Mari Menuco: el agua, la vida y la soberanía en disputa
Desde este lunes 20 de octubre se mantiene un corte selectivo en el ingreso a área de “Loma la Lata” que impide el acceso de maquinarias de YPF, por parte de la comunidad Lof Kaxipayiñ y el resto de las comunidades de la zonal Xawvnko, como forma de protesta ante el avance del fracking y en defensa de la vida, el agua y el territorio.
Los motivos
En los últimos meses, equipos de perforación y fractura hidráulica de YPF comenzaron a operar a menos de cincuenta metros del embalse Mari Menuco, la principal fuente de agua potable de la Norpatagonia. Son más de 35 camiones, toneladas de arenas silíceas y un decreto —276/25, firmado por el gobernador Rolando Figueroa— que abre la puerta a más de quinientos pozos sobre y debajo de los lagos.
Desde la Campaña Salvemos el Mari Menuco, integrada por organizaciones territoriales, ambientales, sindicales, académicas y de pueblos originarios, la alerta es clara: estamos ante una amenaza directa al agua, a la soberanía alimentaria y al derecho de las comunidades a decidir sobre su propio territorio.
Fractura a orillas del agua
Son numerosos los comunicados difundidos por la campaña, que vienen denunciando que YPF comenzó a fracturar dentro del área La Angostura Sur II, al sur del embalse. Allí, las ramas laterales de los pozos perforan bajo los cuerpos de agua que abastecen a más de medio millón de personas en Neuquén y Río Negro.
Los riesgos no son hipotéticos: un solo derrame o filtración podría liberar compuestos químicos altamente tóxicos, comprometiendo la salud, la producción frutícola del Alto Valle y los ecosistemas que sostienen la vida. Por eso, la campaña convocó a una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno y a una caravana al Mari Menuco, realizada el pasado 6 de septiembre, de la que participaron más de 80 vehículos para visibilizar el conflicto y exigir el cese inmediato de la actividad. Para esa fecha, el reclamo sumó una dimensión inédita. El Obispo de Neuquén, Fernando Martín Croxatto, envió una carta formal al gobernador Figueroa exigiendo información pública sobre los pozos iniciados por YPF junto al embalse.
El documento, que cita la encíclica «Laudato Si'», expresa un compromiso ético con la justicia ambiental y la protección de los bienes comunes, recordando que “el agua es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos”. Croxatto advierte que la situación no puede analizarse solo desde parámetros técnicos o productivos, sino desde “una mirada integral que reconozca el valor del agua como bien natural, cultural y espiritual”.
El obispo demandó al Ejecutivo que haga públicos los estudios de impacto ambiental, las evaluaciones de riesgo hídrico y los protocolos de contingencia, así como la consulta previa, libre e informada a las comunidades originarias conforme al Convenio 169 de la OIT y el Acuerdo de Escazú.
Voces desde los territorios en CABA
Tras la multitudinaria caravana, desde la Campaña organizaron una conferencia de prensa en la Ciudad de Buenos Aires para sumar apoyos y visibilizar una problemática que nos afecta a todos. En este sentido, Nahuel Lef, de la Confederación Mapuche de Neuquén, comentó que “hoy Neuquén está en una situación que nos obliga a salir de la provincia por la represión que hemos sufrido y por la censura total que sostiene YPF a través de la pauta en los medios”. Esta realidad se torna aún más crítica cuando menciona que “los embalses que hoy abastecen de agua a medio millón de personas fueron construidos sobre territorios mapuche sin consulta ni reparación, lo que los obligó a desplazarse y sobrevivir a sus orillas, y hoy son las mismas comunidades las que defienden y cuidan el agua de las petroleras”.
Por su parte, Yamila del Palacio, miembro del Observatorio Petrolero Sur (OPSur), organización que hace años viene monitoreando el impacto del fracking en la región, sostuvo que esta técnica “consume millones de litros de agua mientras vivimos un contexto de sequía. Hay una contradicción brutal entre el discurso del desarrollo y la realidad que destruye las fuentes de vida”, sin mencionar que la postergación a las comunidades es total, pues no gozan de ningún beneficio de ese mal llamado progreso, al punto que ni siquiera tienen gas natural allí donde se lo extrae.
Los embalses de Mari Menuco y Los Barreales fueron creados en los años 70 para regular el caudal del río Neuquén. Hoy esa infraestructura está en riesgo por el fracking a metros de las represas y por la presencia de material hidrocarburífero antiguo bajo el agua, lo cual implica un riesgo latente. Yamila complementa esta visión explicando que “un derrame en uno de los embalses afectaría no solo a Neuquén y Centenario, sino a toda la cuenca del río Neuquén, ya que lo que sucede cuenca arriba repercute cuenca abajo: comprometería el riego, la producción frutícola y los alimentos del Alto Valle”, y ante la pregunta sobre el origen de la campaña responde: “La Campaña Salvemos al Mari Menuco nació de la preocupación compartida entre comunidades, organizaciones, iglesias, sectores científicos y culturales. Hoy somos más de treinta espacios que trabajamos juntos por una sola consigna: el agua primero”.
Ambos testimonios resaltan la necesidad de un cambio de paradigma: Lef concluye: “Defender el Mari Menuco no es un capricho ambientalista, es defender la vida. El agua que se contamine en esos lagos es el agua que toma toda la región”, mientras que Yamila agrega: “No es una campaña contra la industria: es una campaña a favor del agua, de la vida”.
Progreso o destrucción: qué modelo alimenta el fracking
Neuquén vive hace más de una década bajo la promesa de “desarrollo y energía”. Pero el extractivismo deja tras de sí territorios degradados, napas contaminadas y comunidades desplazadas. La dependencia de esta lógica profundiza la crisis ambiental, social y alimentaria: un modelo que convierte el agua —fuente de vida y de producción— en insumo de muerte.
El fracking, además de consumir millones de litros de agua por pozo, amenaza la soberanía alimentaria regional. Las represas del Comahue no solo producen energía: riegan los valles donde se cultiva buena parte de la fruta que alimenta a la Patagonia y grandes ciudades del país. Contaminar el agua es también contaminar los alimentos y romper los lazos productivos y comunitarios que las organizaciones campesinas y familiares sostienen a pulmón.
En palabras de Nahuel Lef, “lo que vivimos en Vaca Muerta no es prosperidad ni desarrollo: es destrucción, contaminación y empobrecimiento. Neuquén es la provincia más endeudada del país mientras se saquean sus recursos”. Y añade: “Defender el Mari Menuco es defender la posibilidad de alimentarnos con lo que el territorio provee; es elegir la vida frente a la lógica de la renta”.
Silencio mediático y represión en los territorios
Mientras los pozos avanzan y la justicia calla, los grandes medios de comunicación locales y nacionales mantienen un silencio funcional al poder político y corporativo. En una provincia donde la pauta publicitaria petrolera sostiene buena parte de la prensa, los conflictos ambientales aparecen inexistentes o relegados a la marginalidad informativa. En este sentido es que Lef sostiene que “ya no hablamos de la YPF estatal que soñaba con la soberanía energética, sino de una YPF cooptada por los Rocca, por Tecpetrol. Es la empresa que hoy administra la pauta del gobierno nacional y controla lo que se puede contar y lo que no”.
Este cerco mediático se complementa con la represión directa a las comunidades mapuche que defienden el agua. En el istmo entre los lagos Mari Menuco y Los Barreales, el lof Kaxipayiñ fue reprimido por fuerzas provinciales y vigilado por seguridad privada de YPF tras impedir una fractura en su territorio. Lejos de dialogar, el Estado responde con judicialización, persecución y hostigamiento a quienes encarnan la resistencia territorial.
Mientras los organismos responsables —EPAS, AIC y ORSEP— guardan silencio ante los pedidos de informes, y la justicia provincial deriva amparos que deberían tutelar derechos, se profundiza un escenario de impunidad ambiental. No se trata solo de negligencia: se trata de un entramado de poder donde la política, la empresa y la justicia coinciden en desactivar los mecanismos de control ciudadano. El resultado es un Estado que se desentiende de su deber de proteger, y un pueblo que debe volver a hacerlo por sí mismo.
Territorios, comunidades y agua: el límite de la fractura
El conflicto por el Mari Menuco vuelve a exponer una pregunta de fondo: ¿puede existir democracia o progreso si se silencian las voces que advierten sobre la destrucción de los bienes comunes? La respuesta sigue floreciendo en cada acto de resistencia, en cada caravana, en cada guardia ambiental, donde las comunidades resisten e impiden el avance de la fractura. La defensa del agua es, hoy, la defensa del territorio, del futuro y de la soberanía alimentaria de la región.
Fuente: Huerquen

