Paraguay: Mujeres campesinas e indígenas contra el capitalismo y el patriarcado

Idioma Español
País Paraguay

Magui Balbuena, es integrante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas del Paraguay (CONAMURI). En diálogo con Marcha, en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, contextualizó los atropellos y violencias sistemáticas que las mujeres y la población indígena están atravesando en ese país.

Magui Balbuena es militante por el derecho a la tierra y la democracia. Durante la dictadura stronista en Paraguay fue perseguida y apresada, por lo que tuvo que pasar tres años exiliada en Brasil, desde donde siguió trabajando clandestinamente en la reorganización del movimiento campesino nacional. Al regresar a Paraguay en 1980 participó de la fundación del Movimiento Campesino Paraguayo (MCP) y cinco años más tarde fundó la Coordinación de Mujeres Campesinas (CMC), donde surgió la primera manifestación de mujeres rurales en plena dictadura.

En el año 1999 en el día Mundial de la Mujer Rural, y ante la necesidad de generar un espacio propio de las mujeres, conscientes de que además de dar la lucha por la tierra había que dar la lucha por sus derechos, se funda en una reunión de 300 mujeres trabajadoras, campesinas e indígenas la CONAMURI. Con la idea de transformar la sociedad, el reconocimiento de la diversidad de los pueblos, de las mujeres, y la búsqueda de alternativas frente a la situación de opresión, pobreza y exclusión.

PARTE I

-¿Cuál es el contexto en el que se encuentra Paraguay actualmente?

Paraguay se encuentra en una situación de represión constante como resultado de las luchas de nuestro pueblo. Vivimos una dictadura de 35 años y luego 23 años de una supuesta democracia que no funcionó justamente porque los represores continúan en el gobierno en los diferentes lugares de poder. Por eso hasta hoy en Paraguay no se puede decir que se vive en democracia porque los asesinos, los torturadores están libres. Este gobierno con una fachada democrática con sus leyes y represiones está desarrollando una dictadura colorada, una dictadura empresarial en nuestro país.

En ese marco, se han generado tantas luchas en nuestro pueblo a lo largo de nuestra historia que el pueblo ha sido capaz de no doblegarse y continuar el legado de lucha de nuestros antepasados y mártires que han soñado liberar al Paraguay.

El mayor problema es la violencia que, a partir del golpe de estado organizado por un grupo de sólo 42 parlamentarios bandidos que destituyen a Fernando Lugo, quién había tenido más de 800 mil votos en las elecciones. Así quien en ese momento había sido vicepresidente de Lugo, Federico Franco el golpista, en un año de gobierno realizó un plan de entrega de nuestro país y nuestros recursos a Horacio Cartes.

Como la legislación de privatización se generó en el gobierno de Franco, cuando asumió Cartes el parlamento ya le concedía poderes absolutos para hacer lo que quiera. Así desde esta legislación Paraguay está prácticamente vendido e hipotecado a trasnacionales. Por eso nuestra lucha justamente es contra la “APP”, la Alianza Público-Privada que avanza con una ley que garantiza la estabilidad de las Trasnacionales con grandes préstamos y privatizaciones.

Por otra parte, nos encontramos en ciertas zonas del país en estado de sitio donde se le ha dado a las Transnacionales poder de control y represión desde el Parlamento al Estado. Por ejemplo en el norte donde dicen que están los ´grupos armados´, intervienen fuerzas de tareas conjuntas que hacen imposible la vida, se atropellan y masacran comunidades indígenas. Nos encontramos con cientos de presos/as que no se sabe realmente si son ciertas las causas por las que los apresan. No hay explicación de la muerte y la masacre.

-A la vez se encuentran con un avance de la frontera sojera y la violencia que el agronegocio requiere para imponerse, ¿no es así?

El principal conflicto en este momento es con el agronegocio, la soja está matando y corriendo pueblos indígenas del Chaco paraguayo en particular, y de todo el país. Es el problema más grave porque fumigan a las comunidades y aquellas que quieran detenerlo son reprimidas por policías especializados que matan o encarcelan. La fumigación es un problema nacional, no hay siquiera leyes para poder amparar y frenarla. A su vez nos encontramos con la presencia de civiles armados y constituidos en grupos de sojeros, ganaderos y terratenientes. Hoy en los lugares donde mayor violencia hay ésta es ejercida por grupos que funcionan ya como un ejército.

Hay mucha persecución a las comunidades indígenas, los sojeros brasileros tienen una dinámica en la que primero pactan con algunos líderes indígenas y alquilan parte de los territorios de las comunidades. Luego los titulan y van sacando a las y los indígenas de sus propias tierras. Así empieza el cultivo masivo de soja dentro de las propias comunidades indígenas y están siendo fumigados. Hay niños y niñas que nacen malformados, enfermos o muertos. En ese marco, algunos líderes que negocian con los sojeros afirman que ´las fumigaciones no hacen nada´ y otros que ´es mejor morir envenenados que de hambre´. Esto provoca el desplazamiento de las comunidades a los márgenes de la ciudad de Asunción en condiciones infrahumanas.

-¿En dónde las condiciones son peores?

La salud y la educación han empeorado mucho en el último tiempo. Por primera vez con el gobierno de Lugo el pueblo había tenido acceso a las mismas de forma totalmente gratuitas, antes se pagaba la consulta y se compraban los remedios. Se logró el cobro de subsidios a las personas de mayor edad y un apoyo mensual económico para los más empobrecidos de forma mensual. Eso ya no existe, así como también han desaparecido todos los comedores populares y las comidas que se garantizaban en las escuelas. Estamos mal, mal y mal pero sin embargo el gobierno ha realizado préstamos de mil millones de dólares para un programa que se llama ´sembrando oportunidades´ con el cual se va a ´acondicionar´ a los campesinos y campesinas, quienes para recibirlo tienen que cultivar soja.

-¿Sembrando el agronegocio?

Exacto, están sembrando y fortaleciendo el agronegocio, esto es muy terrible. Y las organizaciones que hemos perdido prácticamente el reconocimiento del gobierno, no se ha vuelto a conseguir ni un pedazo más de tierra, ni créditos, ni apoyo para la producción de alimentos, nada hay en este momento.

-Cuando habla del contexto de ´dictadura de las empresas´ en la que se encuentra sumergida el pueblo paraguayo desde el golpe de estado, ¿cómo se encuentran y qué estrategias se están dando los movimientos sociales?

Los movimientos sociales nos encontramos siempre en desventaja, por la criminalización de las luchas, la persecución, las leyes anti terroristas en vigencia, la represión, el amedrentamiento permanente, crímenes a dirigentes y luchadores sociales por sicarios. Se vive en condiciones muy adversas en Paraguay ya que sumado a la represión nos encontramos en una situación de pobreza generalizada lo que nos hace perder la posibilidad de movilizarnos en forma masiva hacia la capital o departamentos.

Sin embargo, se siguen encontrando estrategias de resistencias. Hace un mes ante la caída del precio de la chía y del sésamo que se cultivó masivamente en el departamento de San Pedro, los campesinos y campesinas que habían vendido el año pasado a 22 mil guaraníes el kilo, en este año se los compraban a 4 mil. Ante la pérdida, los productores deciden movilizarse a lo que se va sumando la lucha de los camioneros que se encuentran cerrando rutas ante el aumento de los peajes. En ese marco, la lucha indígena y campesina se está acentuando en la medida de sus posibilidades ante el avance del agronegocio y la fumigación, la suba de precios, los desalojos y contra la violencia del Estado que se ejerce desde el gobierno.

Es muy grave la situación que viven las comunidades indígenas organizadas ya que son permanentes las amenazas a las lideresas y lideres organizados. Encapuchados que las persiguen y violentan, para que no hagan sus reuniones, para que hagan silencio y no salgan de la comunidad.

Aún así como alternativa y lucha conjunta tenemos la articulación Curuguaty compuesta por varias organizaciones campesinas, solidarias, de derechos humanos, partidos políticos de izquierda que desde la masacre de Curuguaty vienen realizando un trabajo inmenso de acompañamientos, solidaridad y acciones concretas para acompañar el encarcelamiento y huelga de hambre de los compañeros presos.

También estamos en el Congreso Democrático de los Pueblos que en el 2002 nos ha llevado a grandes movilizaciones a las organizaciones como el cierre de rutas de 16 días en todo el país que hemos hecho una fuerza enorme logrando sacar legislaciones de privatizaciones que impulsaba el Parlamento.

-¿Este es el espacio desde el cual están organizando la marcha del 10 de diciembre “la tierra y el trabajo son derechos”?

Si. Ahora se reanuda y reactiva la posibilidad de volver a articularlo, en ese marco convocamos para este 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos a hacer una gran Marcha Nacional en Asunción contra la violación de los mismos para la que nos estamos preparando.

PARTE II

-Ante este contexto tan hostil que atraviesan en el país, las feministas siempre ponemos de manifiesto que los derechos de las humanas se ven doblemente atropellados. ¿Cuál es tu visión al respecto?

Es terrible, porque con las fumigaciones son las mujeres las que más sufren con abortos espontáneos y cáncer. También porque son sus hijos los que nacen malformados o enfermos y ellas deben atenderlos. Es decir, que son las que sufren las consecuencias de los agrotóxicos en su comunidad y familia. Y a su vez las que se empobrecen más porque justamente con el uso masivo de los agrotóxicos, los animales domésticos ya no se crían, los chanchos, las ovejas, las cabras, las gallinas, no hay nada entonces se van empobreciendo cada vez más y por eso resultan ser las más afectadas.

También de las comunidades las mujeres son las que migran a hacia las ciudades y cruzan las fronteras en busca de trabajo tanto a Buenos Aires como a Sao Pablo y terminan siendo explotadas en talleres clandestinos, donde las encierran en gran campo de concentración donde trabajan y viven sin poder salir. Ellas son nuestras compañeras, nuestras vecinas de las comunidades que se van arriesgando su salud y dignidad.

A su vez, en ese contexto muchas caen en la trata de personas. Hay redes masivas en Argentina, Brasil inclusive en España. Las mujeres son las que van asumiendo mayormente las cuestiones económicas, dejan a sus hijos con padres y hermanas/os y con ello las complicaciones que conlleva. Hay una permanente destrucción de la dignidad de las personas con el este modelo de sociedad que tenemos en Paraguay, que es tan ofensiva que genera tantas atrocidades que es terrible vivir todos los días.

-¿Qué otros tipos de violencia atraviesan las mujeres?

La inseguridad que se vive es muy extrema en todas partes para las mujeres. Ellas denuncian la violencia intrafamiliar y nadie les hace caso hasta que aparecen muertas, asesinadas por sus propios maridos. Eso sólo saldrá un día en prensa un día y luego se olvidará. Han aumentado los crímenes a las mujeres en este proceso de gobierno de dictadura empresarial colorada. También la violencia y la inseguridad que en los barrios pobres donde no hay trabajo ni perspectiva porque ya la vida no vale nada.

Esa es la situación, por lo tanto requiere de nosotras que avancemos en nuestras luchas, que redoblemos el esfuerzo, que generemos más conciencia rápidamente, que nos movilicemos y capacitemos más contra este sistema. Por eso son situaciones también de mayor compromiso y exigencia para las organizaciones, y para las mujeres ni que decir porque nosotras tenemos que luchar en nuestra familia, en el campo y en la organización participando de las movilizaciones y formándose como lideresas. O sea es una tarea imprescindible y necesaria pero que exige mayor compromiso de las mujeres, más tiempo y fuerza y en eso estamos, y sólo es posible si lo hacemos articulando.

-¿Y a partir de la articulación como Coordinadora qué tarea se encuentran realizando?

Desde CONAMURI intentamos atacar desde todos los frentes, por eso estamos en la articulación Curuguaty, en el Congreso Democrático del Pueblo, en No a Monsanto un espacio donde luchamos contra la multinacional. Y bueno, estamos trabajando en las comunidades en la lucha contra el agrotoxico, en la producción de alimentos agroecológicos.

También tenemos nuestras escuelitas de comunicación, formación y agroecología con una coordinación político pedagógica que realizan un equipo compañeras y compañeros que se formaron en las distintas especialidades hace años y se encuentran desarrollando todos nuestros programas de formación.

-Y desde ahí dan la batalla…

Así es, ¡para llevar adelante la batalla y con éxito!

Fuente: Marcha

Temas: Movimientos campesinos, Feminismo y luchas de las Mujeres, Pueblos indígenas

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