Cambio climático tambalea al shale gas: cuantiosas emisiones tóxicas de metano

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Junto a la publicidad de inversiones para el polémico fracking (fracturación hi­dráu­lica), el portal FuelFix no tiene más remedio que exponer las emisiones de metano en Estados Unidos (EU) que alcanzan hasta 75 por ciento (¡supersic!): mucho mayores a las estimaciones previas de la vilipendiada Agencia de Protección (¡supersic!) Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés)”.

De por sí el letal fracking requiere inmensas cantidades de agua –que contamina los escasos mantos freáticos– y de un centenar de sustancias químicas misteriosas (¡increíble!), al unísono de la provocación de sismos ( ver aquí).

Ya había reportado Bajo la Lupa ( ver aquí) los hallazgos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU/Unión Europea sobre la toxicidad del metano: poderoso gas invernadero que produce un efecto de calentamiento por lo menos 30 veces mayor al bióxido de carbono, según la reciente investigación de la prestigiada revista Science(16/2/14) –que involucró a siete universidades y a tres agencias de gobierno– financiada por un donativo de la Fundación Cynthia y George P. Mitchell. Cu­riosamente, el multimillonario te­xano (sic) George P. Mitchell es el “padre del fracking”. Su biografía semeja al arrepentimiento de Alfred Nobel: el creador de los premios homónimos, en redención a su letal descubrimiento de la dinamita.

El rigor científico de los buenos investigadores de EU se re­bela y revela ante el charlatanismo de los especuladores financieristas de Wall Street que crearon la “burbuja del shale gas (esquisto/lutita/grisú)” a punto de estallar (Bajo la Lupa, Desastre pasado, presente y futuro del gas en México; ver aquí).

Suena interesante que en una sola semana dos conglomerados de mucho poder en EU arremetan contra los efectos letales del tóxico gasshale: 1) la reprimenda de CERES, grupo de inversionistas con vocación biosférica, que exhibió, en medio de la peor sequía de los recientes 100 años, cómo el fracking produce escasez acuífera (sobre todo en Texas, frontera con el sediento noreste de México) debido al exorbitante abuso del agua fresca y de los mantos freáticos (Bajo la Lupa, Shale gas: abuso y contaminación del agua escasa en medio de la sequía en EU; ver aquí) y 2) el excelso estudio de la prestigiosa Science, que pone en la picota la masiva derrama del contaminante metano a la atmósfera, lo cual ahonda el calentamiento global, en medio de las tormentas polares que arrecian en el noreste de EU.

El estudio de Science evalúa la filtración del metano de las plantas procesadoras del gas natural, pozos y otras infraestructuras y su principal autor, Adam Brandt –profesor asistente de ingeniería de recursos energéticos en la Universidad Stanford–, consideró que las pruebas atmosféricas que cubren todo (sic) EU indican que las emisiones son 50 por ciento mayores a las estimaciones de la EPA.

Brandt insiste en que sus hallazgos representan estimaciones moderadas (¡supersic!), ya que pueden alcanzar entre 25 por ciento y 75 por ciento más (sic) de lo que reporta la EPA que no toma en cuenta las filtraciones naturales y carece de una visión clara de las filtraciones de la infraestructura del gas natural.

¿Padece ceguera deliberada la EPA para favorecer la depredación de las petroleras y gaseras de EU consentidas por el gobierno?

El ya célebre estudio de Science –realizado por los científicos de la Universidad de Stanford, el MIT y el departamento de energía del Laboratorio Nacional de Energía Renovable– pone en ridículo a toda la industria financierista/gasera/petrolera/regulatoria (v. gr. la EPA) en torno a los magnos intereses de Wall Street que crearon la burbuja del gas shale ( ver aquí).

Llama la atención que cinco meses atrás, la Universidad de Texas, muy bien lubricada por las empresas petroleras y gaseras locales, haya realizado la descabellada apología del shale gas y haya inventado la declinación (¡supersic!) de las filtraciones de metano( ver aquí).

¿Cómo puede existir tanta discrepancia e inconsistencia entre las entidades científicas del mismo país? ¿La diferencia se debe a lafuente de los financiamientos y/o donativos interesados?

La Fundación Cynthia y George P. Mitchell sugiere que el diésel (¡supersic!) puede ser un combustible más amigable para el clima, ya que las emisiones totales de su ciclo de vida tienen un menor impacto en el calentamiento global: los motores de diésel son relativamente limpios y menos contaminantes en comparación con el gas natural usado para el transporte debido a que se puede filtrar en varios puntos antes de que sea suministrado a los vehículos.

La fundación de marras acepta que el gas natural es una mejor opción que el carbón para las plantas eléctricas, ya que emite la mitad de contaminación.

Aconseja que sea preferible usar para los camiones y los autobuses el diésel en lugar del gas natural, que intensifica el calentamiento global.

A Coral Davenport, del NYT (13/2/14), le preocupan más las fugas del metano –que niega los beneficios de los vehículos de energía con base en el gas natural– en lugar de enfocarse a su tóxica contaminación que exacerba el cambio climático. Davenport juzga que el reporte presiona los esfuerzos de los estados de Nueva York y del noreste para que el gobierno federal regule las emisiones de metano, cuandoalgunos estados consideran implementar sus regulaciones.

Los estados de Nueva York y del noreste, en un año electoral (toda la Cámara de Representantes y parte del Senado en noviembre próximo), urgen a la EPA a crear regulaciones federales para la filtración del metano, lo cual obligará a las petroleras y gaseras –que se resisten a las regulaciones– a instalar equipo para capturar las filtraciones, además de intrusivas inspecciones, lo cual, incidirá en el alza del precio del gas natural. No faltan mercaderes bursátiles quienes desde ahora exigen capturar el metano para revenderlo.

Carlton Carroll, portavoz del poderoso American Petroleum Institute, cabildero anómico para las petroleras y gaseras en Wa­shington, se pronunció contra las regulaciones que exigen los lucidos científicos y, sobre todo, los afectados consumidores.

El abuso del agua, la toxicidad del metano, el uso de las misteriosas sustancias químicas y la protesta ciudadana global pueden detener la explotación irracional del gas shale. ¿Estará enterado El salvador de México, revista Time dixit?

Hoy la propuesta de usar diésel en lugar de gas natural volvería otra vez dependiente del petróleo foráneo a EU.

Se les atravesó una roca gigante en el camino a todos los panegiristas del gas shale.

www.alfredojalife.com

Fuente: La Jornada

Temas: Crisis climática, Petróleo

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