“Nosotros vivimos en un corral de alambre”

Idioma Español
País Argentina

Crónica del encuentro con las comunidades mapuches Rams, Felipín y Cayupán, 17 de agosto del 2025, Paraje de la Media luna, Neuquén. 

I

Arrancamos temprano en la plaza, con frio. Una ronda en el homenaje al Libertador. 

Están el cura que habla mapuzungún y Doña María, la que acuñó la frase “el Río es nuestro alimento”, que se hizo mantra en los diez años de resistencia. Sus pizzas son tan buenas como sus eslóganes. 

Está el pueblo con sus banderas, están las comunidades mapuches. Entreverados con las asambleas neuquinas que han venido de todos los rincones. Pellizcame que no es un sueño: están el intendente, los concejales, la policía: todos unidos con el mismo objetivo claro de salvar el río que los alimenta. En mis pagos, eso suena a lo impensable mismo. Y sin embargo, ya ves: cantan juntos, con emoción merecida, el Himno más poético que haya escuchado, y que más tarde supe, fue compuesto por el poeta Marcelo Berbel. 

“un presagio de machis le corre por la sangre/ multiplicando panes igual que en nguenechén/ su vocación de pueblo palpita en los torrentes…”, reza, y me pregunto cómo alguien podría ponerse al servicio de reprimir y desalojar a los mapuches y a quienes defienden el agua después de cantarlo.

II 

Llegamos al Paraje de la Media Luna. 

Sin viento nos toca hoy. Las comunidades mapuches nos reciben con lo mejor. 

Es un lugar bellísimo. Ahora es una guerra de perros y alambres, que llevan chivos blancos y peludos de aquí para allá. De grito de arriero, que se hunde en el horizonte. Parece tranquilo, pero en cualquier momento la cosa puede ponerse espesa.

Desde la ruca se ve todo lo que pasa en la casa de enfrente, y viceversa. La tienen en condominio, según el día de la semana, la policía y el puestero de la estancia que los traicionó. 

-Si sabía estar con nosotros, comer acá, charlar mateando las horas, y después…

Candados, tranqueras, cadenas, tenazas. Del disgusto a la angustia cotidiana, y otra vez echar los perros, mover el rebaño. 

-Nosotros vivimos en un corral de alambre, ya no tenemos campo abierto- dice doña Julia, mientras se aferra con emoción a la pastalinda, y hace de la masa de las empanadas parte sustancial de su oratoria.

Más tarde voy a recorrer un poco, y voy a ver cercos casi encima de las puertas de las casas, separándolas del espacio donde juegan los niños, del columpio y unos cobertizos. Están rodeados por los Cartier Millón, los Tapia, los Husar y los Madorran. En cualquier momento se les meten por la fuerza, y se preparan para resistir la embestida. Hay sensación de inminencia. 

III

Cuenta la historia de Hortensia Antileo, que tenía 13 años en 1937. Cuando desalojaron en un sólo día a toda la gente de la tierra. 

-Fue terrible porque las chivas estaban pariendo, y echaban a los chivatos en bolsas para salvarlos, porque les disparaban hasta a los animales recién nacidos…- dicen de un modo especial. Como que a quién le puede entrar en la cabeza matar un chivito recién nacido, hacer ese daño.

Historias como esas le dan la trizadura a la voz de la lonko Liliana, cuando dice:

-Yo conozco el miedo que ellos tenían, que no tenían ni un abogado, ni nadie que los ampare ante los atropellos de la policía, de los jueces, de los ricos. Y es por la resistencia de ellos, los ancestros, que aquí estamos. Todo ser que existe tiene su valor, y eso no es del dinero.-

IV

Por suerte tienen un abogado que se la juega. Necesitamos abogados valientes, insiste el fiscal Gómez. Como Germán, que lleva la causa de las comunidades mapuches. Como Marcos, que está bancando la movida para frenar el fracking en el Lago Mari Menuco, y que asistió al Fede durante las tres horas que estuvo ilegítimamente privado de su libertad en Neuquén. En quince minutos y gratis: gracias totales.

Bah, en realidad necesitamos de todo tipo de valientes, siempre… 

El periodista Dario Aranda citó una frase de Rodolfo Walsh: – ”Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

Antes no los decía por temor a la policía, pero ya sabemos que nos han marcado para ensuciar nuestros nombres. Precisamente como ya sabemos adonde han ido a parar todos esos aumentos de presupuestos exorbitantes en la SIDE; que bien podrían ahorrarse en vez de perseguir y hostigar gente honesta. 

Y qué nos importa, si nuestra dignidad está en un sitio que les es inalcanzable, impensable siquiera. 

En la ruca se dijo dijo palabra inspirada, sobre lo único e irrepetible de cada quien, que ofrece la totalidad de su ser en esta causa. 

El compromiso, dicen a menudo, como dice el Himno de Neuquén. Como dice la cosmovisión mapuche, como dice la hospitalidad que nos brindaron con cada gesto. 

Ya no como mártires, ruego yo, ya tenemos demasiados en una lista que es más larga que la impunidad misma. Un peldaño más arriba que el orgullo por lo que hacemos, incluso, está ese sitio, donde reside la alegría de ser quienes somos. En esa zona.

¿A quién se le puede pasar por la cabeza destruir esta belleza que somos?

Fuente: Huella del Sur

Temas: Acaparamiento de tierras, Defensa del Territorio , Pueblos indígenas

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