Argentina: agricultura familiar

Idioma Español
País Argentina

Esas unidades productivas-familiares de subsistencia necesitan de una estrecha relación con el Estado para que, con políticas públicas focalizadas, ese sector se fortalezca

Los productores familiares representan las dos terceras partes de las más de 300 mil unidades productivas del sector agropecuario. Ocupan 23,5 millones de hectáreas, producen más de 12 mil millones de pesos y generan el 53 por ciento del empleo directo del sector, según el Censo Nacional Agropecuario 2002 realizado por la Secretaría de Agricultura y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Pese a la representatividad de este grupo, más de la mitad se encuentra con grandes dificultades para asegurar su reproducción familiar. El resto se divide entre los que tienen capacidad de capitalizarse (21,5%) y los que están en una situación intermedia (26,0%). Cash dialogó con Julio Elverdín, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar, sobre los obstáculos que enfrentan los agricultores familiares.

¿Cómo caracteriza la agricultura familiar?

–Es un tipo de producción donde en muchos casos la unidad doméstica y la productiva están físicamente integradas. La agricultura es un recurso significativo en la estrategia de vida, son productos básicos de su alimentación. La fuerza de trabajo es predominantemente la de ellos y la producción suele ir al autoconsumo. Hay pequeños productores que venden el excedente y otros que están más capitalizados y planifican su producción para el mercado. Muchos de ellos están en situaciones de pobreza muy duras y no les resulta fácil tener excedente. Nosotros estamos pensando, desde el punto de vista del desarrollo tecnológico, en los que tienen más limitaciones. Algunas de estas familias se ubican en ámbitos urbanos y periurbanos, y están en condiciones de vulnerabilidad.

¿Con qué dificultades se enfrentan esos productores?

–Depende de los momentos que vive la economía: productores que a fines de los ‘90 estaban en situación de quiebra, después de la devaluación y con los precios actuales están en mejor situación. El diagnóstico hecho por los distintos programas muestra que el desarrollo de la pequeña agricultura no depende sólo de lo tecnológico. Hay que acompañarlos con políticas adecuadas de precios, marcos normativos diferenciales y apropiados para la pequeña agricultura, gestión económica y financiera, educación, salud, vivienda, medio ambiente y sanidad ambiental, entre otros aspectos. Un gran tema es el de la tierra, que no se remite sólo al problema de titularización. Porque con el título de propiedad se le da una oportunidad, pero se corre el riesgo de que sea transferido al mercado de tierras.

Y lo que deberíamos pensar es cómo esa gente logra un mejor arraigo en el lugar y que no se vaya.

¿Cómo es la relación entre las organizaciones y el Estado?

–El Estado nacional –Ministerio de Desarrollo Social, la Secretaría de Agricultura, el INTA, entre otros– tiene algunas líneas de trabajo pensadas para la pequeña agricultura, como el Programa Social Agropecuario, el Proinder, el Programa Minifundio, el Prohuerta, y otros que están netamente dirigidos al sector. Ahora se está trabajando en una mejor coordinación entre las organizaciones y los programas. Desde este programa de investigación estamos haciendo articulaciones entre los programas y con las organizaciones de los productores en los territorios.

¿Cuál es el impacto de la agricultura familiar para los productores?

–La variable más importante para ellos es posibilitar la reproducción familiar. Cuando no lo logran, parte de la familia empieza a migrar, se pierden los terrenos y se cortan las redes tejidas en los territorios, que además se empiezan a despoblar. Nuestra estrategia es trabajar a partir de la necesidad de la gente y no en lo que nosotros creemos que es su necesidad. Si logramos que tengan una legislación clara e incluirlos de una forma racional para que puedan ser agentes reconocidos por la sociedad, el sector campesino podrá potenciar su rol.

¿Hay voluntad política para hacerlo?

–Se han abierto canales de participación interesantes con el Foro Nacional de Agricultura Familiar –en el que participan más de 400 organizaciones– y con el Movimiento Campesino Indígena.

Página 12, Argentina, 11-3-07

Comentarios

05/12/2007
Biodiversidad en América Latina, por Natalia Aruguete
Buenas tardes:
Estoy de acuerdo en lo que respecta a la autora de esta nota, no sólo está buenisima, doy fe que es re-inteligente: una combinación sensual y explosiva. Sólo para entendidos.
17/05/2007
Autor, por Natalia Aruguete
Sta re buena la autora, je, je!!!
30/03/2007
agricultura, por ¿?
no sse