las compañías habían convencido al gobierno canadiense hacer el trabajo sucio y tomar la delantera en contra de la moratoria. Como Estados Unidos no ratificó el Convenio de Diversidad Biológica, el respaldo de los países miembro era fundamental. Australia, Nueva Zelanda y Argentina, aunque porristas confiables, no eran aliados populares. El apoyo canadiense confundiría al Sur, logrando el silencio de las delegaciones carentes de instrucciones.

Para el grupo ETC el escenario estaba lejos de ser idóneo. Desde año nuevo el personal había trabajado en el tema de la patente megagenómica de Syngenta, ya que si se otorgaba, la compañía recibiría el monopolio de las secuencias genéticas clave de más de 40 variedades de cultivos, bloqueando exitosamente la investigación científica de otros institutos públicos o privados. La patente se conoció rápidamente como daisy-cutter, en alusión a la bomba “choque y estupefacción” de la fuerza aérea estadounidense, el arma convencional más poderosa del mundo que explota a un metro del suelo, eliminando todo ser viviente a un kilómetro de radio.

Previendo lo que podría ocurrir en la reunión de Bangkok, Hope Shand, Directora de Investigación de ETC, alertó a sus compañeros de oficina sobre la posibilidad de la presencia en masa de la industria, en su intento por promover una jugada que tuviera la intención de socavar la moratoria Terminator. Esta tecnología era demasiado rentable para que las compañías se rindieran fácilmente; los esfuerzos por convencer a los miembros de la sociedad civil de que peligraba la frágil moratoria y que Terminator todavía tenía oportunidad de comercializarse, no habían tenido éxito. La mayoría de las ONGs y representaciones de pueblos indígenas involucrados en el tema estaban ocupados en la segunda semana de reuniones de la CBD, lidiando con los temas de acceso a recursos genéticos y reparto de beneficios.

Mientras Hope y Jim Thomas (de la oficina de ETC en Oxford) volaron a Bangkok para monitorear la reunión (y organizar eventos laterales con la Dra. Ricarda Steinbrecher de Econexus), yo me dirigí a Brasil para participar en el IV Foro Mundial Social, y Kathy Jo Wetter (de la oficina de ETC en EEUU) partió hacia Trieste, Italia como la solitaria y no bienvenida Organización de la Sociedad Civil “invitada” a la reunión de la ONU sobre nanotecnología. En el Sur, Silvia Ribeiro se tomó un breve, pero merecido descanso en Uruguay y Verónica Villa estaba sumergida en reuniones de contaminación por transgénicos en Oaxaca. Todo al mismo tiempo.

EL GOLPE

Para las trasnacionales que preparaban la emboscada contra la moratoria, las cosas pintaban mal desde el inicio de la reunión en Bangkok. Los grupos de trabajo no acababan de sentarse a las mesas de negociaciones cuando Jim Thomas y Hope Shand ya estaban en los pasillos entregando copias de las instrucciones secretas de Ottawa para la delegación canadiense. Los gobiernos participantes leyeron el texto con gran interés: Canadá no sólo iba a levantar la moratoria y presionar para que se autorizaran las pruebas de campo conducentes a la comercialización de Terminator, sino que la delegación tenía instrucción de bloquear todo resultado contrario. Canadá, el llamado “muchacho bueno” del Convenio de Diversidad Biológica por haber sido el primer país en firmarlo y aceptar que el secretariado del CDB estuviera en Montreal, se preparaba para abandonar las negociaciones intergubernamentales, abriéndose paso con un lenguaje que pudiera debilitar o eliminar la moratoria de facto que había aceptado cinco años antes. ETC redactó frenéticamente un boletín de prensa sobre la posición canadiense que le dio vuelta al mundo.7 En Canadá, las ofendidas organizaciones de la sociedad civil encabezadas por Devlin Kuyek de GRAIN lanzaron una campaña global por correo electrónico, exigiendo a la delegación canadiense que “se dejaran de tonterías”. A las pocas horas, al bajarme del avión en São Paulo, me enteré de la controversia. Las cosas se complicaron más cuando The Guardian (gracias a Jim) reseñó la lo ocurrido y varios periódicos de otros países retomaron la nota.

BOMBA DE TIEMPO

No queda claro si fue la misma industria de semillas, en su afán por controlar el daño, quien apuró el debate sobre Terminator en la agenda del CDB o si fue mala suerte, pues el debate sobre la moratoria debería haber comenzado el miércoles y no el martes por la tarde. Probablemente las compañías esperaban que las delegaciones no hubieran recibido nuevas instrucciones de sus gobiernos, o que los dos grupos concurrentes de trabajo atrajeran a la mayoría de las delegaciones gubernamentales, alejándolos del debate Terminator. No funcionó.

Canadá y sus aliados corporativos, por hacer las cosas precipitadamente, menospreciaron la comida programada para el martes sobre el tema del Terminator, organizada por ETC y Econexus. Ante una sala llena, los delegados conocieron los avances científicos de la tecnología y las estrategias corporativas, enterándose del por qué Terminator no era la herramienta adecuada de bioseguridad. Algunas delegaciones dijeron a ETC en privado que las embajadas en sus países o regiones habían cabildeado activamente antes de la reunión de Bangkok, para que se impulsara una recomendación sobre las pruebas de campo y las comercialización de Terminator. Hope y Jim conocieron los mensajes de la embajada canadiense dirigidos a gobiernos del Sur.

Cuando el debate arrancó formalmente el martes en la tarde, la delegación canadiense se veía cansada. Trató de mantener un aspecto alegre a pesar de haber sido inundada de protestas electrónicas del mundo entero, particularmente de canadienses. (Para el viernes, Canadá reconoció haber recibido 3000 mensajes, aunque otros dijeron ser más de 5000). Supuestamente, y después de recibir instrucciones modificadas de Ottawa, la delegación mantuvo un nivel bajo de actividad, dirigiendo sus comentarios contra el informe del panel de expertos que analizaba los impactos potenciales de Terminator. (Hope Shand participó en este panel). Al final, Canadá no presionó públicamente a favor de levantar la moratoria, solo balbuceó algo referente a la necesidad de considerar a Terminator en el contexto de los marcos legislativos nacionales. Los demás gobiernos, descontentos por la cantidad de cabilderos de la industria en la sala y por el documento de la posición canadiense, defendieron la actual decisión del CDB, recordándoles a los otros países que el enfoque precautorio significaba no hacer pruebas de campo. Cuando le tocó el turno al representante de CropLife, en su calidad de organización observadora, dijo que también hablaba de parte de la Federación Internacional de Semillas, la industria biotecnológica, y la farmacéutica. Con su intervención no quedó duda alguna de que venía a defender los intereses económicos de la industria sin ninguna otra consideración. Su participación en pro de la “tecnología de modificación genética” fue tan incoherente que cuando concluyó, nadie tenía la más remota idea de qué había dicho. Hope habló de parte de las organizaciones presentes de la sociedad civil y, con firmeza, ofreció argumentos para la prohibición total de las tecnologías de semillas suicidas. Después, habló el representante agrícola del Programa para la Conservación y Desarrollo de la Biodiversidad Comunitaria ( Community Biodiversity Conservation and Development, CBDC Programme) de Filipinas, quien expuso un sólido y apasionado argumento contra las semillas Terminator.

Gracias a la renovada controversia, el presidente de la sesión formó un pequeño comité de delegados gubernamentales para que negociara un texto aceptable sobre la tecnología Terminator. Los integrantes del grupo de redacción fueron Canadá, Perú, la Comunidad Europea, Filipinas y Tanzania.

Mientras, las cosas para los cabilderos de la industria fueron empeorando. Tenían programada una recepción nocturna como estímulo para las delegaciones, previo a la contienda del miércoles, misma que se convertiría en un funeral después del debacle. Los cabilderos usaron el principio precautorio, probablemente entendiendo que cualquier declaración de la industria sería equivalente al suicidio propio. Decidieron sólo ofrecer alimentos y bebidas, pasar los videos y dar información, sin las presentaciones orales. Alguien de la sociedad civil le preguntó a un miembro de la delegación observadora del gobierno estadounidense si los canadienses sentían paranoia por la revelación de su documento interno. El funcionario se rió, diciendo que estaban “mucho más allá de la paranoia”.

El comité redactor trabajó a puerta cerrada hasta el miércoles en la noche. Hope y Jim comunicaron a las delegaciones afines que Canadá estaba presionando mucho, apegándose a su documento de Ottawa para debilitar la moratoria. Pero también supieron que los gobiernos del Sur y Estados Unidos habían luchado exitosamente contra los diversos intentos para debilitar la moratoria y abrir el paso a las pruebas de campo.

TEXTO TRAICIONERO

Sin embargo, cuando la delegación regresó al centro de congresos el jueves en la mañana, el texto preparado para su aprobación reflejaba, una vez más, el lenguaje a favor de Terminator. Los demás países del comité de redacción insistieron acaloradamente que no era el aprobado horas antes. De alguna manera, entre la sala de redacción y la plenaria, Canadá (o los cabilderos) influyeron para que la presidencia aceptara palabras no consensuadas. Esta movida, carente de sutileza, se revirtió. Las enfurecidas delegaciones atacaron el texto e hicieron trisas la redacción, reclamando que debía conservarse el lenguaje precautorio con respecto a Terminator. Las intervenciones claves de los gobiernos de Noruega, Suecia, Austria, la Comunidad Europea, Cuba, Perú y Liberia (de parte del grupo de África) impidieron el desastre. Cuando cayó el martillo para el cierre de la sesión, la moratoria de facto, a pesar de su fragilidad, permaneció intacta.

MONOPOLIOS “SYNGÉNTICAMENTE” MODIFICADOS

El martes en la mañana (tiempo de Ottawa), con menos de un día de haber regresado de Brasil, recibí un correo electrónico y una llamada de Hope, desde Bangkok. El 10 de enero, ETC emitió un comunicado8 atacando la solicitud de la patente “multi-genómica” de Syngenta, enviando cartas a la FAO, CGIAR y oficinas de patentes en Washington, Munich y Ginebra, exigiendo que se desechara la solicitud de Syngenta. El miércoles volé a Suiza para debatir con el presidente de esta empresa, en una reunión de Swissaid (una ONG hermana muy reconocida) sobre la biotecnología agrícola. Sin embargo, esa tarde en Bangkok, Hope recibió un ambiguo correo electrónico de Syngenta sugiriendo que la compañía estaba dispuesta a dejar caducar la solicitud de la patente en el Sur, pero no en Europa ni Estados Unidos. Descargué la carta y me dirigí al aeropuerto.

Como en Bangkok es noche mientras en Ottawa es mañana y mediodía en Berna, el personal de ETC mantuvo un flujo de información con turnos que cubrían las 24 horas. Mientras Hope y Jim concluían un largo día en el centro de conferencias de la ONU, Charlie Shymko llegaba a trabajar a las oficinas principales en Ottawa, y yo revisaba mis mensajes durante el almuerzo en Berna. El jueves, un día que pareció eterno, se diseminaron las noticias y los análisis de la patente Syngenta desde Berna hasta Bangkok. Mientras Hope y Jim trabajaban en los pasillos luchando contra el lenguaje Terminator inspirado por la industria, yo estaba en Berna debatiendo con el director de la Fundación Syngenta (representante del director de la empresa Syngenta). Ataqué a la compañía por su intento de monopolizar las secuencias genéticas básicas de 40 variedades vegetales. En privado, los funcionarios de Syngenta me dijeron que creían que la posición de la compañía era abandonar la patente en general, en el mundo. Les dije que eso no era lo que decía la carta de la compañía y pedí que dieran rápidamente una explicación.

EL INDESEABLE SCHMEISER

En Bangkok la situación seguía empeorando para la industria multinacional de semillas. El agricultor más conocido de Canadá, Percy Schmeiser (quien llevó a Monsanto hasta la Suprema Corte por contaminación de transgénicos), llegó inesperadamente a la reunión del CDB. Horas antes, Percy había enviado inocentemente un mensaje a Greenpeace Tailandia informándoles que estaría en el país atendiendo asuntos personales, y preguntó que si podría ser útil. Greenpeace contactó a Jim, organizó reuniones e invitó a los medios. Los representantes de la industria se enteraron de la presencia de Schmeiser cuando el agricultor de 74 años se acercó al jefe de la delegación canadiense, Robert McLean, y lo cuestionó públicamente por no representar los intereses de Canadá ni las inquietudes de los canadienses. Poco depués, los observadores bromeaban diciendo que seguramente por años el diplomático despertaría reviviendo la pesadilla pública que le había acontecido. Luego, Schmeiser entró a la reunión organizada por el grupo ETC y habló a los delegados y los medios, repitiendo su condena contra la posición canadiense referente a Terminator.

REY POR UN DÍA (¿EL DÍA EQUIVOCADO?)

Concluido todo, el jefe de la delegación canadiense le decía al que quisiera saber que Canadá estaba a gusto con el resultado. Insistió que la posición sobre la moratoria era de apoyo y no habló de la discrepancia entre este final feliz y las instrucciones de la Capital. Seguramente la gente que pasaba por el lugar creía que hablaba como Luis XVI frente a la guillotina insistiendo que la multitud estaba a punto de observar un suicidio, no un homicidio.

El viernes en la mañana, en el tren entre Berna y el aeropuerto en Zurich, recibí una llamada de Syngenta. La persona que hablaba, autor de la carta enviada a Hope, quería aclarar la posición de la compañía diciendo que ésta permitiría que la patente daisy-cutter perdiera vigencia en todo el mundo. Me quedé quieto en el tren, y le llamé a Jim en Bangkok, quien iba saliendo de la reunión de la ONU. “Syngenta se rindió”, le dije. Él me informó de los resultados de Bangkok y también me dijo “Percy envía saludos”. Una hora más tarde volaba camino a Ottawa y Hope iba rumbo a Carolina del Norte. Al día siguiente, Jim regresó a Oxford y Kathy Jo volvió, sin problemas de Trieste del encuentro de la ONU sobre nanotecnología. Traía mucha información concerniente a planes para desarrollar la tecnología en el Sur. Verónica regresó a la Ciudad de México, deseosa de trabajar con las comunidades agrícolas que luchaban contra la contaminación del maíz transgénico; Silvia regresó de Uruguay a media semana.

Queríamos celebrar pero no sabíamos bien a bien porqué. Había sido una semana pesadísima y les ganamos a las multinacionales en dos frentes. Pero cuando ya todo se había dicho y hecho, el mundo estaba en donde había estado una semana antes.

Terminator continúa representando la mayor amenaza a la diversidad de cultivos y seguridad alimentaria jamás conocida. Monsanto renueva anualmente su “juramento” de no comercializar esta tecnología, pero DuPont no ha hecho tal juramento y Syngenta continua obteniendo nuevas patentes Terminator. Del 27 al 31 de marzo del 2006, la tecnología Terminator aparecerá en la agenda de otro comité del Convenio de Diversidad Biológica y nuevamente se discutirá en la 8a Reunión de las Partes del CDB (COP 8) del 8 al 19 de mayo del 2006 en Brasil. Si los gobiernos y la sociedad civil no apoyan más, sólo es cosa de tiempo antes de que alguna emboscada tenga éxito. El Grupo ETC continuará luchando por una prohibición total de Terminator como defensa única y posible contra las semillas suicida. Referente al tema de Syngenta, ETC entiende que hay por lo menos 15 patentes de secuencias de “ADN digital” pendientes; algunas sobre cultivos múltiples similares a la daisy-cutter. Trabajaremos para que todas las patentes de este tipo sean rechazadas, para fortalecer los mecanismos de detección y alerta temprana a nivel de ONU y para aumentar la conciencia de la opinión pública sobre las estrategias de los nuevos cercamientos.

POSDATA

El 22 de marzo de este año, los medios científicos informaron que la compañía Syngenta había distribuido accidentalmente semillas experimentales transgénicas de maíz que no habían sido autorizadas por los legisladores de Estados Unidos, donde se estaba probando la variedad. Entre 2001 y 2004, Syngenta habría liberado y multiplicado accidentalmente las semillas no autorizadas, además de haberlas vendido a un número no conocido de países. Sin embargo, de Bangkok a Berna, los gigantes genéticos han insistido que sus sofisticados sistemas de manejo garantizarían que las semillas Terminator jamás se distribuirían inadvertidamente a los campesinos pobres y desprevenidos y que de hecho, sería la tecnología verde la que reduciría el riesgo de contaminación por transgénicos.

Notas

1 Terminator es una semilla de plantas genéticamente modificadas que al germinar y desarrollarse produce semillas estériles. Véase más información en página Web www.etecgroup.org

2 Cuando salieron al público por primera vez en 1998, las "semillas suicidas" desataron una avalancha de críticas y rechazo, obligando a Monsanto a abandonar la tecnología y forzando a que el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas impusiera en 1999 una moratoria de facto sobre su desarrollo posterior. Ver: ETC Group. El gobierno de Canadá a punto de liberar la amenaza Terminator en reunión de la ONU: grave avance de la comercialización de la Tecnología de Semillas Estériles. En página Web http://www.etcgroup.org/article.asp?newsid=499

3 Véase la página Web www.boell-latinoamerica.org para consultar las ponencias y la memoria del evento.

4 Para revisar los documentos generados en esta 10ª reunión, véase la página Web http://www.biodiv.org/doc/meeting.aspx?mtg=sbstta-10

5 Llamada igual que la bomba convencional más grande del mundo, que se lanzaba desde los aviones de la fuerza aérea de Estados Unidos para limpiar áreas para el desembarque de las tropas en Vietnam y durante las guerras del Golfo y de Irak. La bomba Daisy-cutter explota aproximadamente un metro antes de tocar el suelo y destruye cualquier cosa viva en un radio de unos 330 metros.

6 Véase ETC. Syngenta abandona su patente megagenómica. En página Web http://www.etcgroup.org/article.asp?newsid=503

7 Véase ETC Group, El gobierno de Canadá, a punto de liberar la amenaza Terminator en el mundo: gran avance de la comercialización de la tecnología de semillas estériles. Boletín de prensa del 7 de febrero del 2005. En página Web http://www.etcgroup.org/article.asp?newsid=499

8 Véase ETC Group. Syngenta: ¿gigante genómico? En página Web http://www.etcgroup.org/article.asp?newsid=496


Este artículo forma parte del libro “¿Un mundo patentado? La privatización de la vida y del conocimiento”, EDICIONES BÖLL - Consejo Editorial: Jorge Villarreal, Silke Helfrich, Alejandro Calvillo - Fundación Heinrich Böll

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