El camino hacia una reforma agraria popular en Colombia

Idioma Español
País Colombia

"Hoy nos movemos entre sueños y esperanzas, crisis y conflictos. Somos pueblos que continuamos en resistencia. Hemos atravesado un largo camino y acumulamos siglos de lucha que nos han permitido defender el territorio. Por ello, aquí estamos, en esta cita con la historia para realizar nuestro destino, para abrazar a nuestra madre tierra, liberarla y defenderla, pues para esto nos sobran razones"

Autoridades Indígenas del Cauca

Ponencia de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca para el Foro Social Colombia (3, 4 y 5 de noviembre en Bodega Alta Municipio de Caloto Cauca)

La Tierra, es esa gran madre de los pueblos del mundo, (tierra-agua-aire y fuego, componentes de la vida) son origen, principios regentes, son vida, sin ellos ni los animales ni las plantas, ni los hombres habrían podido desarrollar sus ciclos. Los pueblos indígenas desde nuestro corazón hemos reconocido por siempre esa esencia que significa la tierra para nuestra cosmovisión; ahora en diálogos con los hermanos de la madre cósmica, los afrodescendientes, los campesinos, los mestizos, los habitantes urbanos, expresamos a viva voz, ese reconocimiento cultural, más no para quedarnos en el paisajismo y lo poético, sino para exigir a todo aquel hermano que por interés personal pretenda ignorar esta gran verdad universal, por eso exigimos su respeto. Y el principal valor de respeto que pedimos es: ¡Su libertad!

“LIBERTAD PARA LA MADRE TIERRA”
EL CAMINO HACIA UNA REFORMA AGRARIA POPULAR EN COLOMBIA.

“Lo que debe ser todavía no existe más que en nuestro compromiso, en la memoria de todo lo que vive y en lo que tenemos que inventarnos, sembrar y proteger para abrir el camino”. Documento Político Marcha 2004.

¡Hay una razón profunda que inspira nuestros actos y palabras. Hay un propósito mayor que orienta nuestra lucha. Somos del Cauca y desde el Cauca somos de la vida, y para toda ella. Estas palabras explican y reclaman lo que han hecho siempre: Campesinos, Indígenas y Afrocolombianos en Colombia, por eso hay que leerlas desde el corazón y compartir la rabia, el dolor, el amor por la vida y el compromiso que nos une. Ahora nombramos nuestros actos para sentir y reclamar la compañía de todos los pueblos que habitamos este hogar, el hogar que es la Madre Tierra, y por eso: “Madre y tierra en libertad”!!. Texto central Libertad a la Madre Tierra 2005.

La Tierra, es esa gran madre de los pueblos del mundo, (tierra-agua-aire y fuego, componentes de la vida) son origen, principios regentes, son vida, sin ellos ni los animales ni las plantas, ni los hombres habrían podido desarrollar sus ciclos. Los pueblos indígenas desde nuestro corazón hemos reconocido por siempre esa esencia que significa la tierra para nuestra cosmovisión; ahora en diálogos con los hermanos de la madre cósmica, los afrodescendientes, los campesinos, los mestizos, los habitantes urbanos, expresamos a viva voz, ese reconocimiento cultural, más no para quedarnos en el paisajismo y lo poético, sino para exigir a todo aquel hermano que por interés personal pretenda ignorar esta gran verdad universal, por eso exigimos su respeto. Y el principal valor de respeto que pedimos es: ¡Su libertad!.

¿Por qué libertad? ¿A qué está sometida? Porque son las leyes de los humanas las que aprisionan la tierra, determinan los linderos. Y aunque es ley para todos, no a todos se les consultan las características de estas leyes limítrofes. Y esto es porque no es el valor de origen el que se le toma a la tierra sino el utilitarismo, la explotación desmedida de sus riquezas para acumular capital sin límite ni descanso a beneficio de unos pocos, mientras que la gran mayoría, no dispone ni siquiera de un pedazo donde sepultar su cuerpo cuando parta para los valles de los espíritus.

Los pueblos indígenas éramos los habitantes originarios de la hoy llamada América, pero desde la conquista española hasta nuestros días vivimos la historia de la expropiación territorial. Decimos que somos habitantes y no dueños de estas tierras, porque son propiedad ancestral, colectiva y permanente de todos sus habitantes entre quienes nos contamos con las aves, los animales, las plantas, el aire, el fuego, los ritmos, las relaciones, el equilibrio y la armonía que son nuestra Ley de Origen común.

Por eso no aceptamos a los que llegaron desde Colón con la idea de hacerse dueños de lo que es colectivo y debe someterse a la Ley del capital. Por eso somos hermanos y hermanas de quienes entienden y luchan por la LIBERTAD DE LA MADRE TIERRA, sin importar su origen, sus costumbres, su religión, siempre que respeten a la MADRE, la reconozcan y luchen por el equilibrio y la armonía de la propiedad colectiva. Los Afrodescendientes, los campesinos y los habitantes urbanos, en su gran mayoría, tampoco pueden decir que disfrutan de un territorio propio, en condiciones de dignidad.
Porque además de ser norma el concepto de la propiedad privada, también es claro que esa propiedad privada está en manos de una élite socio-económica, apoyada en los parámetros del imperio gringo y las transnacionales y son ellos quienes deciden los destinos de aquella gran masa de seres que éstos consideran sin categoría, por tanto sin derechos y desde luego, sus esclavos.

El proceso de civilización y desarrollo planteado desde la concepción occidental, ha roto el sentido armónico con que el hombre se relacionaba con la naturaleza. La filosofía del capitalismo basada en “Ser para tener” (vales por lo que tienes, y si más tienes más debes tener), que difiere totalmente de las concepciones espirituales y comunitarias que se basan en la filosofía de “Tener para ser”.

El resultado de estas contraposiciones es la lucha constante de quienes, defendemos el derecho esencial y ancestral, de reconocernos y disfrutar nuestra cultura en un territorio propio. Las consecuencias de esta situación se reflejan en nuestro país, a través de la violencia permanente, los desplazamientos forzados, la exclusión en el derecho a la tierra, la falta de oportunidades laborales, la vulneración de los derechos fundamentales y el conflicto armado.

El Estado tratando de desviar la atención del compromiso que tiene para con los ciudadanos de garantizar los derechos, ha formulado varias reformas agrarias que jamás ha cumplido, ni con las necesidades, ni con las expectativas de la mayoría de la población. Al contrario, estos procesos concebidos desde los poderosos en complicidad y con el aval de los gobiernos de turno, nos han sumido en un constante conflicto social, situación entre otras que generó en los años cuarenta el surgimiento de los movimientos insurgentes, transformándose hoy en el conflicto armado que es uno de los problemas que mas afectan a nuestro país.

Nos encontramos entonces, ante un panorama de múltiples realidades en el contexto agrario, donde indígenas, campesinos y Afrocolombianos, nos toca competir abiertamente en el tema de la tierra, con sectores económicos, personas y grupos armados, que utilizando diferentes medios, hacen valer la supremacía del poder, para concentrar la tierra a su favor, colocándola al servicio del mal llamado “desarrollo”.

El tema de la tierra en Colombia

Los indígenas tenemos títulos (lo cual no significa posesión porque en la selva y en el resguardo U'wa hay tierras en manos de colonos que no han sido "saneadas" equivalente al 27%). La mayoría del territorio indígena legalmente reconocido está en la selva amazónica (el 67%) que son zonas de caza, recolección y horticultura itinerante donde no puede haber sino -como en el caso de los Nukak- una familia en mil hectáreas de selva. En la selva del Pacífico (un millón de hectáreas de selva) y en el Desierto Guajiro (un millón de hectáreas). Entonces la mayoría de estas tierras no están en la zona andina: Mientras que en el Cauca, Nariño, Tolima, Córdoba o Caldas donde hay gran densidad poblacional de comunidades indígenas, viven en minifundios, aumentándole a esto que la gran parte de los resguardos del Cauca y Nariño están en tierras no aptas para la agricultura ni la ganadería; incluso en nevados.

Los censos agropecuarios del DANE muestran que los grandes usufructuarios (los dueños de las más grandes haciendas que concentran la propiedad de la tierra) son apenas el 0,4 %, es decir solamente 15 mil personas (una de las cuales es el presidente Uribe) disponen del 50 % de la tierra útil para labores agropecuarias en Colombia, las mejores.

Mientras que las pequeñas parcelas -que incluyen a los indígenas, afrocolombianos y campesinos del Cauca - solamente tienen el 14% de tierra disponible, de los cuales el 43% está sembrada, y es de donde sale el 60% de los alimentos que abastecen mercados de localidades urbanas.

Dada esta realidad, la mayoría de los grandes propietarios que concentran la tierra, se han convertido en un obstáculo a la soberanía alimentaria y al bienestar del país, pues solamente les interesa la explotación, la concentración de la tierra por ende especulación con los precios de la tierra.

Miremos: En efecto, la Contraloría en su informe, expresa que “mediante la compra o apropiación indebida de tierras -alrededor de un millón de hectáreas- por narcotraficantes y grupos armados ilegales en los últimos 20 años se ha realizado la más aberrante concentración de la tierra en el país. Una auténtica contrarreforma agraria. Los narcotraficantes poseen el 48% de las mejores tierras del país, mientras que el 62% de los propietarios (pequeños campesinos) sólo posee el 5,2% del área.

Según el PNUD y el DANE los narcotraficantes compraron tierras en 409 de los 1.039 municipios del país. Los casos más dramáticos son en los Departamentos del Valle, en donde este tipo de compra de tierras ascendió a 85%; Córdoba, 84%; Quindío, 75%; Risaralda, 71,4%, y Antioquia, 70,9% ".

Las cifras anteriores simplemente hacen palidecer las promesas del actual gobierno, pues cabe recordar que prometió para el cuatrienio la entrega de 200 mil hectáreas, de las que apenas se han adjudicado alrededor de 5 mil, esto es, menos del 5%. Las promesas gubernamentales se fundamentaban en la aplicación de la figura de la extinción de dominio, que como es de público conocimiento, tampoco ha funcionado.

Lo que se ha consolidando en muchas regiones, es una verdadera alianza criminal entre narcotraficantes, terratenientes, políticos y paramilitares, que han logrado variar radicalmente el mapa de la tenencia de la tierra en el país. En esta dinámica, nuevamente fuimos derrotados los indígenas, campesinos y afro colombianos y entre todos ellos, pueden contar en la última década, una cifra cercana a los tres millones 500 mil desplazados y despojados de sus tierras, frente a la omisión estatal y una evidente indolencia social.

Reformas Agrarias en Colombia

Como se ha consignado en los apartes anteriores, la solución a los grandes problemas de comunidades indígenas, afro descendientes y campesinas, tiene nombre de reforma agraria, pues de acuerdo con un reciente informe de la Contraloría General de la República , “La reforma agraria en el país, después de 42 años de su gestión, no cumplió con el propósito de redistribución de la tierra, pues ha sido de tipo marginal, dado su mayor énfasis sobre la colonización de territorios baldíos en la periferia y después de 42 años, la reforma agraria sólo ha beneficiado el 11.% de las familias potenciales estimadas por el Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola-CIDA a principios de los años 60, calculadas en 961.000”.

En todas las sociedades, la reforma agraria ha sido el soporte del desarrollo rural y el mecanismo para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del campo, sin embargo, en nuestro caso no ha contribuido a tal mejoramiento y las distintas leyes aprobadas se han movido, según dice la Contraloría, en un proceso de avance-retroceso, en tanto cada ley, con una iniciativa clara de reforma agraria, fue alternada con una ley de contrarreforma.

Así sucedió por ejemplo con la ley 200 de 1936, desmontada con la ley 100 de 1944 y más tarde, la ley 135 de 1961 que creó el INCORA, incumplida sucesivamente y al final desmontada con el famoso Pacto de Chicoral y con la ley 4 de 1973.

Queda entonces claro que en Colombia nunca ha existido la voluntad de realizar una reforma agraria, pues arrastramos toda una tradición colonial en donde la propiedad de la tierra sigue siendo un signo de prestancia social, de status y poder. La tierra en Colombia está en manos de la clase alta, de los políticos y últimamente de los narcotraficantes y paramilitares.

Lo más terrible es que sin haberse hecho Reforma Agraria, lo que sí se logró en los últimos años fue una contrarreforma agraria, según dice la Contraloría. Pero para ser precisos, no puede contra reformarse lo que nunca se reformó y por ello, lo que realmente existe, es una mayor concentración de la propiedad de la tierra, a través de la violencia y del lavado de activos producto del narcotráfico.

Hoy nos movemos entre sueños y esperanzas, crisis y conflictos. Somos pueblos que continuamos en resistencia. Hemos atravesado un largo camino y acumulamos siglos de lucha que nos han permitido defender el territorio. Por ello, aquí estamos, en esta cita con la historia para realizar nuestro destino, para abrazar a nuestra madre tierra, liberarla y defenderla, pues para esto nos sobran razones:

Es el tiempo de liberar nuestros territorios, pues no sólo los nuestros, sino los de los campesinos, afro descendientes y urbanos, los han convertido en grandes campos de batalla, en escenarios de una guerra que se realiza para propiciar el desalojo de los habitantes, convirtiéndose el desplazamiento forzado en una estrategia útil, para la concentración de tierras, que luego pasan a ser explotadas por las transnacionales.

Propuesta: Libertad para la Madre Tierra: El Camino Hacia La Reforma Agraria Popular.

No concebimos la Reforma Agraria únicamente como la necesidad de realizar una redistribución equitativa de tierras. Esto seria inconsistente y contradictorio con nuestra Ley de Origen y con la Palabra que estamos Caminando a partir del Mandato del Congreso Indígena y Popular. El problema es de fondo, no solo de forma. Si el TLC se firma, o si la estrategia neoliberal impone leyes como la de bosques, paramos, minas, parques, aguas, justicia y paz y protección de la inversión extranjera, de poco nos sirve tener títulos de propiedad sobre tierras que los Gobiernos al servicio del proyecto corporativo multinacional, entregan en concesión a intereses privados. El problema de fondo es el proyecto y el sistema que llegó con Colon. La manera de ver el mundo que trajo el Capital, la Muerte que nos imponen. Las minorías más poderosas que ha tenido la humanidad, utilizan sus armas, sus recursos económicos y su propaganda espectacular, para robarse la riqueza de la vida y transformarla en mercancía. Ya lo hemos dicho, SON PARA TENER. Explotan la vida para acumular. Nosotros no pedimos que nos den una parte en este proyecto. No queremos unas tierras para acumular. No queremos unas riquezas para explotar. Porque nosotros ya lo hemos dicho: TENEMOS LA VIDA PARA SER EN ELLA: TENEMOS PARA SER. Somos diversos. Para nosotros la vida no es un medio, sino el único propósito posible. La sabiduría de los pueblos consiste en generar riquezas en equilibrio y armonía con los ritmos y lugares de la Madre Tierra, para convivir entre pueblos en territorios y con todos los seres de la vida.
La Reforma Agraria Popular que necesitamos es la LIBERTAD PARA LA MADRE TIERRA, porque más que redistribuir, se trata de convivir, de respetar, de garantizar la soberanía y la vida. Ese es el desafió que enfrentamos. No proponemos una rapiña entre pueblos y procesos para ver quien se queda con más. Exigimos, en cambio, un mundo en el que quepamos todas y todos, en el que la Madre Tierra nos alimente, nos dé riquezas, pero no para que algunos las acumulen, sino para que la vida perviva. Por eso decimos no al TLC, no al Capital neoliberal, no a la guerra y sí, al país y al mundo diverso y necesario. Todo esto es REFORMA AGRARIA POPULAR; LIBERTAD PARA LA MADRE TIERRA y son inseparables.

Finalmente, queremos invitar a todas y todos nuestros hermanos que han sido desplazados para que vuelvan a sus tierras, ya es hora de regresar. Pero también invitamos al pueblo colombiano en general, a luchar por la realización efectiva de la REFORMA AGRARIA POPULAR, si es que aspiramos algún día, dejarle a las próximas generaciones un país más justo, incluyente y equitativo. De lo contrario, muchas guerras y muchos años de sufrimientos seguirán siendo el destino de nuestros pueblos. Reflexionen y adviertan: Muchas violencias, sino es que todas, cuando no han comenzado, han terminado en el campo, en la lucha por la tierra, y la que hoy padecemos, no es la excepción. Ya es hora de superar tanta injusticia y tanto odioso privilegio para unos pocos en Colombia.

QUE VIVA LA REFORMA AGRARIA POPULAR EN COLOMBIA
WECX WESXEICUE
¡MUCHAS GRACIAS!.

AUTORIDADES INDÍGENAS DEL CAUCA.

Fuente: Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca

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