Haití: quemados los regalos de la muerte

Idioma Español
País Haití

Lo último que necesita Haití es ayuda de gente como la de Monsanto Corporation, proveedor de semillas que esclavizan a los granjeros. “En lugar de facilitar la intensificación del saqueo capitalista de Haití, decenas de miles de granjeros eligen resistir al poder corporativo”, con fuego.

“Como todo aquel que trafica con drogas, Monsanto quiere que sus clientes se hagan adictos”.

Las semillas de la muerte fueron quemadas el 4 de junio de 2010. Los granjeros haitianos, muchos de ellos miembros del Mouvement Nacional des Paysans de Congrès de Papaye (MPNKP) y del Movimiento Campesino de la Papaya (MPP), no ven con gratitud el “regalo” de Monsanto.

Siguiendo los pasos del terremoto de Haití, Monsanto, la mayor compañía de semillas mundial decidió que donaría semillas “gratis” a Haití. Según la página web de Monsanto, “la donación de semillas híbridas a Haití se hace por los granjeros, el pueblo y la comida” [1]. Mucho más rápido que muchos de los millones prometidos en la conferencia de “donantes” para Haití, llegaron las semillas de Monsanto.

Una cálida – bueno, eso sería quedarse corto, una realmente ardiente – bienvenida esperaba al “regalo” de Monsanto. Los campesinos haitianos protestaron contra ese regalo mortal, la donación de semillas que el ministro de Agricultura haitiano legitimó. Las semillas híbridas fueron quemadas. A Monsanto y la agroindustria controlada por las corporaciones multinacionales, los granjeros haitianos le dijeron un fiero: “Ni hablar”.

Monsanto quiere hacernos creer que su preocupación es el bien de los granjeros haitianos. Sin embargo, muchos de los granjeros parecen tener una visión diferente. ¿Si estuvieras en el negocio de la venta de semillas, querrías incrementar tu cuota de mercado? Si fuera así, ¿cómo la harías? Una manera es eliminar la competencia: Madre Tierra y los granjeros son competencia; Madre Tierra suministra semillas gratis y los campesinos almacenan sus propias semillas. Así que Monsanto ofrece semillas híbridas “gratis” a los granjeros haitianos. Tal vez Monsanto espera que los granjeros acepten las semillas industriales y queden atrapados. Porque como todo aquel que trafica con drogas, Monsanto quiere que sus clientes se hagan adictos. Las semillas industriales, espera Monsanto, sustituirán a las variedades locales de semillas haitianas. ¿Y qué pasa si se pierde la biodiversidad? ¿Y si la base de la soberanía alimentaria de los haitianos se destruye? Monsanto habría ampliado su cuota de mercado creando granjeros dependientes. Los beneficios futuros estarían prácticamente garantizados porque las semillas de Monsanto necesitarían los pesticidas y abonos de Monsanto.

Finalmente, el mortal regalo de Monsanto atraparía a los granjeros haitianos, como ya hemos visto en la India, con la servidumbre deudora que incrementaría los beneficios de Monsanto.

“El regalo mortal de Monsanto atraparía a los granjeros haitianos”.

Tal vez Monsanto quiere hacernos creer que la búsqueda de beneficios no es su principal prioridad y que Monsanto está creando una situación en la que todos salen ganando. Después de todo, los granjeros haitianos también saldrán ganando. Los granjeros haitianos, dice Monsanto, estarán obteniendo mejores semillas. “Los granjeros haitianos necesitan semillas de buena calidad, porque cuanto mejor sean las semillas, mayores serán las posibilidades de obtener más comida de la misma tierra”. Incluso si aceptamos estas afirmaciones, y no hay ninguna razón para hacerlo, podemos rebatirlas en otros aspectos.

Supongamos que tener mejor semillas no es el principal factor que dificulta la agricultura de los granjeros africanos.

Supongamos que las políticas neoliberales impuestas a Haití que han destruido la agricultura local es la razón fundamental por la que Haití es un país dependiente en la producción de comida.

Pero no necesitamos suponer nada porque el hecho de que las políticas fundamentalistas del “libre” mercado abrieron la economía de Haití a una explotación más libre hace mucho tiempo que se ha establecido.

Luego tenemos el otro aspecto problemático de la afirmación de Monsanto: sus semillas ayudarían a Haití a obtener más comida de la misma tierra. Éste es un “parche” tecnológico que trata de eludir un problema político. El problema político que debe afrontarse es la enorme desigualdad en el reparto de la tierra, la destrucción deliberada de la agricultura tradicional campesina, y la intensificación del modelo agroindustrial. Incluso si las semillas híbridas de Monsanto son “mejores” (uno debería preguntar para qué - ¿la agricultura de monocultivo?), estas semillas no proporcionan a los granjeros haitianos riego para sus tierras, ayudas económicas suplementarias, créditos a bajo o nulo interés, o acceso y control de mejores tierras para la agricultura.

“El regalo mortal de Monsanto atraparía a los granjeros haitianos”.

Los granjeros que se reunieron para quemar las semillas híbridas de Monsanto saben esto. También saben que las entidades capitalistas no hacen el “bien” solo por hacer el bien. La maximización del beneficio es la motivación última de todos sus actos. ¿Cómo podemos entender sino sus intento de adueñarse de una cantidad cada vez mayor de las semillas mundiales – en otras palabras, la vida en si misma – como una propiedad intelectual? Mientras leemos esto debemos ser conscientes de que se está intentando validar y promocionar la tecnología “terminator” de Monsanto. La tecnología “terminator” hace referencia a las tecnologías restrictivas de uso genético (GURP, por sus siglas en inglés). Un buen ejemplo de esto son las semillas modificadas genéticamente para NO germinar. Lo que la naturaleza da gratis, las compañías de semillas quieren arrebatarlo y apropiárselo en su búsqueda del beneficio. ¿No hay algo fascista en esto?

De todos modos, mayores deudas y muerte no es algo atrayente para los granjeros haitianos. Es por eso que incineraron el regalo asesino de Monsanto. En defensa de la vida y de su modo de ganársela, los granjeros juraron guardar y compartir sus propias semillas. En lugar de facilitar la intensificación del saqueo capitalista de Haití, decenas de miles de granjeros han elegido resistir al poder corporativo.

Los granjeros que hicieron una hoguera con el regalo de la muerte de Monsanto comprenden que Monsanto es una pieza clave en la extensión del fascismo global. Hay una lección en la quema de las semillas corporativas. La acción directa por masas de gente es esencial si pretendemos enfrentarnos a la explotación y la dominación. La acción directa de las masas es básica para resistir al fascismo.

Se puede contactar con C. Uzondu en: moc.liamg@udnozu.a.c
Traducido para Rebelión por Mariola y Jesús María García Pedrajas

Fuente: Prensa de Frente

Temas: Corporaciones

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