“Cuando el Estado no actúa, se pone del lado de la violencia”
La violencia no es un caso suelto ni una mala noticia en el periódico. Es un sistema que está funcionando todos los días. Vivimos en un país donde los hombres siguen matando a mujeres por ser mujeres.
Entre enero y octubre de este año ya se registran entre 53 feminicidios, mal contados. Y aunque digan que “hay menos”, la verdad es que siguen ocurriendo y con más crueldad.
Desde el 2015, más de 836 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas. Esa es la realidad. Vivimos en un país donde el 36% de los casos penales tiene que ver con violencia de género o intrafamiliar.
La casa es el lugar más inseguro para las mujeres y las niñas. Un país donde 6 de cada 10 adolescentes ha vivido violencia sexual. Un país donde en muchas maternidades todavía maltratan, insultan y humillan a las mujeres mientras paren.
En este país, todavía hay gente que justifica a los hombres que violan y que buscan niñas y adolescentes como “parejas” para poder controlarlas. Un país donde las violaciones grupales se graban en video, se comparten y se comentan, mientras muchos siguen atacando a la víctima en vez de protegerla.
La violencia contra las mujeres no es un problema de unos cuantos hombres “malos” o “enfermos”. Es el resultado de una cultura machista que mata a mujeres y a hombres. Una cultura machista donde nos enseñan que la vida de los hombres vale más que la de las mujeres. La violencia no tendrá género, pero el machismo sí, los hombres la ejercen y las mujeres la sufren.
Porque la violencia contra las mujeres es un sistema que nos golpea de muchas formas a la vez:
● Violencia física y feminicida: mujeres asesinadas sin una política seria de prevención.
● Violencia sexual: abusos y violaciones que casi nunca reciben castigo.
● Violencia psicológica: insultos, humillaciones, control, que todavía se ven como “normales”.
● Violencia económica: mujeres sin ingresos que no pueden dejar a un agresor porque no tienen cómo vivir.
● Violencia patrimonial: mujeres que pierden casa, bienes y propiedades por decisiones tomadas por otros y sin protección del Estado.
● Violencia simbólica: medios y redes que reproducen estereotipos y burlas contra las mujeres.
● Violencia digital: acoso, amenazas y difusión de fotos íntimas; 6 de cada 10 mujeres ya lo han vivido.
● Violencia por explotación y trata: niñas, adolescentes y mujeres captadas, movidas y vendidas con la complicidad de quienes deberían protegerlas.
● Violencia racista, la violencia xenófoba y la violencia homofóbica, que castiga a las mujeres negras por su color de piel, a las mujeres migrantes por su nacionalidad y a las diversidades sexuales y de género por existir.
● Y está también la violencia institucional: la que viene del propio Estado cuando niegan derechos a las mujeres, tratan peor a las personas negras, migrantes, de la comunidad o discapacitadxs, cuando una mujer va a denunciar y nadie la escucha; cuando la devuelven a su casa; cuando protegen al agresor, cuando no hay protección, ni seguimiento ni justicia.
Fuente: La Vía Campesina

