Manifiesto Sindicalista Feminista por una Sociedad del Cuidado

En el marco de la Décimo Sexta Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, y tras el histérico pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que reconoció el cuidado como un derecho humano autónomo, hoy, desde la Ciudad de México – declarada Ciudad de los Cuidados – levantamos la voz para afirmar que el cuidado no es un privilegio ni una concesión: es un derecho humano.

No hablamos únicamente de guarderías, licencias o centros de día. Hablamos de reorganizar la vida y el trabajo para que cuidar y ser cuidadas sea posible sin que nadie tenga que sacrificar su salud, su tiempo, su desarrollo personal o su ingreso.

Una verdadera ciudad de los cuidados no se mide por discursos o campañas de imagen, se mide: por brindar condiciones para cuidar, por presupuestos, por servicios públicos, por promover la ampliación de licencias laborales, salarios dignos y por jornadas compatibles con la vida.

Si pensamos más allá de esta ciudad, más allá de México e imaginamos una Latinoamérica que coloque verdaderamente los cuidados en el centro de la vida, si pensamos Latinoamérica como una región que se atreve a revertir siglos de organización social y económica que han situado la producción y el trabajo remunerado como medida principal del valor de las personas, significaría reposicionar el cuidado – esa actividad que sostiene la vida – como el verdadero motor que permite imaginar otros horizontes posibles: más sostenibles, solidarios, y en armonía con el buen vivir.

Significa reconocer que sin cuidado no hay salud, no hay educación, no hay economía, y que el bienestar colectivo se construye priorizando la vida sobre la ganancia. Una sociedad que valora el cuidado por encima de la acumulación abre la puerta a un modelo distinto de desarrollo, uno que no agote a las personas ni a la naturaleza, sino que las sostenga en igualdad, dignidad y reciprocidad.

Existen compromisos internacionales que no son opcionales para un país que se dice democrático y respetuoso de los derechos humanos. El convenio 156 de la OIT, sobre las trabajadoras y los trabajadores con responsabilidades familiares, establece que ningún empleo debe discriminar por la necesidad de cuidar y que los Estados y empleadores deben adoptar medidas para hacerlo posible.

Este convenio – que México aún no ha ratificado – es una herramienta fundamental para garantizar que las personas con mayores o con discapacidad a su cargo, tengan igualdad de oportunidades y trato.

La exigencia que hacemos, desde el Observatorio para la igualdad Sustantiva en los Sindicatos es clara: el Estado mexicano debe ratificar el Convenio 156 y cumplirlo con leyes, políticas y recursos, no solo con palabras. Una sociedad que no reconoce y protege las necesidades de cuidados, perpetua la desigualdad y la injusticia,

Respecto a la negociación colectiva con perspectiva de cuidados, nosotras las mujeres sindicalistas y nuestra lucha por los derechos laborales, consideramos a la organización colectiva como motor de cambio.

Nosotras sabemos que el derecho humano al cuidado no se logra en los congresos y en los discursos. Se conquista en las mesas de negociación colectiva, donde se acuerdan jornadas, licencias, prestaciones, infraestructura y medidas que permitan vivir con dignidad.

Negociar con perspectiva de cuidados significa exigir:

- Licencias parentales igualitarias y remuneradas para todas las personas.
- Flexibilidad laboral sin pérdida salarial.
- Eliminación de las brechas salariales y de ascenso vinculadas al cuidado.
- Servicios de cuidado dentro y fuera de los centros de trabajo, plasmadas en clausulas del contrato colectivo, de no ocurrir así corremos el riesgo de que los cuidados se conviertan en una cortina de humo que oculta Ia explotación y Ia precariedad.

El sindicalismo feminista no pide favores: exige corresponsabilidad real de empleadores y del Estado.

Por eso, compañeras sindicalistas, miremos con precaución el discurso empresarial vacío que va de las dadivas a la simulación.

Si las empresas se limitan a ofrecer “acciones simbólicas”, como una sala de lactancia mal equipada, talleres de yoga, un día libre en el afio, mientras mantienen jornadas extenuantes, salarios insuficientes y contratos precarios, eso no es corresponsabilidad, es simulación.

No vamos a permitir que el cuidado sea usado como cortina de humo para encubrir la explotación laboral. El verdadero compromiso se mide en condiciones de trabajo decentes: estabilidad, seguridad social, igualdad salarial y participación sindical. Todo lo demás son parches que maquillan la injusticia.

Nuestro llamado, como sindicalistas, es organizarnos en nuestra defensa por el derecho humano al cuidado, afirmando que no habré sociedad del cuidado sin trabajo digno y sin igualdad sustantiva.

Por lo anterior:

– Llamamos al Estado mexicano a cumplir con los compromisos internacionales y a ratificar el Convenio 156 de la OIT.

– Llamamos a las empresas a dejar de simular y asumir su responsabilidad, empezando por garantizar condiciones que permitan cuidar y ser cuidadas sin renunciar a la vida digna.

– Llamamos a todas la mujeres trabajadoras y sindicalistas a conformar La Red Latinoamericana de Trabajadoras y sindicalistas por el cuidado al centro de la vida, hoy con este evento, damos el primer paso para su conformación.

– Y llamamos a todas las organizaciones sindicales a poner el cuidado en el centro de la negociación colectiva, no como un tema accesorio, sino como un eje transformador de la vida laboral y social.

Porque el cuidado no es caridad, es justicia. No es un favor, es un derecho. Y no se negocia a la baja: se garantiza, se protege y se ejerce en libertad y con dignidad.

iPor un sindicalismo feminista que sostenga la vida y enfrente la explotación,
hasta que el cuidado sea un derecho real para todas las personas!

Fuente: Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA)

Temas: Desigualdad, Feminismo y luchas de las Mujeres

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